Economía

Aunque sea mínimo

Lectura: 3 minutos

Sin duda la pandemia ha impactado nuestros hogares, nuestra salud –mental y física–, nuestra movilidad, la interacción social, etc. –ni se diga nuestros bolsillos–. El Centro de Estudios para el Empleo Formal –CEEF– estimó el año pasado que lo sueldos promedio caerían 20% a raíz de la pandemia. Y sí, al haber más personas buscando trabajo seguramente habrán de conformarse con un sueldo menor, o trabajar más horas para mantener el que tenían. Bien es sabido que los salarios en México dejan que desear. El salario mínimo mexicano es de los más bajos de la OCDE, y según la Secretaría del Trabajo éste ha venido cayendo en comparación a otros países hasta la posición 82.

En un libre mercado laboral, la demanda –aquellos que contratan– y la oferta –aquellos que ofrecen trabajar– debieran definir un salario de equilibrio el cual minimizaría el desempleo y las vacantes. El problema está en que dicho valor de equilibrio puede ubicar a la gente por debajo o por encima de la línea de la pobreza. Por ello cobra valor la discusión acerca de si establecer o no un salario mínimo para garantizar que el ingreso de una persona sea siempre digno. El asunto está en que fijar un salario mínimo superior al del equilibrio hace que haya más personas dispuestas a trabajar que dispuestas a contratar produciendo desempleo –si a todos nos ofrecieran millones al día quién no buscaría trabajo–. Por dar un ingreso digno a algunos se les niega el ingreso a otros –quizás estos hubieran preferido el ingreso no tan digno a nada–.

salario minimo
Imagen: Benedetto Christofani.

Y claro, incrementar el salario mínimo en principio suena bien pues los que menos tienen podrán ganar más –el gobierno acaba de anunciar un incremento del 15%, ¿por qué no?–. El problema está en que la productividad de los mexicanos también es de las más bajas del mundo y el salario mínimo en realidad es fijado por el mercado y no por la ley o el gobierno. Aunque los salarios mexicanos pueden percibirse como bajos, esto no es consecuencia del salario mínimo –todas las mañanas que suena el despertador y que me tengo que salir del tamal de las cobijas también siento que gano muy poco–, sino porque desafortunadamente somos poco productivos. En realidad, en 2018-2019 éramos el último lugar de la OCDE en productividad.

Si queremos mejorar los salarios en México, el gobierno debería de estar promoviendo el empleo –para generar mayor demanda en el mercado laboral y subir el punto de equilibrio–. Debería incentivar la inversión –en vez de generar incertidumbre de hacer negocios–, incrementar el presupuesto a la investigación –no bajarlo–, fomentar la creación de empresas –dejar de pelearse con la iniciativa privada–, etcétera.

El salario mínimo provoca pasiones, discusiones, y sin duda también ayuda a evitar abusos en algunos casos. Lo malo es que en muchos casos también representa la posibilidad de perder el empleo y desafortunadamente es más usado de herramienta populista que de otra cosa –al que le quede el saco que se lo ponga–.

Hablando de mínimos, mínimo mi madre ya tiene cita para recibir la primera vacuna COVID en Campo Marte –aunque los de otros tuvieron que recurrir a Biden o de plano a ver hasta cuándo–.


También te puede interesar: Minuto y Medio.

La realidad está cambiando muy rápido

Lectura: 2 minutos

Afortunadamente la fuerza de contagios en el tema del COVID se ha reducido de manera importante, y aunque pudiera llegar una tercera ola, la predicción de los expertos es que sería mucho menos virulenta.

Asimismo, en el tema de vacunación vamos muy lento, y parece ser que para que se logre vacunar al 70% de la población probablemente se alcance esta meta si se trabaja eficientemente y las farmacéuticas cumplen en tiempo y forma con los contratos a los cuales se comprometieron, de aquí a un año. Lamentablemente no es difícil suponer que todavía veremos mucho estrés en este tema, debido a que la demanda excede a la capacidad de producción.

Después de convivir ya un año con esta pandemia es importante analizar los cambios tan vertiginosos e inesperados que se dieron. Es obvio que el mundo cambió, se han dado avances en tecnología que todavía no alcanzamos a digerir, además de que muchos patrones de consumo también cambiaron.

Por ejemplo, si damos una vuelta en los centros comerciales y nos asomamos a lo que era una tienda de trajes, veremos que la oferta la cambiaron a ropa mucho más sport y cómoda. Me parece que muy poca gente está pensando en salir a comprar un traje, una camisa de vestir o una corbata, la cultura ya cambió y la gente que está regresando a sus centros de trabajo llegará vestida de manera mucho más casual y esto será aceptado hasta de manera inconsciente.

construir negocios en la pandemia
Imagen: Impulso Popular.

La resistencia al cambio es una condición humana, pero como en el ejemplo anterior, la tienda de trajes que no acepte cambiar, y cambiar rápido, probablemente su capacidad de resiliencia será mínima.

El cambio en la forma de pensar y de actuar de la gente, no sólo en México, sino en todo el mundo, se está manifestando de manera sobresaliente, es muy difícil prospectar cuáles en realidad serán la nuevas formas de conducta, los gustos, las expectativas, el significado de ser exitosos y cuáles serán los nuevos satisfactores.

Creo que es muy buen momento para reflexionar profundamente si los negocios en los que trabajamos o dirigimos están encaminados a satisfacer las nuevas expectativas y gustos de nuestros clientes y adaptarnos lo más rápido posible a estas nuevas circunstancias, hay que reconocer que el cambio ya se dio y apenas lo estamos digiriendo.

De igual manera creo que tanto los gobiernos, así como sus instituciones, tendrán que cambiar y adaptarse a estas nuevas circunstancias y expectativas de la población, a riesgo de que al no hacerlo perderán vigencia.

Debemos prepararnos y tener la mente muy abierta, la relación con nuestros proveedores y nuestros clientes también está cambiando velozmente. La relación con nuestras instituciones y nuestro gobierno será muy distinta a cómo fue en el pasado, no se trata de que estemos de acuerdo o no, las circunstancias ya no son las mismas y debemos reconocerlo y adaptarnos.

No estoy sugiriendo ser pasivos o resignarnos, al contrario, hay que ser proactivos, y protagonistas de esta nueva realidad que se está materializando para que de alguna manera, en la medida de nuestras posibilidades, impulsemos que estos cambios se den de manera positiva y contribuyan al bien común.


También te puede interesar: Urge rectificar el camino.

Soberanía del mercado

Lectura: 4 minutos

¿Qué tendría que cambiar para no volver a la normalidad de los problemas globales, previos a la pandemia, siendo los mayores la concentración de la riqueza y el calentamiento global? Personajes de diversas naciones e ideologías están discutiendo cómo dar un giro al capitalismo sin que deje de ser capitalismo, es decir, un sistema que depende de las utilidades que obtengan las empresas.

La pandemia vino a generar la oportunidad de cambios y ya destacan algunas tendencias globales, con las cuales, el gobierno de México va a contracorriente.

Desde la década de 1970 se impuso en Estados Unidos el llamado “capitalismo de acciones” al que sólo interesan las ganancias de las empresas; funcionó un tiempo, pero a costos ya impagables, como la disminución de los salarios en todo el mundo, el consecuente estrechamiento de mercados, menores ventas y utilidades, al grado que el sector financiero fue una mejor alternativa de inversión para miles de empresas, que las propias de su actividad productiva.

Este modelo ya no es sostenible por el daño ambiental que ha causado, por las desigualdades económicas y sociales en todo el mundo y, según algunos, porque además, la feroz competencia por mercados encogidos, exacerbó nacionalismos y minó todo propósito de cooperación, solidaridad y coordinación internacional.

capitalismo
Imagen: Agenda Roja Valencia.

Ese diagnóstico está sumando adeptos en los círculos de poder en el mundo, movidos a formular alternativas sobre dos premisas clave: que sean socialmente incluyentes y ambientalmente sustentables.

En esa dirección van discursos, como el de Xi Jinping, presidente de la República Popular de China y secretario del Partido Comunista Chino al inaugurar la primera parte del 51º Foro Económico Mundial (FEM); dijo que China desempeñará “un papel más activo para fomentar una globalización económica mundial que sea más abierta, inclusiva, equilibrada y beneficiosa para todos”.

Klaus Schwab, fundador y director Ejecutivo del FEM se considera promotor, entre las grandes empresas transnacionales, de “nuevos parámetros y un nuevo propósito que mida la «creación de valor compartido» y permita mejorar los objetivos «ambientales, sociales y de gobernanza»”.

Ángela Merkel, la canciller alemana, y el presidente francés Emmanuel Macron, celebraron el discurso de Xi Jinping con ideas como la del ejecutivo galo, quien dijo que el mundo “debe ir más allá de la hostilidad a la intervención estatal en la economía”.

Xi Jinping, comercio global
Imagen: La Izquierda Diario.

Hasta ahora son sólo discursos y bajar al terreno de los hechos será mucho más complicado de lo que parece, dada la “soberanía” de los mercados; Carlos Marx desmontó la lógica de la competencia mercantil entre cualquier número de empresas, para demostrar que entre ellas no hay más relación que las de intercambio conforme a reglas implacables de competencia y maximización de utilidades. Quien pierde en esos dos aspectos, lo paga con su desaparición.

Por eso no deja de ser importante que también la idea de la intervención estatal en la economía tenga fuerza para ganar consenso; y es que la crisis, previa a la pandemia y el propio virus, ha dejado claro que el crecimiento económico no es desarrollo, y que hay que imprimirle propósitos de bienestar social y sustentabilidad ambiental.

De ahí la necesidad de renovar el sector público, no sólo para ampliar sus capacidades organizativas y eficiencia, y rediseñar políticas ante la inoperancia de la ortodoxia, sino también, para recuperar su papel como generador de valor.

La tendencia es que para el “gran reinicio capitalista” se tiene que asumir que sea incluyente y sustentable, y que a la lógica de los mercados se oponga una intervención estatal, inductora de propósitos políticos y sociales del crecimiento económico. Es el anti-neoliberalismo en pleno.

desigualdad y capitalismo
Imagen: Diario 16.

El Estado mexicano intervino de múltiples maneras en el desarrollo durante buena parte del siglo XX con dos propósitos que pronto se convirtieron en demagógicos, pero que aun así contribuyeron a la gobernanza; se trataba de alcanzar la “justicia social” y la “democracia”, mientras se impulsaba y protegía a la inversión privada, y el entorno internacional favorecía que hubiera crecimiento productivo y movilidad social.

Hoy por hoy podría decirse que el gobierno del presidente López Obrador intenta mejorar el bienestar de la población marginada y que ha abierto un diálogo político con la población, sobre los asuntos de gobierno que nunca se habían ventilado, pero falla en el impulso a las inversiones, tanto públicas (los criterios de política económica prevén que en el periodo 2020-2026 caigan de 3.1 a 1.9% del PIB) y falla también en su papel organizativo del desarrollo económico en un entorno internacional muy adverso.  


También te puede interesar: Urgen soluciones políticas a los conflictos.

México ¿mejor sin TLC’s?

Lectura: 5 minutos

En 1992 culminó la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), mismo que entraría en vigor en 1994. Su objetivo era crear el bloque económico más importante del mundo, que en ese año ya contaba con 400 millones de consumidores y un PIB Total de 9 billones USD.

Para ello, se pretendía establecer un área de Libre Comercio constituida por Canadá, Estados Unidos y México, con el objetivo de lograr una integración comercial y productiva para generar mayor valor agregado en la región, mayor número de empleos y mayor bienestar.

Este proceso de integración económica tenía como base al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), documento a través del cual se establecieron normas y regulaciones que favorecían el comercio y la cooperación económica entre los tres países, a fin de que los miembros de este grupo de integración económica concentraran sus esfuerzos en intercambiar bienes y servicios en los cuales poseían en una ventaja comparativa, de tal manera de que se realizara un intercambio más intenso debido a la supresión de barreras arancelarias y no arancelarias entre las tres naciones, pues eso haría más barato comprar bienes producidos en el área de libre comercio. Teniendo este marco de referencia, había que señalar la enorme complementariedad que existía entre las economías de la región, mismas en las que México destacaba por su enorme experiencia en el proceso de manufactura.

Esto permitiría aprovechar, de manera óptima, las ventajas comparativas de cada país en la producción compartida y desarrollar ventajas competitivas; asimismo, se iba a incrementar la competitividad en la producción de bienes y servicios en el mercado regional y en el internacional a través de las economías de escala; se iban a captar mayores flujos la inversión extranjera directa en la región, con el fin último de generar más y mejores empleos, y elevar la calidad de vida de la población.

En 1994, su primer año de operación, parecía que el proyecto tenía enormes posibilidades de desarrollo, especialmente para México, pues, en ese año, nuestro país captó la mayor proporción histórica de inversión extranjera mundial con 4.3%, en tanto que nuestras exportaciones al TLCAN pasaron de 85.72% del total en 1993, a 90.74% en el año 2000; y nuestras importaciones lo hicieron de 78.14%, en 1993, a 85.04% en 1996.

Comentarios

Los resultados positivos que inicialmente tuvo el TLCAN, fueron generados por la serie de reformas estructurales realizadas en los años 80 y principios de los 90, mismos que hicieron muy competitiva a nuestra economía. Sin embargo, a partir de 1994 no hubo reforma alguna y, una vez que los beneficios de las reformas señaladas se agotaron, los retrocesos de México han sido enormes, ya que nuestro marco sistémico se volvió poco competitivo y esto generó que, a partir del año 2001, el proceso de integración comercial y productiva retrocediera. Esto debido a que numerosas empresas manufactureras radicadas en la región la abandonaran, incluyendo 900 empresas maquiladoras, principalmente norteamericanas, que salieron de nuestro país.

Así, a partir del 2001, la proporción de nuestras exportaciones a Canadá y EE.UU. fue declinando hasta alcanzar el 83.86% en el año 2020.

Esto también determinó que, numerosos insumos que importábamos procedentes de la región, en el período 1993-2020 se redujeran en -27.28%, y se empezarán a importar de otros orígenes, lo que significó menor valor agregado en América del Norte. El porcentaje en el período 1996-2020 alcanzó 35.17%, pues se redujo de 85.04% a 50.87%.

A continuación, presento un cuadro estadístico sobre la evolución geográfica del comercio exterior mexicano, en el período 1993-2020, mismo en el que podemos ver, de manera general, la pérdida de participación de los países con los que hemos firmado TLC’s en nuestro comercio exterior, tanto de exportación, así como de importación –lo que he marcado en amarillo–.

De este cuadro, que compara el período 1993-2020, cabe destacar la decreciente participación de nuestros socios de América como destino de nuestras exportaciones, misma que se cifra en -3.48%; con el TLCAN de -1.83%; con América del Sur de -0.67%; así como con la Unión Europea de -0.45%; y con la AELC de -0.03%.

Sin embargo, más preocupante es la disminución del TLCAN como proveedor de nuestro país, ya que el porcentaje es de -25.12%. Este proceso representa una movilización de la industria manufacturera de la región a Asia, con la que nuestra exportación se incrementó 3.24%, pero la importación lo hizo en 26.99%.

Así, podemos ver que, en términos generales, los países que han incrementado su importancia en el comercio con México son los países con los que no tenemos TLC’s, increíblemente, a costa de la pérdida de importancia de aquellos con los que firmamos TLC’s.

Apuntes finales

El TLCAN era un proyecto que tenía como objetivo una integración comercial y productiva de México con sus socios. Desgraciadamente, este proceso no se dio debido a que no hubo una estrategia integral que permitiera a nuestro país mantener un marco sistémico en un nivel competitivo, ni para posicionarse y consolidar su presencia en el mercado regional.

La base de la política comercial fue la firma de TLC’s, mismos que nuestros altísimos promovieron con numerosos países señalando que México era una puerta de acceso al mercado norteamericano, el más grande del mundo y, en efecto, México se convirtió en un trampolín para muchos países, pues ante la pérdida de competitividad de la economía mexicana, el esquema de exportación mexicano impuesto por los altísimos funcionarios convirtió a nuestro país en un país maquilador de ensamble básico. Es decir, el sistema se basó en una creciente importación de insumos para reexportar con reducido y decreciente valor agregado, de tal manera que, en el período 1993-2018, el valor agregado mexicano en la exportación cayó de 59% a 37%.

Lo peor de este proceso es que en sectores en los que México era importante productor y líder mundial en la exportación, de acuerdo con datos proporcionados por BANCOMEXT, el valor agregado en dichos sectores se ha reducido a niveles ridículos como es el caso del textil y confección a 29%; en cuero, piel y calzado a 38%; en equipo médico 3.4%; autopartes 26%; en automotriz 26%; y en equipo de comunicación, de audio y video 0.7%, por sólo mencionar los más importantes para nuestra economía.

Sin duda, la política y la estrategia de comercio exterior debe ser sujeta a una revisión seria, para así poder abandonar la improvisación y simulación que las ha caracterizado en los 28 años más recientes y que se ha traducido en enormes retrocesos de nuestra economía, según se puede ver en el cuadro que presento a continuación, sobre las principales variables económicas de nuestro país.


También te puede interesar: El comercio exterior de México en 2020.

Se consolida China como el segundo socio comercial de México en 2020

Lectura: 3 minutos

Con base en la reciente información elaborada por Banco de México, China se consolida como el segundo socio comercial de México ante un complejísimo 2020: pandemia, caída de la economía y del comercio, guerra comercial y tensiones EE.UU.-China y otros aspectos elaborados puntualmente en esta columna. En 2020 China representó el 10.19% del comercio exterior de México, por primera vez por encima del 10%, con el 1.91% de las exportaciones y el 19.21% de sus importaciones en 2020. Si bien el comercio exterior de México en 2020 cayó -12.6% (en -9.3% en sus exportaciones y en -15.8% en sus importaciones), las exportaciones a China aumentaron en 11.7% (como único entre los principales socios de México) y las importaciones provenientes de China cayeron en -11.4%. Como resultado, en 2020 el coeficiente importaciones/exportaciones fue de 9/1 y por debajo de niveles de 14 o hasta 16 a 1 en la última década. No obstante, el déficit comercial fue, por mucho, el mayor de México, de -65,640 millones de dólares en 2020.

La información comercial recientemente publicada permite al menos tres grupos de reflexiones.

Por un lado, destacar una relativa estabilidad –con tendencia a la baja– de la presencia comercial de los países de la Unión Europea (UE) en el comercio de México: su participación cayó del 9.41% del comercio de México en 2008 al 7.83% en 2020, particularmente en el rubro de las importaciones mexicanas provenientes de la UE, del 5.93% al 4.97% para el mismo período.

En segundo lugar, el drástico cambio del comercio exterior de México con su principal socio comercial, Estados Unidos: si en 1999 el 81.03% del comercio exterior se realizaba con ese país, en 2020 cayó al 63.31%; en 2020 por primera vez en el período aumentó del 62.94% al 63.31%, como resultado de la “guerra comercial” entre Estados Unidos y China y la señalada pandemia. La tendencia de largo plazo es clara: México disminuye sus importaciones e insumos provenientes desde Estados Unidos (del 74.68% en 1997 y del 43.79% en 2020) y mantiene su participación en las exportaciones con este mismo, aunque con tendencia a diversificarlas (del 88.73% en 2000 al 81.21% en 2020).

comercio entre México y China
Imagen: El Financiero.

Tercero, el caso de China. La presencia de China en el comercio exterior de México se ha incrementado abruptamente en las últimas dos décadas y particularmente vía sus importaciones: el 19.21% de las importaciones mexicanas provienen de China –todavía lejanas al 43.79% de las de EE.UU.– pero con una clara tendencia a la alza incluso en 2020. Si bien China es el tercer destino de las exportaciones mexicanas –y con un importante incremento en 2020–, siguen siendo reducidas y secundarias ante las masivas importaciones provenientes de China.

Las tendencias recientes anteriores nos llevan a un grupo de reflexiones adicionales.

Por un lado, a considerar que la República Popular China está ya plenamente integrada en las cadenas globales de valor de México –por ejemplo, en autopartes, automotriz, electrónica y telecomunicaciones, entre muchas otras–, y más allá de las tensiones entre Estados Unidos y China. Por el momento –y a diferencia de Brasil en cuanto a la implementación de la 5G por ejemplo– México pareciera estar exento por el momento de los debates en torno a la “competencia entre grandes potencias” (great power competition).

Por otro lado, particularmente el sector en México tiene la aparente esperanza de verse beneficiado de la “guerra comercial” entre Estados Unidos y China: ni la información pública comercial, ni de Inversión Extranjera Directa (IED) de China, Estados Unidos, ni de México, parecieran verificar por el momento esta tendencia. La IED de China, por ejemplo, sigue representando menos del 0.5% de la IED de México acumulada hasta 2020, según la Secretaría de Economía, y con fuertes oscilaciones en la última década y sin tendencia a incrementarse.

En recientes debates en torno a que países como Vietnam y México pudieran verse “automáticamente y masivamente” beneficiados de las tensiones entre Estados Unidos y China, crecientemente aparece una tercera opción: el que las empresas trasnacionales opten por la estrategia “China + 1”, es decir, que decidan continuar sus actividades en China –por su mercado, dinamismo, proveeduría, etc.–y que busquen realizar adicionales inversiones en otros países, que no necesariamente Vietnam o México.

Instituciones como la Secretaría de Economía y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público deberán abordar la temática puntualmente ante la falta de los esperados “automatismos”.


También te puede interesar: China-Estados Unidos: competencia en innovación tecnológica.

El comercio exterior de México en 2020

Lectura: 5 minutos

Ellos se ríen de mí porque soy diferente.
Yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

El 2020 fue un mal año para el comercio exterior de México debido a que la Exportación Total registró un decremento de -9.42%, porque sus dos componentes, la Exportación Petrolera y la Exportación No Petrolera, tuvieron decrementos de -32.99 y -8.01%.

En el caso de la Exportación Petrolera, la Exportación de Petróleo Crudo tuvo un descenso de -35.20%, en tanto que la Otra Exportación Petrolera lo fue de -18.44%.

Por lo que se refiere a la Exportación No Petrolera, dos de sus componentes, la Exportación Agropecuaria y la Exportación Extractiva presentaron símbolos positivos, pues su crecimiento fue de 3.19% y 19.68%, en tanto que la Exportación de Manufacturas decreció en -8.93%.

La Importación Total también decreció en -15.84%, debido a que los dos grandes rubros: la Importación Petrolera Total y la Importación No Petrolera Total decrecieron -33.47% y -13.8%, respectivamente.

Por lo que se refiere al destino de las importaciones, los tres rubros también registraron decrementos, ya que la Importación de Bienes de Consumo Final decreció -26.2%, y sus dos componentes, la Importación de Bienes de Consumo Petrolero lo hizo en -36.81%, en tanto que la Importación de Bienes de Consumo No Petrolero fue de -21.3%.

En el caso de la Importación Intermedia Total, el decremento fue -13.91% debido a que la Importación Intermedia Petrolera decreció -30.49%, en tanto que la Importación Intermedia No Petrolera lo hizo en -12.38%.

Finalmente, hay que señalar que la Importación de Bienes de Capital tuvo un decremento de -16.87%.

Como consecuencia de la evolución de las variables de exportación e importación, en el año 2019 y 2020, se han registrado importantes superávits en nuestra balanza comercial, mismos que ascendieron a 5,820 y 34,476 millones USD, respectivamente.

Comentarios

La debilidad que registró la Exportación Total de México, en el año 2019, con un decremento de 10,544 millones USD, se acentuó en el 2020 debido a la pandemia generalizada en todo el mundo y la disminución de las exportaciones se triplicó alcanzando una cifra de -43,446 millones USD, ya que la Exportación Petrolera disminuyó -8,572 millones USD, en tanto Exportación No Petrolera lo hizo en -34,874 millones USD.

Conviene señalar que, dentro de la Exportación No Petrolera, los rubros de la Exportación Agropecuaria y la Extractiva se incrementaron en 577 y 1,218 millones USD, mientras que la Exportación de Manufacturas tuvo un fuerte descenso con -36,669 millones USD.

En el 2019, la Importación Total registró un decremento de -8,982 millones USD y, en 2020, la Importación Total se redujo -72,101 millones USD porque todos sus componentes mostraron importantes decrementos.

Así, los dos grandes rubros: la Importación Petrolera Total decreció -15,799 millones USD y la Importación No Petrolera lo hizo en -56,302 millones USD.

La Importación de Bienes de Consumo Final disminuyó -16,028 millones USD, y la Importación de Bienes de Consumo Petrolera lo hizo en -6,685 millones USD, en tanto que la Importación de Bienes de Consumo No Petrolera cayó -9.342 millones USD.

Por lo que se refiere a la Importación Intermedia Total, el decremento fue de -49,023 millones USD; la Importación Intermedia Petrolera lo hizo en -9,113 millones USD; y la Intermedia No Petrolera alcanzó la cifra de -39,910 millones USD.

Finalmente, la Importación de Bienes de Capital se redujo en -7,050 millones USD.

Apuntes finales

El comercio internacional fue una de las víctimas de la pandemia sufrida en 2020. De acuerdo con los datos de la OMC, se estima un decremento de 9.2% que afectó a todos los países de la comunidad internacional.

En el caso de México, la ralentización que mostró nuestra exportación, en el año 2019, se ha visto agravada por la debilidad de la demanda internacional en 2020 de tal manera que su decremento fue de 9.42%, porcentaje ligeramente superior a la cifra registrada en el decremento del comercio mundial.

Para México, este decremento fue el segundo más importante del período 1993-2020 que, en valor, alcanzó la cifra de -43,446 millones USD, sólo superado por el año 2009, con 21.16% equivalente a -61,639 millones USD.

Es importante señalar que el sector más afectado en ambos años fue la manufactura. Esto porque en 2020 el descenso fue de -36,669 y, en el 2009, de -41,184 millones USD.

La contrapartida de este significativo decremento de la exportación es más negativa, ya que lo constituye la Importación Intermedia Total con -49,023 millones USD, cuyo descenso es un termómetro de la importante reducción de la actividad productiva en nuestro país, debido a la fuerte dependencia de la planta industrial en la importación de insumos, y como consecuencia de que la estrategia diseñada por nuestros funcionarios se ha basado en un esquema muy simplista e irresponsable de importar para reexportar con reducido valor agregado, convirtiendo a nuestro país en un maquilador básico, con características de ensamblador.

Esta situación se ha visto agravada por el fuerte decremento de la Importación de Bienes de Capital que fue -7,050 millones, lo que significa que hay poca confianza para invertir debido a las perspectivas poco halagüeñas de nuestra economía.

En este sentido, el hecho de que en los dos años más recientes se haya registrado un superávit creciente en nuestra balanza comercial, desgraciadamente no es algo muy satisfactorio y menos halagüeño, pues no es originado por un crecimiento sano de nuestras exportaciones, sino por un decremento muy importante de un elemento que mantiene a la planta productiva nacional en operación. Es decir, la Importación Intermedia correspondiente a insumos que se requieren para fabricar bienes de consumo para el mercado doméstico y para el de exportación, debido a que muchos de esos bienes no pueden ser producidos competitivamente en nuestro territorio, como resultado del marco sistémico tan deficiente que padecemos crecientemente.

Hoy, más que nunca, en los 28 años más recientes es necesario definir una estrategia para reanimar nuestro comercio exterior a fin de contrarrestar los efectos de la pandemia que tanto nos ha afectado, pero, sobre todo, para evitar la simulación que caracterizó a la promoción del comercio exterior durante la vigencia del TLCAN, y así lograr un desarrollo sano del comercio exterior mexicano en el marco del T-MEC, con la finalidad de estar en condiciones de aprovechar la reestructuración que está sufriendo el comercio internacional.

Conviene señalar que, durante el período de vigencia del TLCAN, vivíamos en una zona de confort; éste era un acuerdo muy amigable, distinto al del T-MEC, en que las condiciones son más demandantes y estrictas, por lo que será más difícil cumplir con las condiciones impuestas en la renegociación del Tratado, principalmente en relación con las provisiones laborales y el valor de contenido nacional.


También te puede interesar: Muy buena suerte, Embajador Esteban Moctezuma Barragán.

Bitcoin, en las nubes…

Lectura: 2 minutos

Con un máximo histórico de 52 mil dólares por unidad, el Bitcoin se coloca como el activo financiero más rentable, pero al mismo tiempo el de mayor riesgo.

La mañana del viernes 19 de febrero la criptomoneda ganaba 2.6% con un precio de mercado de 52,932 dólares, encaminándose a una ganancia semanal del 8% y un incremento mensual del 60% en su precio. Impulsada por la inyección de confianza que empresas somo Tesla, Uber, Twitter, PayPal y Blackrock han hecho en sus más recientes inversiones. 

Mientras algunos observadores hacen muecas y levantan la ceja cada vez que el Bitcoin toca un nuevo máximo en su precio, el posicionamiento de la criptomoneda en las carteras de pequeños y grandes inversionistas sigue creciendo y en 2020 quintuplicó su valor. 

Los inversionistas más cautelosos buscan calmar la fiebre que ha hecho crecer la burbuja especulativa del Bitcoin y evitar que el golpe al reventarse sea mejor al que se registró en 2017. Pero ahora la criptomoneda estrella tiene un factor con el que no contaba hace tres años, la confianza de grandes inversores que ven en la moneda virtual una opción para cuidar sus activos financieros de los choques que sufren las divisas mundiales como el dólar y el euro golpeados por la pandemia. 

Si un comentario a favor del Bitcoin por parte de Elon Musk hizo crecer el precio de la criptomoneda a niveles históricos, una opinión negativa del dueño de Tesla podría igual pinchar la burbuja y desplomar el precio hasta los 20 mil dólares, que podría ser el precio ‘real’, de acuerdo a los movimientos del mercado. 

Las últimas alzas elevaron la capitalización del activo en el mercado a unos 982,000 millones de dólares, según datos de CoinMarketCap. Los analistas de JP Morgan han advertido que los precios actuales del bitcoin están por encima de las estimaciones de su valor razonable. 

“Los criptoactivos siguen siendo la peor cobertura para las grandes caídas de la renta variable, con beneficios de diversificación cuestionables a precios tan superiores a los costes de producción, mientras que las correlaciones con los activos cíclicos están aumentando a medida que la propiedad de cripto se generaliza”, dijo en un comunicado JP Morgan.

Los pequeños inversionistas se estarían dejando llevar por las decisiones de los grandes y decidiendo invertir en un activo que de desplomarse les estaría haciendo perder hasta la camisa. Caso distinto a lo que sufriría Musk quién invierte 1,500 millones de dólares de sus arcas utilitarias en un activo de alta volatilidad y no de su circulante. 

Los evangelistas del Bitcoin estarían esperando que los números seriados que adquirieron cuando la criptomoneda valía 3 mil dólares lleguen a valer 20 mil dólares una vez reventada la burbuja. De romperse la burbuja especulativa del Bitcoin, los pequeños inversionistas serían los más afectados, perderían lo que tienen y no de lo que les sobra. 

Javier Molina, vocero de eToro, recomienda invertir sólo el 5% de las carteras en Bitcoin para evitar grandes descalabros.  

“Se debe de invertir el 5% de su portafolio porque sigue siendo un riesgo que salga alguien que diga ‘me equivoqué, esto no vale nada’, el tema es que esta oferta a diferencia de los dólares es limitada por el mismo modelo,” comentó el especialista.

México-Alianza del Pacífico: continúa la decepción profunda

Lectura: 5 minutos

En los primeros 11 meses del año 2020, la exportación mexicana a los países que integran la Alianza del Pacífico registró un decremento de -25.46%, es decir, disminuyó -1,560 USD en relación con el año 2019.

La importación procedente de esos países también registró un decremento mismo que fue de -26.61%, equivalente a -929 millones USD.

Se podría decir que, tradicionalmente, la exportación total de México a esos países en los primeros once meses del año mostró una tendencia creciente, misma que llegó a la cifra récord de 8,685 millones USD en el año 2012, precisamente, el año en que entró en vigor al Acuerdo de la Alianza del Pacífico, mismo que se fijó como objetivo lograr una Integración Profunda.

Paradójicamente, a partir de ese año, las exportaciones mexicanas han mostrado una tendencia decreciente misma que en el 2020 llegó al nivel más bajo del período 2012-2020 con 4,567 millones USD, y registró un decremento de 1,560 millones USD en el 2020, siendo el más alto del período.

Las importaciones procedentes de ese bloque también mostraron una tendencia creciente en el período alcanzando su máximo nivel, antes de la entrada en vigor del Acuerdo de la Alianza del Pacífico, en 2008, con 3,815 millones USD, año a partir del cual se presentan importantes variaciones con una tendencia descendente. Sin embargo, en 2018 se registra el récord de importación para el período de vigencia del Acuerdo con 3,697 millones USD.

Como consecuencia, esto también ha generado importantes variaciones en el saldo de la balanza comercial, el cual en el período 1999-2006 fue deficitario para México y, en el resto del período 1993-2020, fue positivo para nuestro país. En el año 2012, primer año de vigencia del Acuerdo, México registró el mayor superávit con el bloque, mismo que alcanzó la cifra de 6,130 millones USD. No obstante, a partir de ese año muestra una tendencia decreciente, alcanzando la cifra más baja en el año 2020 con sólo 2,005 millones USD, lo que podríamos calificar como una decepción profunda.

Como resultado de la evolución de estas variables, en general, México tuvo una tasa de cobertura positiva de 1993 al 2020, excepto en ocho años que comprenden el período 1999-2006. El máximo nivel fue en el año 1996, con 360% y, en el año 2012, el segundo nivel más alto con 340%. Pero, a partir del 2013, la tasa de cobertura muestra una tendencia decreciente hasta caer a 178% en 2020.

Además, en los nueve años de vigencia de la Alianza del Pacífico, la tasa de cobertura fue consistentemente decreciente, pues pasó de 340% en 2012, a 178% en 2020, con un porcentaje de sólo 177% para el período completo.

Comentarios

La evolución de los intercambios comerciales con los países de la Alianza del Pacífico a partir del 2012, año en que entró en vigor el Acuerdo de la Alianza del Pacífico, nos muestra una tendencia muy pronunciada de decremento en nuestras exportaciones, mismas que en el período pasaron de 8,685 millones USD en 2012, a 4,567 millones en 2020, es decir, hubo un decremento de -47.42, equivalente a -4,118 millones USD.

Por lo que se refiere a las importaciones, aunque hubo un importante incremento de 2012 al 2018, en que pasaron de 2,555 millones USD a 3,697 millones USD, para el año 2020 sólo alcanzaron la cifra de 2,562 millones USD.

Para el período 2012-2020 en que ha estado en vigor el acuerdo de la Alianza del Pacífico, el incremento de las importaciones fue de sólo 7 millones USD, sin embargo, se puede señalar que las distancias y diferencias de las cifras de comercio exterior de México con esos países se han venido acortando, fundamentalmente, por la reducción de las exportaciones mexicanas a esos países.

Apuntes finales

El importante decremento de las exportaciones mexicanas a la Alianza del Pacífico contrasta con la relativa estabilidad de las importaciones procedentes de ese bloque.

Esta dispar evolución se manifiesta en la reducción del saldo favorable para México mismo que pasó de 6,130 millones USD en 2012, a 2,005 millones USD en 2020, período en el que la tasa de cobertura se redujo grandemente al pasar de 340% a sólo 178%.

También hay que señalar que la importancia de la Alianza del Pacífico en nuestro comercio exterior ha decrecido pues, si en el año 2011 absorbía el 2.6% de nuestras exportaciones, para el año 2020 sólo alcanzó el 1.22% y, por el lado de las importaciones nos proveyó el 1.66% en el año 2006, sin embargo, para el 2020 sólo lo hizo en 0.7%.

Lo que durante largo tiempo se consideró como supremacía de México en la relación con los países de América del Sur, incluyendo a los ahora miembros de la Alianza del Pacífico, se atribuyó a un supuesto mayor grado relativo de desarrollo de nuestro país, mismo que se ha venido reduciendo de una manera dramática como consecuencia de un grave proceso de desindustrialización que hemos sufrido a partir del año 2000.

El factor determinante de este proceso de deterioro es no contar con un marco sistémico que ayude a la planta productiva nacional a elaborar bienes en un nivel competitivo, ya que a partir de ese año se ha generado una importante fractura de las cadenas productivas en nuestro país.

Esto ha orillado a importar insumos de manera creciente, fundamentalmente de Asia, para producir bienes orientados al mercado interno y al de exportación, con reducido y decreciente valor agregado, mismo que en el período 1993-2018 descendió de 59% a 37%.

Lo más sorprendente y deprimente es que, de acuerdo con información proporcionada por BANCOMEXT, en sectores en los que tradicionalmente éramos muy eficientes y hábiles, pues producíamos y exportábamos en grandes cantidades siendo líderes a nivel mundial, el valor agregado ha caído a niveles ridículos como es el caso del textil y la confección con 29%, equipo médico 3.4%, automotriz 26%, equipo de comunicación 0.7% y equipo de audio 0.7%, entre otros.

La situación generada en los 26 años más recientes en materia de comercio exterior ha sido caótica y la única posibilidad de evitar que continúe este enorme retroceso es abandonar la improvisación y la simulación, y definir una estrategia integral realista que incluya políticas públicas en materia de competitividad, fomento, comercio exterior y promoción de las exportaciones e inversión extranjera directa.


También te puede interesar: Continúa el desastre de México en el TPP-11.