vivienda

La urgencia de impulsar vivienda asequible y responsable en la CDMX

Lectura: 4 minutos

A lo largo de esta pandemia, los habitantes de la Ciudad de México (CDMX) incrementaron en un 25 por ciento sus búsquedas de viviendas en otras demarcaciones del país, según datos de la plataforma inmobiliaria Lamudi. Entre las principales causas del interés de mudarse se encuentran el aumento de los precios de los inmuebles en la capital del país y la disminución en el poder adquisitivo de sus pobladores. 

Y es que la COVID-19 y su consiguiente confinamiento, demostraron la importancia de que las personas tengan una vivienda asequible y de calidad. Precisamente por ello, ION Financiera puso sobre la mesa el Foro “CDMX Oportunidades Inmobiliarias 2021, un encuentro entre especialistas que narran la necesidad de que las empresas de construcción y las autoridades reúnan esfuerzos a fin de brindar mejores y alcanzables ofertas a los usuarios. 

Durante el encuentro a la distancia, José Shabot Cherem, Director General de ION Financiera, resaltó con justa razón la necesidad de desarrollar un mayor número de proyectos de vivienda. Esto, sobre todo porque generan empleos, así como desarrollo económico y de bienestar en toda la República Mexicana. 

Aunque la producción inmobiliaria debe estar presente en todo el territorio nacional, Shabot Cherem puso de manifiesto que la CDMX es un gran motor que necesita ser explotado. Ante las crisis que la demarcación experimenta, señaló la urgencia de poner en marcha más construcciones que apunten a su crecimiento. Pero, para alcanzar la plenitud en el proceso se requiere de una labor multisectorial. 

Vivienda en la CDMX. Fuente: Inmobilare.

Unión entre el Gobierno y el sector inmobiliario

Dado que el encarecimiento de la vivienda y la falta de producción se han convertido en una constante en la Ciudad de México, diversos especialistas en materia enmarcaron la necesidad de que las autoridades unan esfuerzos con las empresas constructoras y las de financiamiento con la finalidad de sacar adelante mejores proyectos en beneficio de más personas. 

Yuri Zagorin, Presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda, delegación Valle de México (Canadevi), señaló la importancia de in4crementar la oferta de construcción y de que el Gobierno Local promueva incentivos fiscales. En este sentido, comentó que si bien hasta el momento hay comprensión por parte de la administración de Claudia Sheinbaum Pardo, todavía falta formalizar proyectos en materia.

El titular de la Canadevi señaló que la vivienda es un tema muy complejo. No obstante, resaltó que la gestión de proyectos inmobiliarios es de los mayores retos que enfrentan las empresas y por ende, abogó por el diálogo con las autoridades. 

Jaime Fasja, Director de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), manifestó la urgencia de trabajar de la mano con el Gobierno. En este sentido, apoyó la idea de incentivos que motiven a los desarrolladores a una construcción más dinámica en la CDMX

De acuerdo con Fasja, uno de los grandes desafíos en el sector de la construcción es la facilitación de trámites para las empresas desarrolladoras, pero también ayudas al consumidor. Todo ello con el objetivo de que “haya más dinamismo en el mercado y se pueda absorber el producto desarrollado”. 

Jaime Fasja, Director de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI).

Por su parte, Luis Armando Díaz Infante, expresidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), señaló que las inmobiliarias deben echar a andar su creatividad en los instrumentos de desarrollo urbano. Agregó que es importante hacer ofertas globales en cada una de las 16 alcaldías de la CDMX.

El Ingeniero Civil aseguró que los pequeños desarrolladores cuentan con diversas oportunidades en este momento. Por ello habló del reciclaje del suelo, los esquemas de vivienda en renta y la reconversión de inmuebles. Un ejemplo muy claro que puso fue el de la utilización de oficinas abandonadas por la pandemia a fin de construir nuevos hogares. 

El virus SARS-CoV-2 sacó a la luz muchas carencias que la capital del país tiene en el bolsillo. La medida “Quédate en casa” dejó ver que algunos habitantes ni siquiera pueden costear un lugar que cumpla con todas sus expectativas en materia de espacio, oferta laboral o servicios. Por ello, las empresas inmobiliarias tienen toda una cadena de oportunidades a la puerta. 

Viviendas que consideren al medio ambiente 

Si bien es cierto que el acceso a la vivienda digna es un derecho constitucional, también hay que tomar en cuenta que en aras de ofrecer una mayor oferta urbana, no debe sacrificarse al medio ambiente. Esto, sobre todo porque del uso responsable de sus elementos depende la vida humana.

Al respecto, Lilian Guigue, Directora General de la Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) la CDMX, hizo una serie de advertencias a las empresas inmobiliarias.

Durante el Foro virtual, señaló la importancia de tomar en cuenta que la capital del país tiene 59 por ciento de Suelo de Conservación. Es decir, espacios que brindan servicios ambientales para tener una mejor calidad de vida en cada persona.

Lilian Guigue, Directora General de la Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental

De igual forma, hizo hincapié en el respeto que debe existir hacia las Áreas Naturales Protegidas. Incluso, aseguró que por mandato constitucional el crecimiento urbano requiere ser más ordenado y hasta vertical.

De acuerdo con Tu Hipoteca Fácil, la pandemia de COVID-19 hizo más complicado que las personas cuenten con el recurso suficiente para adquirir una vivienda. A la par de ello, las contingencias ambientales experimentadas en la CDMX durante el año 2019, demuestran la urgencia de un equilibrio entre el avance urbano y las acciones sustentables.

En este sentido, la Ciudad de México —en representación de todo el país— debe apuntar por un abasto de vivienda más asequible y responsable. La reutilización de espacios y la construcción hacia arriba pueden ser algunas de las formas creativas de enfrentar la crisis inmobiliaria de muchas personas. De ahí la importancia de foros como el propuesto por ION Inmobiliaria.

También te puede interesar: Sector inmobiliario prevé recuperación en 2021

El derecho a una vivienda digna y decorosa

Lectura: 9 minutos

¡Queremos un país de consumidores… no de ciudadanos!

En la España del franquismo, en 1961, con una frase de inspiración mercadológica, José Luis Arrese, el primer Ministro de Vivienda de Franco –y el primero de su historia– imposta de manera generalizada e implanta en el inconsciente colectivo de la época, una idea que, presuntamente buscaba materializar la legislación de vivienda de protección estatal, a favor del proletariado pero que formalmente encubría una legislación al servicio de la especulación inmobiliaria y de la construcción. La idea estaba motivada en lograr satisfacer los deseos y anhelos más prístinos y naturales de las familias del proletariado español de mediados del siglo XX, pero furtivamente estructurada, formal y materialmente, en la conformación y configuración de un sector fundamental, por los efectos multiplicadores que suponían para un sector económico en el libre mercado. Sobre la base de un humanismo socialista que promueve las libertades humanas en un contexto social, comunitario y/o de grupo, se impulsa, material y económicamente un liberalismo humanista, que se distingue del primero por constreñirse al privilegio de la propiedad privada sobre la comunitaria.

Algo tan exótico como extravagante, la mano invisible smithsiana pero inversa, sólo le persiste lo invisible u oscuro. Un liberalismo económico inverso, en donde el gobierno regula y ordena –con la mano… invisible– pero para configurar el segmento económico inmobiliario, motivado por las necesidades obreras y sociales de los productos de ese segmento o nicho de mercado: la vivienda. Conformando, de esta forma, una clientela compuesta por los consumidores existentes y, asimismo, por los futuros; fundada en el aumento de la demanda agregada vía el crecimiento del consumo percapita y/o del volumen de consumidores permanentes. Materializando así, ¡un mercado cautivo eterno!… gestando, con una idea cuasidominguera pero pegadora –y en donde la iluminación escénica no asiste: tras bambalinas–, una sociedad vitalicia de consumidores, por medio del Avada Kedavra franquista-arresiano: ¡Queremos un país de propietarios no de proletarios!

Con esta idea “política” franquista-arresiana, construida con cimiento tipo muro milán, que ha contenido las fuerzas y cargas laterales que buscan su colapso, de la más obsesiva ambición mercantil y mercadológica, muy probablemente en el más recóndito deseo liberador de Franco de crecer, no sólo para destronar su complejo de Napoleón, sino de crecer económicamente, y después de una hojeada… bueno, varias hojeadas… a La teoría general del empleo, el interés y el dinero de John Maynard Keynes y a Una teoría de la función del consumo de Milton Friedman, vislumbra, con semblante de profeta evangélico, su opera piú bella, la construcción de un país de consumidores. De esta forma, en franca coincidencia e incidencia en las aspiraciones más nobles –dignas– y primigénias de la clase proletaria y obrera –la máquina deseante deleuziana echada a andar– fundadas en su prístino deseo de ser parte de la selecta sociedad de “los propietarios de una vivienda propia”, deconstruyen, de la forma más derridiana nunca antes vista, el relato, el discurso marxista-proletario de las fuerzas productivas y sus relaciones de producción, convirtiendo a esa masa crítica trabajadora integradora de valor económico por unidad de esfuerzo y trabajo, en potenciadores de la demanda agregada: ¡en consumidores, pues! Por lo que, el Avada Kedavra franquista-arresiano desentrañado se debió escuchar así: ¡Queremos un país de consumidores no de ciudadanos!

vivienda
Imagen: Prometheo CDA.

No ha vivido usted, lector, lectora, el infortunio convertido ya en lugar común y construido desde la cosmovisión de la generación de los boomers persistentes que, en viaje con panorama gozoso –y no por el paisaje sino por los desmedidos anhelos del viajante–. Y, a pesar del infortunio vivido por lo azaroso de la transportación metropolitana y, por añadidura, haber dedicado más de una hora de camino, finalmente, se logra la llegada triunfante a la inauguración –¡otro deseo cumplido de la maquina deseante!– de la casa propia de su recién casado hijo o hija, y con semblante de misterio glorioso, expresar algo tan exótico y lejano como la casa que se inaugura: qué importa que está chiquita y bien pinche lejos de todo… (traga saliva)… lo importante es que es tuya y ya de aquí ¡ni el presidente Tron los saca, mijo! Meses o semanas después, sus anhelos más dignos y decorosos muerden el polvo, la familia en ciernes se sale por pie propio y abandona la casa de su propiedad y se regresan a la ciudad, a vivir, en el mejor de los casos, en una vivienda rentada.

Según el INEGI (2017b), en el territorio mexicano existen alrededor de cinco millones de viviendas deshabitadas[1] lo que corresponde a 14% del parque habitacional, y se registran dos millones de viviendas de uso temporal. Del total de viviendas deshabitadas, 91.6% se ubican en zonas urbanas (Estudio Diagnóstico del Derecho a la Vivienda Digna y Decorosa 2018. Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval).

Diría José Luis Arrese: ¡la cabra siempre tira al monte! Y, sí, al final esos propietarios –que, supuestamente, ya habían abandonado su calidad de proletarios, en razón de su propiedad adicional a su prole–, de esas viviendas, tiraron a la ciudad, para vivir como presuntos “propietarios” pero en una vivienda rentada o, peor aún, importunando a algún familiar con su permanencia voluntaria residencial… muy probablemente en casa de la profeta de la inauguración de su casa.

La máquina deseante deleuziana ¡no para! Tiene cuerda o energía para rato y su felicidad la funda en el logro de su deseo doctrinal natural: ser propietario y dejar de ser proletario; aún y a pesar de insertarse, como anillo al dedo, en la lógica y en la máquina que transforma ciudadanos en consumidores, la máquina del modelo económico keynesiano, el motor de la economía de libre mercado, cuyo deseo humanista liberal está fundado en el crecimiento de la demanda agregada vía el crecimiento de la máquina social deseante de propiedades: ¡la configuración de la sociedad de consumidores!

derecho a vivienda
Imagen: Jornalmex.

En esta suerte de prestidigitación política-mercadotécnica, que supuestamente transforma proletarios o trabajadores en propietarios, se materializó no sólo el crecimiento económico empresarial e industrial sino en la franca deconstrucción de la teoría marxista de la lucha de clases originada por el estatus de propiedad de los bienes de producción, impostando la idea de que la propiedad es sinónimo de desarrollo y, en un tris, aumentando la demanda agregada por el deseo de propiedad, alejándose y oscureciendo, de esta forma, el derecho humano constitucional –al menos en el caso mexicano– de disfrute y goce de una vivienda.

Tome asiento por un momento, o como dirían por estos lares, ¡traigan sus sillas que ya llegó el mago!

Pero, y entonces, ¿estamos obligados a ser propietarios? ¿Acaso la Constitución, como marco jurídico de derechos, tutela el derecho humano a la vivienda exclusivamente a través de la propiedad de una? ¿Dónde está el quid del asunto? ¡Revisemos el derecho constitucional mexicano relacionado con la vivienda! El artículo 4º Constitucional establece:

Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La Ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo.

¡Derecho al disfrute! Hasta ahí vamos medianamente bien, porque, extrañamente, el artículo constitucional otorga el derecho no al individuo –en el sentido de garantías individuales o derechos humanos– sino a la familia, ¡órgano esencial de procreación, creación y garante de la futura demanda agregada social! Pero, retomemos el hilo del disfrute, ¿cómo se disfruta de algún bien? Pongamos, por ejemplo, uno de los derechos que tutela la Constitución de la CDMX: el derecho al transporte; derecho que se materializa a través de alguna de las modalidades que configuran el sistema de transporte público de la ciudad, como son el metrobús o el metro o, para constreñirnos más al disfrute privado de la movilidad hipsterchilanga, la EcoBici.

derecho vivienda
Imagen: Nexos.

Revisemos el caso de la EcoBici. Como todo derecho debe poder ser exigible –y, claro, también justiciable–, en tanto los hipsterciudadanos chilangos cumplan con los requisitos y el pago de la inscripción correspondiente del servicio de EcoBici, ¡les es dado el derecho a disfrutar de una bicicleta! Sí, escuchó adecuadamente, para resolver sus necesidades, temporales o eventuales, de transportación y movilidad en la gran chichimeca, el Gobierno de la Ciudad, a través de los instrumentos y apoyos necesarios, garantiza el derecho a la movilidad en la ciudad a través del disfrute del sistema EcoBici. Lo que salta, como liebre asustada, es el hecho de que no es necesario la adquisición de la bicicleta o que los hipsterususarios se conviertan en propietarios de dichas bicicletas y, por lo tanto, no es necesario que paguen el valor de la bicicleta… ¡no, no, no, hipsteramigo mío! En tanto cumplan con los requisitos, se les otorga el derecho de percibir o gozar los productos y utilidades de algo que, en este caso, se convierte en garante de su derecho a la movilidad. Efectivamente, la constitución local establece este derecho:

Derecho a la movilidad

1.Toda persona tiene derecho a la movilidad en condiciones de seguridad, accesibilidad, comodidad, eficiencia, calidad e igualdad. De acuerdo a la jerarquía de movilidad, se otorgará prioridad a los peatones y conductores de vehículos no motorizados, y se fomentará una cultura de movilidad sustentable.

2.Las autoridades adoptarán las medidas necesarias para garantizar el ejercicio de este derecho, particularmente en el uso equitativo del espacio vial y la conformación de un sistema integrado de transporte público, impulsando el transporte de bajas emisiones contaminantes, respetando en todo momento los derechos de los usuarios más vulnerables de la vía, el cual será adecuado a las necesidades sociales y ambientales de la ciudad (énfasis añadido).

Y, al ser percibido y/o haber gozado este derecho humano constitucional no ha sido necesario que el hipsterusuario, a través de los instrumentos y apoyos necesarios –léase, la regulación administrativa, jurídica, normativa y fiscal gubernamental–, ¡se convierta en el propietario de la bicicleta! Ya que, dicho derecho se materializa formal y materialmente en tanto se constituyan dos principios:

1.El principio del real disfrute o goce de dicho bien, y

2. El principio físico de impenetrabilidad de la materia, que resulta ser la propiedad de los cuerpos que impide que un cuerpo ocupe el lugar de otro en el espacio; es decir, mientras alguien esté usando esa bicicleta –un principio transitorio vitalicio– no puede otro individuo usar esa misma bicicleta… que, si usted a deambulado por algunas hipstercolonias de la gran chichimeca, seguramente a divisado destrezas que, en condición inercial y a lo lejos, parecerían controvertir o, al menos, cuestionar el citado principio físico de impenetrabilidad de la materia.

bicicleta CDMX
Imagen: Atracción 360.

En otras palabras y recapitulando, este derecho chilango a la movilidad puede ser exigido –y, en caso de su negativa, justiciado– vía su posesión transitoria vitalicia, sin que sea el Estado mexicano, representado por el Gobierno de la CDMX… figúrese usted nomás!… el que obligue o fuerce al ciudadano –y, por tanto, de insertarlo así sin más, a la necesidad creada de la propiedad privada– a adquirir dicho bien y, por lo tanto, sin condicionar a su adquisición que, cabe mencionar, los fabricantes de bicicletas agradecerían mucho, de ser el caso, por el crecimiento de la demanda agregada vía la regulación gubernamental que esto supondría.

Entonces, el gobierno debe preguntarse ¿qué queremos, propietarios, proletarios, consumidores o ciudadanos? ¿Queremos que las familias –y cualquier ciudadano, ¡aún y a pesar que no haya conformado familia– disfruten de vivienda digna y decorosa? Si después de lo representado en materia de movilidad chilanga, estamos de acuerdo con esta idea del disfrute de un bien sin el entrañable engaño de la propiedad y de sus derivados económicos de la construcción de una clientela cautiva permanente y eterna, podríamos pensar que, en tanto que nuestra constitución está concebida justo como garante de los derechos humanos y en las garantías individuales, de base humanista e igualitaria ¡no necesariamente está condicionada a su adquisición, sino a su usufructo y/o posesión vitalicia!

movilidad, ecobici
Imagen: Ruiz Healy Times.

En este sentido, y diría Deleuze, como una máquina de guerra, el presidente mexicano, el 24 de abril de este año –en la mañanera, obviamente– lanza el misíl político-administrativo-financiero contra los desarrolladores históricos de la vivienda social y popular en México –sí, aquellos que dejaron su impronta en miles de hectáreas de vivienda abandona–; deconstruyendo la súperestructura política administrativa liberalista cuya centralidad conceptual y política se configuró con los propietarios de los bienes de capital inmobiliario, sustituyéndola con un simple pero poderoso gesto, a través de la entrega directa a los trabajadores de los recursos que han generado por su trabajo, sin intermediarios y, por lo tanto, sin el pago por concepto de ganancia que supone la adquisición de una vivienda construida desde la lógica del libre mercado; en el siguiente orden de ideas histórico:

“…en el caso del INFONAVIT estoy planteando, que se entreguen los créditos de manera directa a los trabajadores… que no haya intermediación.

(Porque) cuando hay intermediación, esos cuatrocientos mil,  se le “vuelven” doscientos mil, porque entran las empresas y, pues, tienen ganancias, y otras ni siquiera poca ganancia o ganancia razonable, si no cobran muchísimo.

Para un departamento, muchas veces mal hecho, en barrancas, en sitios alejados donde no hay comunicación, “huevitos”.

Entonces, ¿por qué no?, el mismo trabajador con su dinero decide comprarse un terreno y empezar a hacer su casa,  y puede ser que le alcance, que la haga bien, a su gusto ¡y que ahorre!” Puede revisarse todo el video en: 


[1] Vivienda particular que está totalmente construida y disponible para ser habitada y que, al momento del levantamiento censal, no tiene residentes habituales, no es de uso temporal ni es utilizada como local con actividad económica.


También te puede interesar: En marcha el gatopardismo público chilango.

Derecho Humano a la Vivienda versus Preventas

Lectura: 3 minutos

En la sesión celebrada el 10 de noviembre del presente año, en el Congreso de la Ciudad de México, en la Primera Legislatura, se presentó un proyecto para reformar la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal (para añadir un párrafo tercero al artículo 93) y el Código Civil para el Distrito Federal (para añadir el artículo 2279 Bis), actualmente, ambos ordenamientos de la Ciudad de México.

Se pretende que ambos ordenamientos, prohíban las llamadas Preventas de inmuebles. La iniciativa de reforma atenta contra varios derechos humanos. Sólo me referiré a uno de ellos.

La iniciativa de reforma no distingue a qué tipo o a qué uso de los inmuebles se aplicará. Pareciera que se puede aplicar a cualquier tipo de uso, a saber: vivienda, industrial, comercial, servicios, oficinas o mixto. Aunque en la argumentación de la iniciativa se refieren sólo a vivienda.

La vivienda digna y decorosa es un derecho humano reconocido y garantizado por nuestra Carta Magna, mismo que de conformidad con la motivación de las reformas mencionadas se pretende garantizar, ya que con las preventas se violenta.

preventa y vivienda
Imagen: Rafael Ricoy.

De lo anterior surgen varias interrogantes: ¿De verdad las preventas violentan los derechos humanos? La respuesta en monosílabo es “no”, la justificación deviene de los siguientes argumentos.

Lo que denominan como “preventa”, técnicamente podría ser un contrato de promesa de compraventa o una compraventa de cosa futura. El contrato de promesa está regulado en el Código Civil, mismo que dispone que se puede asumir contractualmente la obligación de la celebración de un contrato futuro. La promesa da origen a obligaciones de hacer consistentes en celebrar el contrato respectivo de acuerdo con lo ofrecido, el cual debe constar por escrito, contener los elementos característicos del contrato definitivo y limitarse a cierto tiempo.

Por su parte, el contrato definitivo sería la compraventa, misma que se encuentra regulada en la segunda parte, título segundo del Código Civil que rige en la Ciudad de México.

Por lo que al adquirir un bien inmueble mediante un contrato de promesa de compraventa no se transgrede ningún derecho humano, no se menoscaba el patrimonio de las personas que lo adquieren, ya que como tal el contrato por sí mismo, es totalmente válido y se encuentra regulado por las leyes de la materia.

preventa
Imagen: ColdWell Bank.

El cumplimiento del contrato respectivo va ligado a las autorizaciones, licencias y permisos que las desarrolladoras inmobiliarias deben de tener para la edificación de los inmuebles, mismos que deben ser previamente gestionados y autorizados por las autoridades competentes, las cuales se encuentran facultadas en todo momento para suspender y/o clausurar la obra.

Entonces, ¿qué sucede si el desarrollador inmobiliario no se apega a su proyecto de obra y construye unidades privativas de más sin autorización?

Las autoridades competentes suspenderán la obra, la clausurarán o, en un caso muy extremo, ordenarán su demolición.

Y, ¿qué sucede con las personas que pagaron parte del precio de la compraventa a los desarrolladores inmobiliarios?

En el caso de incumplimiento por parte de las desarrolladoras, las personas que resientan éste pueden pedir la rescisión del contrato, así como pedir el pago de la pena convencional pactada o de daños y perjuicios.

Ergo, ¿es un riesgo celebrar este tipo de contratos?

contrato de preventa
Imagen: El Colombiano.

No considero que sea un riesgo, al contrario, es un beneficio, ya que por la naturaleza del contrato ambas partes obtienen beneficios; por un lado, los desarrolladores inmobiliarios se capitalizan para culminar sus proyectos de obra y, por otro, los compradores adquieren una vivienda a un precio menor. Normalmente entre un 20% o 30% más barato.

 La idea de que se cuente previamente con el permiso de ocupación para celebrar el contrato, ¿qué escenario depara?

Los desarrolladores inmobiliarios pequeños o medianos no tendrán capital para culminar los proyectos de obra; ni siquiera podrán conseguir un crédito bancario, porque las preventas son un parámetro o un índice del éxito de un desarrollo que las Instituciones Financieras toman en cuenta para otorgar un crédito bancario, independientemente que el costo financiero es alto; la oferta de vivienda será menor, los precios de ésta se incrementará, ya que la demanda de vivienda es constante y aumenta permanentemente, por ende, se estaría coadyuvando a que menos personas tengan acceso a una vivienda, circunstancia que sí es violatoria del derecho humano que se pretende garantizar.


También te puede interesar: La importancia de otorgar el documento de Voluntad Anticipada.