El ciclo económico y la crisis: ¿Hacia un nuevo orden económico internacional?

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El mundo ha estado inmerso en una crisis económica y financiera desde 2007, que se agudizó a partir del 15 de septiembre de 2008, con la bancarrota del banco de inversión Lehman Brothers (LB).

Las consecuencias de esta crisis transitaron rápidamente del empleo y la producción hacia la esfera social y económica, de manera no esperada y con una profundidad no imaginada

Un lustro después de la debacle de LB y sin haberse aún sentado las bases para una recuperación económica sostenible, Estados Unidos (USA), la Unión Europea (UE) y los países emergentes enfrentan claros retos políticos y sociales que han puesto en riesgo a sus instituciones.  Lo sorprendente es que hoy la dependencia financiera del resto del mundo con respecto a USA se manifiesta con mayor envergadura, ante la preocupación de que el Congreso no autorice al Presidente Obama el aumento de la deuda públicaEn contraste, la naturaleza de la globalización comercial ha sufrido un cambio estructural significativo, que USA espera le resulte positivamente favorable para su reindustrialización.

Como en una novela de suspenso de entregas semanales y a la manera de la Tía Julia y el Escribidor, del escritor peruano Mario Vargas Llosa, poco a poco los analistas y comentaristas del acontecer económico han terminado por constituirse en personajes efímeros de la propia historia, argumentos y soluciones de la crisisTal proceso protagónico parece haber descansado en la visión corto plazista y mecanicista que guía la mayoría de las veces a los economistas, haciéndolos creer que ante una recesión después de hacer ciertos arreglos monetarios y fiscales la economía regresará a su situación original y retornará a su senda o camino natural.

Esa visión ha sido sistemáticamente equivocada, fundamentalmente frente a las crisis de enorme magnitud como la del 29, aquella de inicio de los 1980s, la de mediados de los 1990’s y la actualEn cada caso, el ciclo económico en sus fases de contracción y expansión económica ha sido diferente a lo previsto.  Pero también en cada caso la estructura productiva y de flujos financieros ha cambiado a escala mundial, creando un “mundo económico” harto diferente al conocido.  Sin embargo, cada ciclo ha terminado por desatar una mayor profundización de las políticas económicas de desregulación y globalización.

Por ello, los enfoques económicos convencionales se han agotado y se ha terminado por aceptar que son necesarios los cambios en la “gobernanza económica” mundial, como desde el inicio de la actual crisis lo pregonó Joseph Stiglitz, Nobel de economía 2001.  Con ello, se ha reconocido que la estabilidad y el progreso económico sólo pueden ser logrados a partir de la mano visible de los gobiernosLa mano pública en las reglas del juego, hoy se reconoce, ha conformado un capitalismo, por omisión o por comisión, cuya operación genera resultados no deseados, o al menos no esperados.  Hoy como en 1929 es evidente que sólo con la acción activa del estado se puede garantizar un capitalismo con beneficios progresivos para la mayoría, que son los consumidores y el trabajo.

Las expresiones financieras adversas de las crisis han tenido cada vez mayor recurrencia y profundidad, en un ambiente económico caracterizado por dos condiciones fundamentales; la desregulación y la globalización de los mercadosEn el primer caso se han vivido una desregulación económica y financiera interna y a la vez internacionalSolo ello ha hecho posible que se haya arribado a una globalización de los mercados, en los que la división del trabajo conformó países con estructuras productivas de servicios, como los financieros, e inversiones intangibles como la ciencia y la investigación, ante otros que se constituyeron en proveedores de bienes de consumo y semi-duraderos.

Desregulados los mercados financieros, el “capital” de los países desarrollados se ha reproducido varias veces en relación a la generación local de bienes y servicios, es decir del sector real de la economía.  Este proceso era ya claro durante la crisis de la bolsa de USA en 1987, cuya salida inmediata fue la aceleración de la desregulación productiva y financiera globalDesregulación financiera que con la crisis del sudeste asiático, en 1987-88, obligó a tomar en algunos casos medidas económicas casi heréticas para la visión dominante, como fue el control de capitales.  Sin embargo, a los pocos años todo aparentó haber regresado a su situación original.

Así, productivamente los países emergentes, especialmente del sudeste asiático, terminaron por ser capturados como proveedores de los consumidores de los países ricos y se convirtieron, a su vez, en fuente del financiamiento del déficit comercial así generado, con particular énfasis de USAYa para 2004 USA consumía e invertía más del 6% de lo que se producía y requería un financiamiento internacional que significaba una captación diaria de capital de $ 1.8 miles de millones de dólaresChina contaba con $ 659.1 miles de millones de bonos del tesoro como reserva monetaria, Corea del Sur $ 205.1 miles de millones e India $136 mil millones de bonos del tesoro.

El “ahorro financiero” de esos países, y otros más, terminó siendo la base del enorme gasto de los consumidores de los países ricos.  Emblemáticamente, entonces Paul Volker, ex-Presidente de la Reserva Federal (FED), decía que la economía de los Estados Unidos, centro neurálgico del sistema global, caminaba sobre una capa de hielo fina; agregando que “las circunstancias me parecen las más peligrosas e inmanejables que yo recuerde, y me acuerdo de muchas cosas. Lo que realmente me preocupa es que parece haber tan poca disposición o capacidad para hacer algo al respecto” (2004).

Lo que siguió es simple historia, y muchos pretenden fingir que todo lo acontecido fue sorpresivo e inesperado.  Por lo que para muchos comentaristas aún el pasado se asume inexplicable, o al menos no entendibleLo más asombroso es que bajo el velo de esta historia sin fin, se sigue obviando el problema económico a nivel de cada país y su financiamiento internacional.

Ya para 2008, el déficit de USA en cuenta corriente era más grande que nunca, siendo cercano a $ 800 mil millones de dólares, casi el 7 por ciento del PIB, por lo que para financiarlo junto a sus propias inversiones en el exterior requería $1 billón de dólares de capital extranjero cada año, más de 4 mil millones de dólares cada día de trabajo (Comisión de Deuda y Financiamiento, Senado de la República, diciembre 2008), más del 100% del requerido cuatro años antes.  En plena crisis, así, se consideró que la situación económica era insostenible en términos del financiamiento internacional y de la condición comercial de USA

El Peterson Institute propuso convencionalmente que era necesario la aplicación de un paquete de tres acciones: importantes reducciones en el déficit presupuestario de USA, la expansión de la demanda interna en las principales economías, fuera de USA, y un gradual pero sustancial reajuste de los tipos de cambio.  Es ese momento parecía que, salvo el Reino Unido (UK) y parcialmente otras economías, como Francia, la UE no presentaba mayores problemas de financiamiento.

Obviamente se soslayaba el riesgo económico real del creciente déficit en cuenta corriente de países como España, Grecia, Irlanda, solo por citar a los más emblemáticos, y que serían los más problemáticos para mantener vigente al Euro.  Las recetas aplicadas subsiguientemente para enfrentar la crisis financiera de la Zona Euro habrían de crear el problema de la deuda pública, resultante de la socialización del costo del rescate financiero y bancario implementado.

Este hecho terminó ahogando las finanzas públicas europeas y en un círculo perverso obligando a varios países a contraer su gasto público y efectuar una devaluación interna, dando como resultado una mayor crisis de producción y empleo, con graves problemas sociales y políticos.  El caso de USA desde el inicio pareció totalmente diferente, al alentar su gasto público e inundar al mundo con su moneda dominante.  Hoy China y Japón tienen casi $2.5 billones de dólares de bonos del tesoro americano como parte de su reserva monetaria.  Sólo China tiene nominalmente casi 100% más de los bonos que tenía en 2004 y México cuenta con mayores reservas en dólares de las que contaba India en ese año, al alcanzar actualmente nuestro país un poco más de $ 170 mil millones de dólares en reservas monetarias.

En esta evolución, dos hechos económicos resultan emblemáticos para el nuevo orden económico mundial que ha emergido con la crisis.  Por un lado, USA ha ido saneando su relación económica con el resto del mundo, aumentando sus exportaciones, siguiendo una deliberada política de reindustrialización y abatiendo su dependencia energética con el exterior.  Los efectos plenos de tales hechos en materia de mayor empleo y fortaleza productiva innovadora es probable que los veamos en los próximos años.

Por otra parte, USA agudizó la centralización financiera global, haciendo que sus acreedores se encuentren en manos del deudor.  En la situación actual, grotescamente el prestamista puede terminar siendo esquilmado por el deudor, como teme China y Japón, de arribarse al día 17 de octubre sin una autorización del Congreso para ampliar la deuda pública de USA.  Esta centralización le ha permitido a USA enfrentar la crisis y sentar las bases para su recuperación económica.  Un hecho no puede ser explicado sin el otro.

Así, en posible que estemos ante un nuevo orden económico internacional, de nuevo sin su adecuada gobernanza, en el que USA incremente su potencial productivo, como lo ha hecho antes, y refuncionalice el dólar como moneda dominante global, aunque corra el riesgo de entrar temporalmente en “default”.

La oferta pasada de prestar para vender no parece más ser válida, al menos para USA.  La oferta la aprovechó USA muy bien desde los 1990´s.  Hoy pretende crear otra realidad económica, aunque haya aún ingenuos que presten para vender.  Pronto veremos si el nuevo orden económico internacional ayuda un poco a la magra economía mexicana.  De lo que si se está cierto es que el progreso económico no caerá del cielo y que nada es logrado sin trabajo e inteligencia.

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