Prejuicios: diversidad sexual objeto de discriminación en México

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En México, vive un gran número de personas que no son heterosexuales y ellas tienen, en teoría, los mismos derechos que cualquier mexicano, sin embargo, la realidad es otra, ya que persiste un gran número de agresiones y discriminaciones en contra de las personas con preferencias sexuales distintas.

México (elsemanario.com).- Uno de los prejuicios que motivan muchas situaciones de discriminación en México, es la estigmatización de la diversidad sexual. Ser gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero, intersexuales o polisexual y cualquier otra forma de expresión sexual diferente a la convencional o “comúnmente aceptada”, significa estar propenso a señalamientos, prejuicios y discriminación.

En el país vive un gran número de personas que no son heterosexuales y ellas tienen, en teoría, los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro mexicano, porque la nacionalidad y ciudadanía “no distingue sexo, raza, religión o estatus social”. Sin embargo, la realidad es otra y pese a que se ha avanzado en respetar esta libertad, aún persiste un gran número de agresiones y discriminaciones en contra de las personas que no son heterosexuales.

¿Por qué la diversidad sexual ocasiona tanto ruido? Pues si partimos de que la naturaleza humana ha pasado de la organización en grupos, tribus hasta llegar a las sociedades contemporáneas, también debemos considerar que ha desarrollado un instinto de conservación y un temor a la diferencia. Especialmente esta condición se ha visto reforzada a partir de conceptos morales y sociales fundamentados por la religión y la “correcta sociedad”.

Es decir, las sociedades han evolucionado con base en la categorización del mundo que los rodea porque así tienen un mayor control y entendimiento de él; el estatus y estereotipos son una forma en que lo hacen pero, en su mayoría, estos en lugar de contribuir a la cohesión social resultan negativos y estigmatizan a las manifestaciones sociales que salen de la “normalidad”.

Y es que las personas que tienen una preferencia u orientación sexual diferente de la heterosexual (predominante) sufren discriminación porque en la sociedad mexicana –como en la mayoría en el mundo– existe una tendencia a querer “uniformar” u “homogeneizar” desde la perspectiva sexual dominante y, a partir de ella, se califican todas las demás orientaciones o manifestaciones.

El resto de las formas de sexualidad aparecen como incompletas, perversas y, en algunos casos, como patológicas, criminales e inmorales. Lo anterior provoca una respuesta de temor al riesgo imaginado desde el prejuicio dogmático e intolerante, que en última instancia se traduce en desprecio, odio y rechazo”, así lo señala el Conapred.

De acuerdo con una encuesta realizada en 2015, realizada por GCE, el 85% de las personas consultadas con preferencias sexuales diferentes han sufrido de discriminación y casi el 50% de los consultados (heterosexuales) piensa que la homosexualidad es un defecto moral.

El ejercicio arrojó números que reflejan el prejuicio y el poco conocimiento que tiene la sociedad mexicana hacia la diversidad sexual, en el caso de la homosexualidad por ejemplo, la encuesta indica que el 48.3% de los consultados piensa que es un defecto moral; el 23% que es una decisión que hay que respetar; 8.9% una orientación sexual normal; y el 3.7% piensa que es una enfermedad.

Además, refleja las contradicciones en las que caen los mexicanos pues mientras el 76% respetaría a un familiar si se declarara gay, el 60% de los encuestados considera que los homosexuales son muy discriminados. Entonces, sí un familiar se declara homo lo aceptan pero por el otro consideran que son estigmatizados, indirectamente aceptan que la misma sociedad que por un lado acepta esa diversidad, por el otro lo prejuicia.

Esta homofobia (vista como la discriminación a toda preferencia u orientación sexual diferente a la heterosexual) se manifiesta en diferentes esferas de la sociedad, desde el núcleo familiar, escolar o comunitario (vecindario), hasta ámbitos más complejos como el mundo laboral, profesional, religioso.

Las personas con preferencias sexuales distintas a las “socialmente aceptadas” también se enfrentan a trabas como la negación de servicios, estereotipos y estigmas reproducidos por los medios de comunicación, que a su vez son reproducidos por la gente.

Si bien, la comunidad lésbico, gays, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales (LGBTTTI) ha ganado muchas batallas por el reconocimiento de su identidad y sus derechos dentro de la sociedad, pero aún queda mucho por qué luchar.

México, es una de las 114 naciones que no criminaliza la homosexualidad y forma parte del grupo de siete países en los que se prohíbe constitucionalmente la discriminación por preferencia sexual. Además, es parte de las 59 naciones donde tampoco es legal la discriminación en el empleo por esta causa y desde la resolución histórica de la SCJN, el matrimonio entre personas del mismo sexo se puede lograr en todo el país.

Se ha logrado avanzar en el reconocimiento legal, sin embargo, es responsabilidad de la sociedad en su conjunto combatir el prejuicio y la discriminación contra la diversidad sexual, mientras el Estado construyendo e implementando políticas públicas que fomenten la integración y el respeto para que también se avance en el reconocimiento y aceptación social.

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