Mecanismos de Defensa vol. 1

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Usados por todos, notados por casi ninguno… los mecanismos de defensa están aquí para quedarse -con suerte no demasiado tiempo- ¿cuál es el tuyo?

Ciudad de México.- Los mecanismos de defensa nos ayudan a mantener el equilibrio psíquico; en el mejor de los casos nos protegen de cosas para las cuales nuestra consciencia no esta lista y no quiere aceptar… en el peor de ellos, bien, solo te mantendrán un poco más excéntrico que el resto de los demás… probablemente también existan algunos problemas de convivencia y de manejo de funciones psicosociales… nada serio.

Los mecanismos de defensa primarios se presentan en estructuras psíquicas infantiles -no, no es necesario ser un niño para ser considerado infantil- y aunque comienzan en etapas tempranas de nuestro desarrollo pueden mantenerse durante toda la vida:

Retraimiento

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Las personas que usan este mecanismo buscan alejarse de la realidad -incluso pueden llegar al ensimismamiento- y se refugian en la fantasía o el sueño. Un ejemplo común son las personas que duermen demasiado, hacerlo les permite escapar de la dolorosa realidad sin distorsionarla. Su uso excesivo limita considerablemente al individuo para hacerse cargo de la realidad. 

Negación

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Mecanismo de defensa que provoca en la persona un total rechazo a aceptar algo que, de hecho, está ocurriendo basándose meramente en la ‘convicción lógica’ de “si yo no lo reconozco, eso no sucede”.  Tiene sus inicios en los primeros estados egocéntricos donde todo lo que es, y no es, esta en función de uno mismo.

Control Omnipotente

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Fantasía en la que la fuente de todo lo que sucede es el deseo de uno mismo, se basa en el no reconocimiento de la existencia separada de los demás con voluntad diferente a la propia. En sus manifestaciones más benignas puede aparecer como la convicción de si uno quiere algo, lo que sea, lo puede conseguir con tal de ponerse a ello; cosa evidentemente irreal, pero motivadora. Su uso frecuente impide al individuo establecer relaciones de causalidad realistas.

Idealización y Desvaloralización

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Presente en aquellas personas que sienten la necesidad de otorgar un valor o poder especial a una persona -de la que usualmente se depende emocionalmente-. Se llega a pensar también en otro como un ser omnisciente y omnipotente que resolverá las dificultades de manera definitiva. La desvaloralización es la cara opuesta de la misma moneda y expresa la frustración sentida cuando la realidad desmiente la idealización. Todo amor tiene una semilla de idealización y todo odio tiene una de desvaloralización. 

Proyección e Introyección

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La persona distorsiona eso que esta dentro de ella (tristeza, enojo, culpa, deseos pulsionales…) y lo malinterpreta como si proviniera de fuera (de algún otro por ejemplo) patológicamente tiende a producir series distorsiones en la percepción que el individuo tiene de los demás, pero en sus formas más maduras resulta la base de la empatía.

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¿Conoces los casos de niños que son golpeados y al crecer se convierten en personas que golpean o maltratan a otras? Este es un típico caso de introyección, proceso por el cual aquello que esta fuera se malinterpreta como procedente de dentro y ayuda a las personas a sobreponerse al dolor. En sus formas más benignas es la base de toda identificación con las figuras importantes en la vida del individuo.

Escisión

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Estas personas separan al mundo -y a las personas dentro de él- entre bueno y malo. Es una forma eficaz -pero sin duda limitada- de resolver la complejidad de las situaciones confusas y amenazantes que implica una distorsión de la realidad. Suelen considerar a los otros como gente sumamente buena y agradable una semana y odiarla a la siguiente, mantienen marcados sentimientos ambivalentes sobre una misma situación o persona.

Disociación

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Mecanismo de defensa que permite a la persona desconectarse de la experiencia actual, a veces, creando otra representación de uno mismo. Su objetivo es permitirle al sujeto continuar existiendo en un momento excesivamente doloroso o estimulante. Su uso frecuente puede resultar en una visión discontinua de uno mismo, del tiempo y del mundo que estará lleno de huecos. En casos muy severos puede llevar a la persona a sentir que tiene varios sí- mismos.

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