Durante muchos meses traté de conseguir el libro Patria de Fernando Aramburu, muchas de las crónicas que aparecían en diversos suplementos literarios eran muy halagadoras y estimulantes, el libro apareció en septiembre de 2016 y yo lo pude leer hasta enero de este año; cuando un queridísimo amigo me lo trajo de Barcelona, era la 10ª edición, ahora cursa la 15ª edición, habiéndose publicado ya varios cientos de miles de ejemplares. Aramburu es un escritor español, vasco, avecindado en Alemania desde hace ya varios años, no sabemos bien si por razones puramente profesionales o como parte de un retiro, de un exilio que le permite observar más claramente los sucesos, ha escrito ya varias obras con temas similares.
Patria es una obra extraordinaria que relata y analiza un episodio de ETA, la banda terrorista, española, vasca, que lleva muchos años asolando a la sociedad española y que en los últimos meses ha prometido desarmarse y desintegrarse. El periodo relatado corresponde a una época de plena actividad de ETA; narra de manera magistral la vida en un pueblo de la provincia vasca y cómo se encuentra dividido entre ambos bandos, todo en un espacio tan pequeño, tan íntimo, tan estrecho que se encuentra plenamente interrelacionado. Como el dolor, los daños suceden en todos; con diferente magnitud y diferentes características, pero todos los miembros de la sociedad resultan afectados casi siempre de manera irremisible.
La obra tiene dos características plenas: una es que se encuentra escrita de manera extraordinaria, exquisita, consiguiendo que el lector se devore el libro hasta terminarlo, y dos, logra a través de la realidad y seguramente la ficción un gran ejemplo de microhistoria o de intrahistoria. Coadyuvando al conocimiento de un fenómeno tan complejo como el de ETA, analizando de manera estricta a los personajes de víctimas y victimarios. Fina diferencia entre un relato buscando malos y buenos, culpables e inocentes, víctimas y terroristas, y un análisis de las situaciones y personajes que consigue una obra extraordinaria, sin estridencias ni más violencia que la que propiamente existe en las situaciones examinadas.
A mí la diferencia entre infrahistoria y microhistoria no me queda muy clara ‒no soy para nada un experto ni siquiera un estudioso‒, pareciendo que se refiere a que la primera analiza a los personajes actores menores de la historia, y la segunda hechos menores de la propia historia, y en ambos casos de los que poco se ocupan los tratados de historia. Aramburu en Patria consigue eso de manera eficaz, clara y brillante.
Al leerlo me acordé de un libro leído hace años De los Altos de Guillermo Chao Ebergenyi (1991), en el que, cuando menos a mí me lo parece, hace un análisis extraordinario de los participantes de la Cristiada y su entorno, consiguiendo también un estudio intra o microhistórico, o ambos de un episodio del final de la Revolución mexicana, muy poco conocido, cuyas repercusiones no conocemos, y que aunque existen verdaderos tratados como el de Jean Meyer, poco trascienden para el conocimiento general. Desafortunadamente la obra de Guilermo Chao tuvo mala crítica y sólo alcanzó una edición y ahora no se consigue. Chao tiene varias otras obras que vale la pena leer, la más reciente, La Maleta Mexicana (2015), creo que es mejor relato de este episodio de las fotos sobre la Guerra Civil Española de Capa y que después de un largo periplo vinieron a terminar en México.
Patria generó al principio críticas negativas pero pronto fueron acalladas por el éxito que rápidamente tuvo por parte del público.