Irónicamente, a algunas tendríamos que mandarlas a volar, pero al no haber alternativa, las aerolíneas saben que nos mandan a volar.
¿Quién no ha tenido que lidiar por lo menos una vez con alguna molesta aerolínea? y es que entre boletos caros, largas esperas en las escalas, aviones viejos y maletas perdidizas, viajar resulta ser toda una experiencia de supervivencia.
Cabría mencionar algunas malas experiencias propias y ajenas para hacer ver que algunas aerolíneas, están más preocupadas en invertir en su publicidad engañosa y en vender más boletos que en hacer funcional su servicio, donde el cliente sea su prioridad y no las millonarias ganancias que les dejamos.
Una de las tantas experiencias que me gustaría compartirles fue cuando venía de un viaje proveniente de América del Sur y vilmente, encontré abierta una de mis maletas; cuando me acerqué a cuestionar, tanto al oficial de policía más cercano como a la encargada de resolver las pérdidas de equipaje de la aerolínea, sobre por qué se encontraba mi candado roto y mi maleta sin el plastificado, lo único que me dijeron fue que, “podían abrir la maleta para revisarla”. Y mi preocupación versaba en que me convertiría en una de las famosas mulas del narcotráfico, como en los célebres casos de Óscar Montes de Oca, estudiante de la UAEM, y la estudiante y bailarina Lilia Angélica Negrete, por mencionar algunos. Lo peor de todo, es que las aerolíneas no dan advertencia alguna sobre ese tipo de delitos que pueden ocurrirle a cualquier cliente que vuele con ellos.
Otra molesta situación que con regularidad pasa, que resulta menos grave que la siembra de droga en el equipaje, son las medidas extremas que tienen algunas aerolíneas con el exceso de equipaje. Por ejemplo, cuando te llegas a pasar por un kilo y te quieren cobrar. Se podría entender, pero hacerlo por uno sólo es una completa exageración en sus normas, evidentemente es con el simple fin de sacar más dinero.
Por último, y no menos importante, hay otros detalles que se debe tener en cuenta en este tipo de empresas de transporte aéreo: las cancelaciones de vuelo. Como usuarios podemos exigir que nos ofrezcan el primer vuelo disponible, servicios de comunicación telefónica, alimentos, traslados y hospedaje, y ¿por qué no? hasta elegir de nuevo si queremos nuestro asiento en ventanilla o en pasillo.
Queridos lectores, los invito a compartirme alguna mala y hasta fea experiencia en alguna aerolínea y si alguna vez acudieron hasta la PROFECO para obligarla a remediar el mal sabor de boca que les dejó. Irónicamente, a algunas tendríamos que mandarlas a volar, pero al no haber alternativa, las aerolíneas saben que nos mandan a volar. Me reconozco profundamente sometido a sus malos tratos ¿y ustedes?
