Científicos de la Universidad Técnica de Darmstadt en Alemania y del Instituto Indio de Tecnología Kanpur desarrollaron un tipo de estructura a partir de nanotubos de carbono capaz de atrapar y almacenar los gases causantes del efecto invernadero.
La investigación fue publicada en The Journal of Chemical Physics, en la misma se especifica que los gases de efecto invernadero son aquellos compuestos químicos en estado gaseoso que se acumulan en la atmósfera de la Tierra y que son capaces de absorber la radiación infrarroja del Sol, intensificando y reteniendo el calor provocando un aumento en la temperatura del planeta.
Según Wikipedia los nanotubos son estructuras tubulares cuyo diámetro es del tamaño del nanómetro, la mil millonésima parte de un metro, existen de muchos materiales, tales como silicio o nitruro de boro pero, generalmente, el término se aplica a los creados a partir de carbono.
El artículo detalla que existen diversas técnicas para capturar el dióxido de carbono (CO2), entre las que se encuentra la creación de membranas que filtren los distintos compuestos. Cuando un gas atraviesa una de estas superficies, las moléculas de CO2 quedan atrapadas, permitiendo el paso de otro tipo de gases menos nocivos.
A este proceso se le denomina adsorción y uno de los materiales más prometedores para hacer este tipo de estructuras son los nanotubos de carbono.
La nueva investigación descubrió que la eficiencia de estas membranas puede mejorarse modificando la disposición de los nanotubos.
Según los investigadores, las capacidades de adsorción se pueden modificar mediante el ajuste de los parámetros morfológicos de la membrana, como el espesor de los nanotubos, la distancia entre ellos y su altura.
Los resultados muestran que, disponiendolos verticalmente y ajustando convenientemente los parámetros, la absorción de gas es superior a otros materiales típicos en este tipo de experimentos, como el carbón poroso o las zeolitas.
Los científicos esperan que, en un futuro próximo, esta tecnología permita capturar los gases nocivos, especialmente el CO2, evitando que se propaguen libremente y ayudando así a estabilizar su concentración atmosférica.
