Científicos aseguran que las fases de la luna y la fuerza de las mareas asociadas ayudaran a predecir los terremotos mayores a los 5 grados de magnitud.
Tokyio, Japón.- Científicos del departamento de ciencias de la Tierra y el Instituto de Investigación Sísmica de la Universidad de Tokio, publicaron un estudio en la revista Nature donde señalan que la correlación existente entre las fases de la luna y las amplitud de la mareas que la misma provoca, es estadísticamente significativa, informó El País.
En el texto los investigadores primeramente explican la geometría de las fases lunares.
La luna llena y la luna nueva ocurren cuando el Sol, la Tierra y la Luna están (casi) alineados.
Luna llena es cuando la Tierra está (casi) en medio del Sol y la Luna, y por tanto vemos la Luna totalmente iluminada por el Sol.
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Luna nueva es cuando la Luna está (casi) en medio del Sol y la Tierra, y por tanto no vemos la mitad de la Luna que está iluminada por el Sol.
“Los casi son importantes porque, cuando la alineación de los tres cuerpos es exacta, lo que tenemos es un eclipse” explicó Satoshi Ide, autor principal del artículo.
“Las dos fases extremas de la Luna (llena y nueva) son responsables de las mareas vivas, porque la gravedad del Sol se suma a la de la Luna para levantar el nivel de los océanos”, señalo Ide.
“Nuestra hipótesis es que las fallas terrestres que están en un equilibrio precario, o a punto de deslizarse, pueden recibir el empujón definitivo debido a las fuerzas de marea, que pese a su nombre no solo actúan sobre el agua, sino también sobre los estratos sólidos donde están las fallas.
Según Muy interesante, la idea más aceptada acerca del origen de los movimientos telúricos es que consisten en un fenómeno en cascada, donde una pequeña fractura subterránea va creciendo en tamaño e importancia,
Los geólogos de Tokio conjeturan que no es la formación inicial de la fractura, sino su evolución hasta una gran fractura, la que se ve facilitada por las fuerzas de marea. Esto explicaría que las fases extremas de la Luna se correlacionen sólo con los terremotos fuertes, y no con los débiles.
Durante su investigación analizaron los datos de tres registros sísmicos diferentes, que cubrían Japón, California y el mundo entero, asignando con un número del 1 al 15 la intensidad de las mareas que hubo los días precedentes para relacionarlas con los temblores.
Así observaron, por ejemplo, que los terremotos de Chile, en 2010, y Japón, en 2011, tuvieron lugar, efectivamente, con fuertes mareas.
Los científicos recomiendan tomar en cuenta la fases de la luna para calcular la probabilidad de terremotos en las zonas sísmicas.
