Excremento de perro, refinerías, aeropuerto y contaminantes de industrias contribuyen a la contaminación de la Ciudad de México
Carlos Álvarez Flores, ingeniero químico del Instituto Politécnico Nacional, considera que el “Hoy no circula” no es suficiente para controlar la Contingencia Ambiental que se ha aplicado en la Ciudad de México. De acuerdo a su experta opinión, las industrias de la ciudad y la acumulación de excremento de perro son el mayor problema detrás de la contaminación.
Se estima que los perros arrojan casi 250 mil toneladas de excremento cada año en las calles, plazas y parques de la ciudad, quedando la mayor parte de estos sin ser recogidos.
“Se han equivocado los gobiernos federal y local en esta práctica, se ha jugado a esta estrategia que funciona como una simple cafiaspirina. Detener autos me parece algo así como si tienes cáncer y te estás muriendo y te dan sólo esta pastilla, por eso insisto toda la propuesta ha fracasado”, comentó, según El Universal.
Conserve Energy Future asegura que la contaminación industrial es la más peligrosa para el planeta. Las causas por las cuáles no se ha controlado este problema son: falta de políticas para controlar la contaminación de las industrias; expansión descontrolada de las industrias; uso de tecnologías viejas en las industrias; insuficientes depósitos de residuos de las industrias y uso de recursos naturales por parte de las industrias.
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Además de contaminar el aire con sus residuos, las industrias también afectan el agua al contaminar estos ecosistemas con metales pesados, desechos químicos y basura radioactiva; así como la tierra, destruyendo la vegetación y causando problemas de salud a la gente que la consume, la vida animal y también contribuyen al calentamiento global.
En lo que se refiere al excremento de perro, la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de los Estados Unidos, catalogó a estos residuos como contaminantes desde 1991. Incluso, los colocó en la misma categoría que los pesticidas e insecticidas; químicos tóxicos y residuos de minas abandonadas.
El excremento de perro no es fertilizante, ya que es tóxico para el pasto. También se estima que cada gramo de excremento de perro contiene 23 millones de bacteria coliforme, las cuales al entrar en contacto con el aire pueden causar diarrea, infecciones estomacales y daños de riñones en los humanos.
Actualmente se mantiene en la Ciudad de México la Fase 1 de Contingencia Ambiental debido a los altos niveles de contaminación.