La corrupción y la impunidad son un problema de Estado y se han convertido en los principales lastres del sistema político mexicano y del país en general. Son un grave conflicto que frena el proceso reformador que requiere México, que nos afecta sobre todo cuando se trata de recursos públicos y lamentablemente va más allá de partidos políticos y colores partidistas. Refleja la pérdida de valores éticos y morales de nuestra sociedad.
Durante los últimos 15 años, México cayó 55 lugares a nivel mundial en el índice de percepción de corrupción. La alternancia y el cambio de gobierno no sólo no impidieron sino agudizaron la corrupción en nuestro país, según los indicadores oficiales. Hace un mes el Auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal, entregó a la Cámara de Diputados los resultados de la cuenta pública 2012: en el último año de la administración del entonces presidente Felipe Calderón hubo 147 denuncias por un manejo irregular de 4 mil 300 millones de pesos.
Los últimos días han salido dos graves escándalos de corrupción que preocupan a los mexicanos: Oceanografía y la Línea 12 del Metro de la ciudad de México. De éste segundo caso todavía hay mucho que saldrá a la luz sobre todo en cuanto a las fallas de las empresas constructoras y la negligencia de las autoridades capitalinas.
En cuanto al primer caso, vale la pena señalar que desde 2004 la auditoría alertó sobre irregularidades con la empresa Oceanografía pero sus observaciones fueron ignoradas y evidenció el vínculo de la compañía con los hermanos Manuel y Alberto Bribiesca Sahagún, hijos de Martha e hijastros del entonces presidente Vicente Fox. Según investigación periodística de El Universal en el sexenio de Fox Oceanografía obtuvo contratos por más de 10 mil millones de pesos pero en el gobierno de Calderón la cifra se triplico para llegar a casi 35 mil 500 millones de pesos.
Oceanografía es un ejemplo vivo del tráfico de influencias, de la corrupción, de la impunidad, de la ineficacia de la fiscalización, de las deficientes prácticas bancarias y de algunas fallas en Pemex. En el sexenio de Felipe Calderón la empresa Oceanografía tuvo su mayor crecimiento y alcanzó su verdadero “boom” y donde los nexos con los Bribiesca fueron reemplazados por Juan Camilo Mouriño, exsecretario de Gobernación y “brazo derecho” de Calderón hasta su muerte, y César Nava, ex secretario particular de Calderón y ex presidente nacional del PAN.
El escándalo de corrupción de esta empresa, vinculada a los gobiernos del PAN, ha empezado a afectar la negociación de la ley secundaria de .la reforma energética, pues el coordinador del PAN en el Senado de la República, Jorge Luis Preciado, acusó que el tema de Oceanografía “se ha utilizado para golpear a su partido” y anunció el retiro de su bancada de la mesa de negociación de las leyes secundarias en materia energética, “en tanto el gobierno federal no garantice el respeto al “espíritu” y los términos en los que fue aprobada la reforma constitucional”.
Se ha politizado el tema y la fracción calderonista presiona para usar como chantaje o moneda de cambio, lo cual amenaza con hacer prevalecer la impunidad. Por lo pronto, es claro que Mario Avila, ex subdirector de Mantenimiento y Logística de Pemex y excandidato del Partido Acción Nacional a la gubernatura de Campeche, fue el principal operador de Mouriño en Pemex y llegó incluso a ampliar de manera ilegal un contrato por 834 millones de pesos.
Al final lo importante es que salgan a la luz los casos de corrupción y se termine con la impunidad, fuente de la propia corrupción. Urge evitar esquemas de chantaje, dar mayores dientes a los organismos responsables de combatir la corrupción para castigar efectivamente a los responsables y establecer una política pública que vaya al fondo para atacar un grave problema de Estado, que genera una desviación de recursos calculada en casi 3 por ciento del producto interno bruto. Y vale la pena empezar ahora para reeducarnos como sociedad y clase política y reeducar a nuestros hijos para empezar a poner un granito de arena que nos lleve en una o dos generaciones a revertir este gran lastre que afecta históricamente a nuestro país.
