La emoción y la ansiedad por tener un negocio propio, puede llevar al emprendedor a cometer errores graves que ponen en riesgo su proyecto.
Y para no dejar nada a la suerte, es mejor cuidar hasta el más mínimo detalle para que el negocio funcione a la perfección desde el primer día.
Recuerda que las cosas improvisadas siempre provocan fallas, por lo que el primer paso para acercarte al éxito es tener un buen plan de negocios.
Con esta guía podrás tener control sobre los imponderables, tener una proyección certera hacia el futuro y manejar correctamente el presupuesto.
Además, esto también te servirá para desarrollar un estudio de mercado sobre tu negocio y la cantidad de clientes a los que puedes y debes llegar.
Por lo que antes de establecerte en algún sitio, estudia su ubicación, si es el mercado correcto para tus productos y si es realmente redituable estar ahí.
A veces las zonas más caras no necesariamente son las mejores, así que no cometas el error de tener un negocio en un lugar equivocado solo por status.
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Y muchas veces, los negocios comienzan con recursos tan limitados, que en las primeras semanas se quedan sin capital.
Por eso, antes de iniciar tu proyecto, debes de analizar bien cuánto necesitas para solventar esos momentos de apremio, que pueden durar meses.
Uno de los errores más comunes para un emprendedor novato, es creer que de inmediato va a producir lo suficiente para tener un negocio rentable.
Esto puede tardar un poco, pero la paciencia y una buena planeación, son la fórmula para no fracasar en esa etapa crítica antes de consolidar el negocio.
Y aunque no lo creas, el éxito inmediato puede ser contraproducente para los negocios en su fase inicial.
Esto confunde al emprendedor, lo obliga a pensar en que debe crecer de inmediato, contratar más personal o abrir otra sucursal.
Antes de eso, analiza objetivamente y considera no endeudarte de más para lograr esas metas, porque el éxito paradójicamente te puede a matar.
