La Academia VIP y el totalitarismo

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La Academia Francesa fue un baluarte absolutista, los cardenales estrategas, primero Richelieu y más tarde Mazarino establecieron la institución que regiría los cánones estéticos de Francia, el reinado de Luis XIV podía controlar hasta la idea de belleza en el arte. El modelo se expandió en Occidente, y el academismo poco a poco se convirtió en un término del buen gusto, la rigidez estética y la disciplina en la educación. La institución imponía sus ideas al margen de las universidades, y su influencia abarcó todas las artes. A pesar de las críticas a la autoridad y las reglas que imponía, la formación rigurosa se estableció como una norma, las discusiones estéticas existían dentro de la noción de que era importante la maestría, que el arte un hacer relevante y trascendente. La autoridad de la Academia se fue deteriorando en la medida que las revoluciones sociales le dieron un escaparate ideológico a la libertad, lo que fuera en contra del axioma “libertad” estaba equivocado. La degradación de la educación artística comenzó con el desprecio del término “académico”, exigir el dominio del dibujo “académico” se vio como esfuerzo obsoleto y castrante para la creatividad. El resultado son generaciones completas de pintores que no saben dibujar; lo mismo sucede con la composición, la obligación de crear un orden en el planteamiento del lienzo, abstracto o figurativo, es materia desconocida en muchos pintores desde la sobre valorada Ruptura. La evolución de la Academia y el academismo es una burla, hoy pertenece completamente al sistema de las universidades y museos, no existe como un grupo alterno, es el grupo.  Desde el reproche a su imposición estética se ha regresado al mismo punto con una gran pérdida: no hay una búsqueda de la calidad artística. La nueva Academia VIP la forman un conjunto de burócratas de la retórica y la moda, desprecian la formación estricta y el respeto a ciertos cánones estéticos pero están imponiendo otros: el panfletarismo, el efectismo, la sobre verbalización de las obras, y el soporte ideológico de toda expresión que consideren “novedad acorde a nuestro tiempo”. El academismo VIP es más beligerante y absolutista que el antiguo, todo lo que esté relacionado con la maestría del objeto artístico es rechazado por anacrónico, disciplinas como el grabado o la escultura son marginadas mientras llaman arte a cualquier objeto que este sostenido en teorías. El absolutismo ideológico regresó con el academismo VIP, la diferencia es que lo sublime se cambió por lo estulto, la belleza por el kitsch, el esfuerzo por el facilismo. Derribar a las instituciones se ha convertido en una actividad ociosa, sus miembros destruyen los cimentos, el oportunismo que alberga a la mediocridad para acarrear el aplauso de la mayoría no es exclusivo de la política, también participa el arte. La apabullante abundancia de mediocres es la sangre joven que sorben los sedientos burócratas de la Academia VIP.

“The Cardinal’s Leisure” de Charles Edouard Delort, siglo XIX. Detroit Institute of Arts.
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