Depresión posparto ¿realidad o mito?

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¿Existen días que simplemente quisieras ahorcar a tus hijos? ¿Qué pasa con aquellas mujeres que pasan del pensamiento a la acción? Explicamos para ti, la depresión posparto 

“Solo tenía ganas de correr frente a un autobús”, “Tengo miedo de hacerle daño a mi bebé”, “Creí que sería la etapa más feliz de mi vida pero me estoy volviendo loca”, son algunos de los comentarios que las mujeres que sufren de baby blues pueden identificar.

Así que la etapa en la que tu cuerpo se hincha, tu apetito aumenta, tu fatiga se desborda, tus espalda adolece y tus pies crecen por fin se termina ¿y me dices que esto no ha sido todo lo que esperabas y más? Hasta 1962 no había tal cosa como el baby blues o la depresión posparto y las personas no solían preocuparse por los cambios en el estado de animo que experimentaban las mujeres durante los primeros días de su recién adquirida maternidad, mucho menos se pensaba en la ansiedad que originaban las preguntas relacionadas a sus aptitudes como madre o a los cuestionamientos sobre lo que sería de ella el resto de su vida ahora que tenía que responsabilizarse de otra vida.

Hasta 1962 no había tal cosa como el baby blues o la depresión posparto/Imagen: Tumblr

Fue el psiquiatra James Hamilton el primero en delimitar concretamente este síndrome, el cual identificó con un estado depresivo moderado cuya duración se extiende a los primeros diez días después del parto y cuya influencia principal tenia que ver con la regulación a niveles normales de los neurotransmisores en el cuerpo de la madre.

Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer, segrega un cúmulo considerable de estrógeno y progesterona -también añade una pizca extra de serotonina y dopamina- haciendo la receta perfecta para mantener al feto estable, feliz y relajado hasta su nacimiento ¿pero qué pasa después? Cuando el bebé nace el cuerpo materno restablece la normalidad y la mujer que vivió durante nueve meses en una especie de euforia adquirida sufre esto como una perdida de felicidad y no como un restablecimiento de su estado de animo normal.

No obstante, esto no implica que todas las mujeres sufran de depresión posparto -ya que existen estructuras de personalidad más resilientes que otras- pero al menos el 80% de la población que ha tenido hijos sí la presenta y se habla del baby blues cuando después de dos semanas la madre aún mantiene síntomas como: problemas de sueño, tristeza profunda, llanto constante y sin causa aparente, distanciamiento con el recién nacido, pérdida de concentración, sentimientos de ineptitud, cambios de humor bruscos, vergüenza, culpa, ansiedad, problemas para alimentarse o para alimentar al bebé  y constante irritabilidad.

Mucho menos se pensaba en la ansiedad que originaban las preguntas relacionadas a sus aptitudes como madre/Imagen: Tumblr

En un estudio realizado en 1971 se experimentó con 1295 mujeres con enfermedades psicológicas asociadas al parto, descubriendo que la formas patológicas que prevalecían entre ellas eran depresión grave y esquizofrenia  y se delimito así los tipos de depresión posparto que pueden existir:

  • Moderada.- presenta los síntomas antes descritos pero estos se corrigen durante las primeras semanas de la vida del bebe y se presentan de forma leve. Esta es la depresión más común y mantiene sus puntos más elevados durante el día cuatro y cinco después del parto.
  • Grave.- los síntomas llegan a permanecer con la madre meses después de haber dado a luz y suelen tener más fuerza además de estar encaminados con mayor frecuencia a los actos agresivos (gritar o golpear) más que los melancólicos (llorar).
  • Psicótica.- la estructura mental de la madre sufre un desprendimiento al momento de tener a su bebe y existen alucinaciones y delirios, fuertes irrupciones en el sueño, paranoia, confusión o desorientación, pensamientos obsesivos en torno al bebé y deseos de lastimarlo o lastimarse a sí mismas.

Los expertos encontraron una fuerte relación entre la depresión posparto y aquellas mujeres que experimentaban sentimientos hostiles o ambivalentes hacia el bebé desde su gestación-de hecho, ellas puntuaban más alto en ansiedad bajo una prueba MMPI de la personalidad-.

Se destacan a partir de esto los factores externos que influyen en la depresión posparto y no solo se toma a lo orgánico como un indicador importante. Cosas como la planeación del bebé, la relación que se mantenga con el padre y la forma en la que la mujer percibe su propio cuerpo o capacidades maternas influyen de sobre manera en la actitud que comenzará a desarrollar en torno a este importante cambio de vida una vez que el bebé salga del útero.

Se habla del baby blues cuando después de dos semanas la madre aún mantiene síntomas como: problemas de sueño, tristeza profunda, llanto constante y sin causa aparente, distanciamiento con el recién nacido/Imagen: Tumblr

¿Cómo se si debo consultar al doctor?

Muchas mujeres sienten tristeza después del nacimiento del bebé -y con justa razón pues este evento representa para ellas un factor de cambio inminente en su estilo de vida, además, se vive el duelo por la vida que se deja, por el sentimiento de ya no tener al bebé dentro y comienza una angustia sobre el futuro-, no obstante, la gran mayoría se muestra renuente a admitirlo o esto les provoca vergüenza pero es importante consultar con el doctor si:

  • Los síntomas no desaparezcan después de dos semanas
  • Los llantos y enojos comiencen a ser más duraderos y persistentes.
  • El cuidado del bebé se ha vuelto complicado debido a los síntomas depresivos que se presentan.
  • Tienes problemas para conectarte con el bebé o preocuparte por él
  • La ansiedad que se experimenta te lleva a puntos en los cuales deseas lastimarte o lastimar al bebé

Las investigaciones también sugieren que la depresión pos parto es un componente funcional en la decisión de reproducción humana al sostener que esta depresión permite a la madre declinar la inversión de esfuerzos en su descendencia cuando los recursos son limitados –una especie de selección natural-. Los infantes humanos necesitan una extraordinaria suma de cuidados y atención, la falta de soporte y la nula inversión por parte del padre y/o la familia incrementa los síntomas en la madre. Se piensa que en el pasado, si las madres no hubieran contado con la ayuda de los miembros del sistema familiar o la comunidad nunca habrían podido criar a los hijos  sin hacerles daños o sin perjudicar su propia salud.

Se han estudiado que la depresión posparto se encuentra permeada principalmente por un inadecuado soporte familiar, circunstancias estresantes y emociones negativas enfocadas directamente en el recién nacido, y son estas las que provocan principalmente una falta de inversión en el infante al que se le considera como algo que simplemente no pueden costear.

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