Maíz transgénico, en el ojo del huracán

Lectura: 7 minutos

Frente al crecimiento exponencial de la población y la demanda de ésta por más alimentos, uno de los temas más controversiales durante la segunda mitad del siglo XX han sido las plantas modificadas genéticamente. En tanto que algunos defienden sus beneficios, como mayor duración y resistencia a plagas, otros están en contra de su producción ante los posibles riesgos para la salud que su consumo podría implicar.

El debate entró en aguas turbulentas en septiembre de 2012, cuando la revista científica Food and Chemical Toxicology publicó el estudio “Long-term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize” (Toxicidad a largo plazo del herbicida Roundup y del maíz genéticamente modificado tolerante a Roundup), liderado por el francés Gilles-Éric Séralini.

Como su nombre lo indica, la investigación argumenta que el uso del herbicida Roundup, de la compañía Monsanto, y del maíz transgénico de ésta misma, había provocado tumores en ratas. Sin embargo, luego de su publicación el estudio fue criticado por científicos alrededor del mundo no haber seguido lineamientos en este tipo de investigación, y finalmente la revista se retractó del estudio.

Para ampliar más sobre esta controversia, además de abordar algunos de los mitos más frecuentes sobre estos productos, El Semanario sin Límites conversó con Alejandro Monteagudo, presidente de AgroBIO.

El Semanario sin Límites: ¿De qué trató el estudio que recientemente fue retractado?

Alejandro Monteagudo: Se trata de un estudio que se dio a conocer a través de la revista Food and Chemical Toxicology, hacia septiembre de 2012, realizado por n grupo de científicos encabezados por el doctor Seralini, que llegaba a conclusiones completamente falsas por la afectación que tenía con respecto al consumo de maíz genéticamente modificado y sus posibles riesgos a la salud.

Esto evidentemente afectaba a todos los cultivos de maíz genéticamente modificado, por propagar información carente del rigor científico es la que debe caracterizar a todos estos estudios. Cabe señalar que si bien la retractación de esta revista se da hasta noviembre de 2013, desde los pocos días en que éste se publicó, todavía en el 2012, encontramos pronunciamientos, análisis, críticas muy duras y estrictas por parte de agencias sanitarias europeas, academias de ciencias en Francia, el Instituto Alemán de Evaluación del Riesgo, otros grupos alrededor de mundo.

Y es que este estudio llegaba a resultados que se pudieran considerar lo suficientemente conclusivos, para poder tomarlos con la seriedad de la evidencia científica. Adoleció de no observar los protocolos internacionalmente observados para el diseño, aplicación, análisis de los datos y el reporte de los mismos.

El doctor Seralini fue requerido por estos grupos de investigadores y autoridades, para demostrar y mostrar información de manera que pudiera corroborarse con el rigor científico, pero al transcurso de los meses nunca se hizo llegar esta información.

Para noviembre de 2013, la revista le pide al doctor que retire su artículo, y por inducir al error propagando información que no está corroborada científicamente. Y pese a que no retiro sui artículo, la revista se retractó de él. Es la consecuencia de un estudio malhecho.

ESSL: ¿Cuál fue su impacto en la opinión pública?

AM: De manera desafortunada, el estudio tuvo amplia difusión y tuvo un impacto negativo, porque permeó hasta el nivel de líderes de opinión, consumidores, y incluso autoridades, que se dejaron guiar por una información que se confirma no se obtuvo de la manera en que se debía.

Esta divulgación vino a contribuir los mitos que sigue habiendo en torno al consumo de maíz genéticamente modificado. Para nosotros es muy importante ahora que esta retractación de la revista, y los pronunciamientos de las academias de ciencias como la de Francia, de Veterinaria, la Farmacéutica, que se sepa que desde un principio se señalaron estas fallas desde el punto de vista científico.

Lo que evidencia esto es que todavía falta mucha información respecto al tema, y por es importante que nos documentemos de una manera objetiva.

ESSL: ¿Qué puntos del estudio destacaría por tener mayor imprecisión en lo que postulan?

AM: Por citar algunos, el hecho de que el tipo de ratones que se usaron en el mismo son de una variedad que es propensa al desarrollo de tumores y de cáncer, que tienen un promedio de vida máximo de dos año; en ese sentido, presentar fotografías de los tumores de estas ratas en realidad no es conclusivo.

Falta además información en cuanto a por qué se eligió a este tipo de ratas. Fue omiso en señalar otros datos que si bien pudiera parecer que no son pertinentes, en realidad sí pueden tener una afectación y variar el resultado de una investigación. Me refiero por ejemplo al alimento; durante el tiempo del estudio los ratones fueron alimentados con este maíz, aunque no existen datos de si fueron alimentados con algún otro producto.

Es también omiso en señalar las condiciones de almacenamiento en las cuales se tenía este maíz, que como otros productos llega a desarrollar toxinas si no está en condiciones adecuadas, y que evidentemente si son consumidas son tóxicas y hasta mortales.

También el número no se considera representativo, pues se hizo en 10 ratas cuando los protocolos internacionales aconsejan que se haga en al menos 50 ratas para que sea un dato representativo. El procedimiento que se suele seguir es que se publica en las diferentes publicaciones, y posteriormente pueden venir una serie de actividades alrededor de eso.

Se sabe que los resultados de esta investigación estuvieron listos desde varios meses atrás, en 2012, e incluso antes de publicarse en septiembre se celebró una conferencia de prensa en la cual se anunciaron estos hallazgos incluso antes de estar publicada, lo que habla también de una mala fe, pues el efecto mediático negativo ya se había suscitado. Por cuestiones éticas, se debe guardar silencio respecto a los resultados de los estudios, precisamente para que no se vean afectados por opiniones de este tipo.

ESSL: ¿Cuál fue la reacción a nivel local?

AM: Hubo una amplia difusión de la noticia. En algunos casos encontramos meramente plasmado el contenido o algunos elementos del estudio; en otros sí hubo pronunciamientos en contra que generaron desconfianza y temor, ya sea nuevos o arraigó más los que ya había en algunos grupos por el desconocimiento del tema.

Es lamentable, pues no dejó un ambiente mucho más enrarecido, más desinformado y confundido en torno a lo que son realmente las aplicaciones y beneficios de la biotecnología, movidos por esta idea de afectaciones a la salud humana cuando los resultados a los que llegó el estudio no se pueden tomar como serias.

Hay un daño de percepción pública que nosotros queremos remediar, transmitiendo esta información, y de hecho tenemos una campaña para compartir información a través de diversos materiales de comunicación que abordan de manera muy sencilla, concreta y específica  diversos aspectos de la tecnología agrícola.

Es necesario que las autoridades como toda la sociedad conozcamos esta información para que no nos quedemos con una sola versión de la historia y de esa manera tomar las mejores decisiones para todos.

ESSL: ¿Cuáles son los mitos más persistentes que deben eliminarse en torno al maíz modificado genéticamente y otros alimentos producidos de esta manera?

AM: Una muy buena parte de estos mitos son discusiones recurrentes que se han dado desde hace al menos 15 años en México. Aquí seguimos con el tema de si tienen o no una afectación a la salud humana, cuando la Organización Mundial de la Salud y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a través del Códex alimentario, ya se han pronunciado claramente en el sentido de que estos productos no representan un riesgo para la salud.

Tenemos agencias sanitarias como la Cofepris en México, la Autoridad de Seguridad Alimentaria de Europa, la FDA en Estados Unidos, y otras agencias que hoy permiten que en 59 países se consuman estos productos desde hace 17 años, sin que esté documentada ninguna evidencia científica seria, pese a que se lleguen a mencionar estudios, que cumpla con estos protocolos internacionalmente aceptables o reconocidos.

Por otro lado, los mitos de afectaciones al ambiente, un impacto negativo a la conservación de la diversidad biológica es otra de las discusiones que ya deberíamos dar por superada, pues esta tecnología no sólo no tiene un efecto negativo, sino que además acarrea beneficios al ambiente, como lo es un uso más enfocado de los productos que protegen a los cultivos.

Igualmente, el tema de la coexistencia, es decir, si estos cultivos pueden coexistir con otras formas de producción como la orgánica o la convencional. Esto está demostrado científicamente que esa coexistencia es posible, y todas son formas de producción que merecen ser evaluadas objetivamente. Que todas pueden contribuir a alcanzar la seguridad alimentaria en un producto tan importante para los mexicanos como lo es el maíz.

Hoy somos dependientes en al menos 34% de nuestro consumo nacional, que se satisface con importaciones que provienen de Estados Unidos, de Sudáfrica –en menor medida-, ambos países en los cuales más del 90% del maíz que se siembra, cosecha y se destina a la exportación es genéticamente modificado.

En México ya lo consumimos directamente, ya lo consume nuestro ganado, tiene aplicaciones agropecuarias y en procesos industriales, así que no hay razón para impedir que en nuestro país, además de contar con una ley que es la más estricta a nivel internacional en el tema, para seguir postergando la siembra de maíz genéticamente modificado.

También se dice que los productores podrían desarrollar una dependencia a la tecnología, cuando en realidad esto es como cualquier producto en el mercado, y si los productores están convencidos de sus beneficios lo comprarán. Incluso partiendo de este supuesto, se les podrá engañar una vez, pero no dos veces, y es una tecnología que tiene 17 años en el mercado.

17 millones de productores en 28 países lo sembraron en 170 millones de hectáreas en 2012, y en nuestro país se sembraron 160 mil hectáreas, principalmente de algodón y en menor medida de soya. Y la adopción va creciendo, no ha habido un año en el que se presente un retroceso respecto al número de hectáreas o productores que acceden a esta tecnología, al contrario, cada año vemos que incrementa, al grado de que con los 1.7 millones de hectáreas con que se comenzó en 1996, al año 2012 suman 170 millones.

ESSL: En el estudio se infiere que el consumo de maíz transgénico provoca el desarrollo de tumores cancerígenos, ¿qué opina sobre esto?

AM: Es falso. En el caso de México, tenemos una agencia sanitaria especializada en estos temas, que es la Cofepris, que desde 1995 hasta la fecha ha evaluado numerosos eventos biotecnológicos antes de permitir su comercialización y consumo. Y al día de hoy suman 120 características biotecnológicas que son conferidas a través de ingeniería genética en productos importantes como maíz, algodón, soya, granola, papa y jitomate.

Ésta misma evaluación es la que nos permite asegurar y tener la confianza de que lo que estamos consumiendo, si ya ha sido evaluado por la Cofepris que se conduce bajo normativas y lineamientos a nivel internacional.

Éste es uno más de los mitos que nos encontramos de afectaciones a la salud, por cáncer, al hígado, o al riñón, pero ya debemos superar esta discusión, no podemos como sociedad seguir retrasando la toma de decisiones y darle vuelta a los mismos argumentos una y otra vez, y no podemos permitir que las presiones e intereses de unos cuantos estén por encima de los intereses y necesidades del campo y de nuestros productores.

Por Gustavo E. Pérez Ramírez.

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Más viejo
Nuevo Más Votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x