Recetas Olímpicas

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Estamos, querámoslo o no, por decisión o accidente, metidos en el ambiente Olímpico. Ver competir al país, emociona, cantar el himno cuando se gana una medalla de oro saca algunas lágrimas. Cuántas persignadas, promesas divinas, compromisos, mandas, ceremonias invocaciones y misas blancas o negras, son ofrecidas para ganar medallas. Nada sin embargo que remplace la vieja y eficacísima fórmula: Trabajo, trabajo, trabajo.

 

Trabajo de todos, de los legisladores que aprueban un presupuesto, de la institución que lo administra, de los entrenadores que lo aplican, de los atletas que se responsabilizan, de los padres que les cuidan y no consienten el cansancio de los entrenos con manjares ricos en carbohidratos, refrescos edulcorados y mucha vitamina T… de los amigos que no incitan a la molicie, la droga–afición y la indisciplina, responsabilidad del sistema educativo que acomoda escuelas y horarios para los entrenamientos especiales, de los profesores de gimnasia y deportes en las escuelas, que seleccionan cuerpos y destrezas para formar parte de las representaciones escolares, distritales, regionales, estatales o nacionales y hasta del público que sigue a los atletas.. Como en todo, si no existe esa coordinación no hay medallero posible que no sea fruto del azar.

 

Los atletas olímpicos, son todos profesionales, poco a poco se ha ido minando la diferencia entre el amateurismo y lo profesional.  Lo prueban el baloncesto  y el  tenis. Las federaciones nacionales gozan en muchos casos de presupuestos extraordinarios para garantizar si no el triunfo, si el digno papel de sus atletas. Pocos llegan a los lugares de las justas a sabiendas que no están bien entrenados, faltos de recursos, sin uniformes, con historias de corrupción en lastre.

 

Hemos visto en las redes quejas de toda naturaleza, de los atletas que duermen en los parques, de los malos manejos de los dirigentes que viajan con sus parejas y extienden a éstas las facilidades de los federados, quejas que conciernen el rechazo al aplauso sólo para los ganadores cuando distan sólo décimas de segundo de otros competidores, quejas acerca de las transmisiones que no permiten ver puntos esenciales en los partidos y pasan de una mitad de match a la premiación.

 

En México las Olimpiadas fueron transmitidas a través de canales de paga o en las migajas de UNOTV, los comentaristas son poco profesionales, en ocasiones mal informados cuando no desinformados. Sus pronunciaciones confunden muchas veces los nombres con los apellidos y acusan serias dificultades para reconocer las banderas. Televisa, como sabemos, decidió no pagar los derechos de los Juegos, en razón de costos que consideró excesivos, situación que aprovechó el Grupo Slim para adquirirlos.

 

Quizá sea esta una oportunidad para repensar la política deportiva del país mas allá de la receta que proveyó en días pasados Margarita Zavala. Es tiempo de evaluar las capacidades atléticas y concentrarse en ellas.

 

Ya en el Futbol, que es el deporte que recibe mayores recursos y apoyos, se está demostrando que cuando se invierte en el jugador desde la mas temprana edad, el redito es mayor. Leo Messi es el epitome de esta situación.

 

Corredores, especialistas de las artes marciales como la lucha, el tae-Kwon-do o el judo, boxeadores, clavadistas, son algunas especialidades en las que México ha, si no destacado por lo menos presentado una posición de valor competitivo. Son 62 medallas las obtenidas por México en Juegos olímpicos, nueve de ellas se obtuvieron en 1968 cuando de modo sin par se invirtió por razones lógicas (…) en la preparación de los atletas.

 

Cuando percibimos una competencia, observemos la sicología de los atletas. Quiénes le apuestan al azar, al la chance, a la suerte, evidentemente son  los menos preparados. Quienes llegan con la preparación necesaria, revisados sus tiempos, sus pesos, sus indicadores, se presentan con la confianza que en la competencia se hace un esfuerzo especial ciertamente, pero muchos de los bien preparados han hecho probablemente mejor papel en los entrenamientos, que bajo la presión de la justa deportiva.

 

Los JO son un show y pese a toda problemática de circunstancia, el show debe continuar, ni los atentados de Múnich en 72, ni los eventos de México en 68, lograron suspender las olimpiadas. Muchos intereses en Juego, mucho dinero también y Rio 2016 no es de ningún modo la excepción.

 

Ver estas batallas en el cielo deportivo, en el Olimpo, es un gusto que sólo sabe acentuar la televisión y la propaganda asociada.  Pero algo debe hacerse para que estos juegos además de atractivos sean un elemento de motivación para la educación de los niños y jóvenes del planeta.

 

Mostrar quizá que estas máquinas-humanas (en muchos casos) que procesan alimentos para convertirles en masa muscular, en energía, en resistencia, en realidad se divierten practicando deportes que les hacen simplemente humanos, el especialista de salto triple que gusta del fut, o el esgrimista (tirador) que se deleita en nadar son buenos ejemplos.. Antes de cada Olimpiada para tener cultura deportiva debemos realizar muchas Odiseas. Las odiseas son prácticas humanas, deportes para quienes tienen los pies en la tierra, las Olimpiadas en cambio son prácticas  Divinas .

 

El trabajo de México para ganar medallas debe estar orientado a las Odiseas cotidianas, al deporte en las calles, al trabajo en los barrios, a la organización social en su base, al deporte en la familia.  Las escuelas deben hacer justas deportivas con padres e hijos, con maestros y directivos. Esto fomentaría una mejor comunicación y un ambiente de mayor convivencia haciendo del deporte una práctica de la cotidianidad y no una apoteosis magnífica y lejana.

 

Invertir en el deporte es reducir o recanalizar el gasto en salud. Mas deporte, menor obesidad infantil, mas deporte menor propensión a la droga-afición, paso anterior a la adicción y practica amplia en es las escuelas. Mas deporte es mayor convivencia, mas solidaridad, mayor crecimiento económico, mas innovación, mejor espíritu de triunfadores.

 

La identidad nacional pasa también por allí. Para gustarnos entre nosotros debemos hacernos guapos, esbeltos, menos flácidos, menos panzones, menos diabéticos y propensos a enfermedades gastrointestinales, menos flojos,  menos anoréxicos también.

 

Respondamos a la pregunta: porqué los mexicanos se han hecho mas pequeños o no han crecido?, porqué han aumentado de peso  en los últimos cuatro siglos?. Porqué los españoles han crecido 10 centímetros en el mismo período, 20 los holandeses?.

 

Mas allá de la antropometría nacional valdría la pena pensar en la estética nacional. México debiera proclamar también su derecho a ser un país de bonitos. Cuidado, digo bien de bonitos, no dije de güerit@s de narices respingadas y 1m80 de estatura. Bonitos con una estética basada en mestizaje libres y ejercidos en salud y gozo.

 

Las lecciones olímpicas pasan por la sicología y la estética, no solo por entrenamientos fatigosos e insensibles. Una forma de combatir la corrupción en el deporte es practicarlo.

 

México merece aplicar algunas recetas Olímpicas.

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