Fallas en política antiterrorista en Bruselas, desata crisis en el gobierno de Bélgica

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Han tocado un punto sensible, Bruselas intenta seguir adelante con la vida dos días después del peor atentado terrorista de su historia. Este hecho ha herido tanto a este país, que sus dirigentes tienen un sentimiento de frustración por las fallas en política antiterrorista.

Los ministros belgas de Justicia, Koen Geens, y del Interior, Jan Jambon, presentaron este jueves sus respectivas dimisiones por fallas que impidieron realizar un seguimiento más exhaustivo a un militante del Estado Islámico (EI) que fue expulsado el año pasado de Turquía y que esta semana se inmoló en el aeropuerto de Bruselas.

Sin embargo, el ministro de Bélgica, Charles Michel, rechazó las renuncias al considerar que no se puede prescindir de ambos en el contexto actual, dos días después de los peores ataques ocurridos en el país, que dejaron al menos 31 personas muertas y 270 heridos.

“En tiempos de guerra, no puedes dejar el campo de batalla”, dijo Michel a los ministros, al pedir que permanecieran en el cargo.

Las autoridades belgas están avergonzadas después de que Turquía dijo este miércoles que en 2015 había expulsado de vuelta a Europa a Ibrahim El Bakraoui, uno de los suicidas que participó en los atentados del martes, y que advirtió a Bélgica que se trataba de un extremista islámico.

Si bien muchos sospechosos de ser militantes no son capturados por falta de evidencia, Bakraoui estaba bajo libertad condicional y apenas a medio camino de cumplir una sentencia de nueve años por robo a mano armada.

La crisis en el gobierno de Bélgica fue desencadena por la acusación del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de que autoridades belgas habrían ignorado sus advertencias respecto al riesgo que suponía uno de los terroristas suicidas del aeropuerto internacional de Zaventem.

Erdogan indicó que Ibrahim El Bakraoui fue deportado hacia Holanda en julio de 2015 y reenviado a Bélgica, su país de origen, como combatiente extranjero que habría intentado ingresar en Siria para luchar al lado del grupo extremista Estado Islámico.

En un primer momento, el ministro de Justicia belga afirmó que Bakraoui no era conocido por actos terroristas, sino por delitos simples.

Pero la situación se agravó después que las autoridades holandesas confirmaron que la justicia belga tenía conocimiento del radicalismo del joven y, sin embargo, no compartió la información a sus homólogos en el país vecino.

En consecuencia, una vez en Holanda, El Bakraoui no fue detenido y tampoco fue interrogado.

“Ha habido dos errores: a nivel de la Justicia y a nivel del oficial de conexión (entre los dos países) en Turquía, lo que implica a los departamentos del Interior y de Justicia”, observó Jambon al anunciar su dimisión.

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