Seguramente a todos en algún momento ha pasado por nuestra cabeza la posibilidad de renunciar al trabajo y quitarnos de problemas.
Pero la realidad es que antes de que tomes una decisión apresurada e impulsiva, analiza algunos pros y contras de renunciar a tu empleo actual.
Primero reflexiona sobre los motivos que te han llevado a contemplar esa decisión, ya que es una situación que no se puede tomar a la ligera.
Analiza qué tanto te satisface lo que haces, cuál es la calidad de la relación con tus compañeros y jefes y qué posibilidades tienes de avanzar dentro de la organización.
¿Tienes otra propuesta de trabajo? Si la respuesta es sí, también analiza estos puntos e investiga sobre las funciones, horarios y tipos de jefes que tendrías.
Si la respuesta es no, entonces dedica un tiempo a buscar alguna buena oferta antes de renunciar, porque estar desempleado no es agradable para nadie.
E incluso no debe de ser en otra empresa, puedes ir investigando si hay algún puesto disponible en otra área que sea más atractiva para tus expectativas.
Si es posible, tomate unas vacaciones, descansa, aléjate del entorno laboral y analiza qué es lo que pasa, lo que quieres y en dónde lo vas a encontrar.
Tal vez tu trabajo tiene más beneficios de los que te imaginas y no vas a encontrar cosas similares en otros lugares.
Pero sin importar la decisión que tomes, se profesional en tu trabajo, cumple con tus responsabilidades y avisa con tiempo en el caso de dejar de tu puesto.
Recuerda que nunca debes de cerrar una puerta ni dañar las relaciones personales, ya que nunca sabes en un futuro quien pueda ser tu próximo jefe o quien te puede tender la mano.
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