Destacada infancia. Los sobresalientes niños triquis

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Recientemente, pese a ser una de las más golpeadas en la sierra oaxaqueña, las comunidades triquis, han enseñado al mundo, el significado de la pasión y la entrega. Esto, gracias a unos niños.

Ciudad de México (elsemanario.com).- La niñez mexicana es una población a la que se le debe poner especial atención, no sólo por su condición de vulnerabilidad, sino porque en ella recaerá el país del mañana. Por esto, es de vital importancia asomarnos a los casos de éxito que los niños mexicanos escriben diariamente. Un caso que llamó la atención recientemente es el de los niños triquis de Oaxaca.

La población triqui recibió especial atención cuando un equipo de básquetbol de niños que jugaban descalzos acaparó las miradas del mundo. Las comunidades triquis, de las más golpeadas en la sierra oaxaqueña, exportarían al mundo la pasión y la entrega de unos niños que, junto a su entrenador, conquistaron el baloncesto con sus apariciones.

Primero ganaron el Torneo Nacional de Básquetbol Infantil, después, lograron viajar a Orlando, en julio del 2013, donde comenzaría la grandiosa historia de los niños triquis, que rápidamente recorrería el mundo gracias a la inmediatez que brindan las redes sociales. El esfuerzo, la dedicación y la disciplina fueron fundamentales para que estos niños que entrenaron en la montaña de Oaxaca pudieran conquistar la mirada de miles de personas.

Los niños regresarían al país en calidad de héroes, el Cuarto Festival Internacional de MiniBasquetbol en la bolsa, su espectacular éxito, llevó a que el presidente Enrique Peña Nieto quisiera conocérlos.

Esa historia queda grabada en el imaginario colectivo del mexicano, pues lograron, en los hechos, traspasar los mitos  que abordan a la cultura nacional. De hecho, la historia también quedó plasmada en un cortometraje que lleva por nombre Descalzos, mismo que narra la historia de estos niños desde el momento en que subieron a aquel avión que los llevaría a la fama mundial, diría Mariana Rodríguez, directora del mismo

Nos han impresionado mucho los niños y la misión de todos los que hicimos posible el cortometraje es dar a conocer esta historia de esfuerzo y dedicación a nivel internacional, porque realmente los basquetbolistas son un gran motivo de inspiración para mucha gente

El otrora jugador de la NBA, Horacio Llamas también se acercó al equipo de sobresalientes y afirmó

“Ellos, de zonas tan marginadas y jugando descalzos, nos dieron como un gancho para que la gente voltee a verlos, y aprender de lo que ha hecho el profe Sergio Zúñiga allá con ellos, son un ejemplo para todos”.

El proyecto que vincula la educación y el deporte en que se vieron inmersos estos niños siguió llamando la atención en todo el mundo; los gigantes del baloncesto visitaron al equipo profesional de los Rockets de Houston de la NBA, quienes recibían con emoción a los niños, pues saben lo valioso que es su ejemplo de lucha y empeño; y destaca que 6 de los niños, obtuvieron becas en Alemania. Su entrenador, artífice y protagonista de este sueño hecho realidad, afirmó que las becas no propician la migración de los niños, sino “que se preparen para enfrentar y estudiar con nuevas formas que México necesita“.

El entrenador Zúñiga fue condecorado con el Premio Nacional del Deporte en el 2014 y para él, el premio es de todos. Siempre se ha mantenido con los pies en la tierra pese a críticas, envidias o halagos recibido a su trabajo.

Lo que se queda

Todo este trabajo y satisfacciones tienen su origen en el proyecto deportivo Academia de Baloncesto Indígena México, que lleva por objetivo el desarrollo de la niñez de la mano con el fomento de este deporte; pero además, fomenta la educación y la cultura para solidificar la base de la niñez indígena. Al respecto, el entrenador diría

“Uno de los objetivos era que un niño indígena tuviera las mismas oportunidades que uno de la ciudad, que tuviera sus tres comidas al día, una educación digna y pudiera desenvolverse fuera de sus regiones, de sus montañas”

Además, en este proyecto deportivo y educativo, Zúñiga dejaría claro que

“algo que es fundamental, que nos ha dado esa mentalidad ganadora es que tienen que leer un libro por semana y entregar un reporte los domingos para que tenga derecho a entrenar”

Con este tipo de motivaciones, el deporte mexicano, el básquetbol infantil y en general, la comunidad que pueda acercarse a estas historias, hemos sido testigos de algo sumamente básico, pero que a veces parece olvidarse en el confort que ofrece la vida cotidiana citadina -por momentos y para algunos- que es la importancia de la perseverancia. Y algo quizá romántico en un mundo regido por el individualismo y la competencia negativa: los sueños, a pesar de parecer inalcanzables, pueden convertirse en realidad.

Cada quien recibirá sus propias motivaciones para lograrlo. La de estos niños fue ayudar a sus familias y comunidades a adquirir una mejor calidad de vida mediante las justas deportivas y mediante su entrenamiento diario, a su empeño, mismo al que sólo podían tener acceso demostrando que también podían aplicarse en el ámbito académico.

El básquetbol logró transformar la vida de estos niños; el deporte sin duda ayudó a la transformación social de un grupo desatendido en las montañas de Oaxaca. De niños, se convirtieron en gigantes, dignos de ser llamados el Dream Team de la montaña oaxaqueña.

Pero este no es el único caso de los niños dorados que guarda nuestro país. Saltando del básquetbol a la música, tenemos otro caso representativo que cada año, mediante un campamento, logra “reclutar” a niños prodigiosos que se instalarán en un proyecto que también es propulsor de la transformación social. Tal es el caso de la Orquesta Sinfónica Infantil de México, tema que EL SEMANARIO abordará para la siguiente entrega sobre los niños mexicanos destacados.

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