Escuchando a Vicente Rojo Cama en el Bucardón

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Si no supiera que está ahí, seguramente pasaría sin notarlo. No hay placa con su nombre, sólo una gran ventana y la puerta de vidrio en un bello y cansado edificio Art Decó en el corazón de la Ciudad de México. Si vas al Bucardón es seguramente por el conocimiento previo de su selecta carta de mezcales y cervezas artesanales o por su programación de eventos artísticos alternativos, o por ambas cosas. Entro. Inmediatamente salta a la vista la mesa dispuesta en un rincón con todo el equipo electrónico que se requerirá esta noche. Mezcladoras, computadoras, cassettes, tocacintas, instrumentos musicales, pequeños objetos inauditos, globos, antenas, lámparas de neón, micrófonos, altoparlantes y una infinidad de cables.

El ambiente casi hipster es de fiesta. Risas, abrazos, tragos y pláticas animadas entre jóvenes y no tan jóvenes, llenan de vida el lugar. Con este evento termina la larga jornada del Simposio de Arte Sonoro en México: Memoria y presente,[1] con acciones sonoras, música experimental y poesía sonora presentadas por diferentes generaciones de artistas mexicanos. Espero con expectativa la intervención de Vicente Rojo Cama (México, 1960). Llega su turno. Se mueve entre todo el equipo con la fluidez de quien ya lo ha hecho miles de veces. Silenciosamente, desde su computadora, dispara un poema pronunciado repetidamente por una voz femenina. A cada nueva repetición se le suma una voz masculina en unísono. Las voces vibran como en una especie de sombría salmodia coloreada por efectos electrónicos: …quiero morir con sal en la boca… quiero morir como se hace el amor… retumban como la antítesis de un preludio de amor y muerte a través del espacio proyectado por los altoparlantes.

Seguido por el zumbido intermitente resultante del agitar de una sonaja de metal, Rojo Cama explora ahora los sonidos producidos por la manipulación de 2 globos.[2] Frotamientos, golpes y pellizcos en el látex se mezclan y contraponen con el material electroacústico pregrabado. De pronto onomatopeyas, gruñidos animalescos y pujidos sexualizados se desprenden de manera insólita del objeto dislocado que, paradójicamente, pareciera estar más vinculado al imaginario de las fiestas infantiles que al erotismo. Súbitamente nos invade un mareo sónico proveniente del agitar circular de una esfera dentro de un cuenco de metal por las manos del artista, seguido del soplido de lo que parecen ser diminutas ocarinas tejiendo una especie de fantasmagórico coro microtonal articulado con las frecuencias largas y detenidas de la parte electrónica. Canto desgarrador que adquiere dimensiones sepulcrales en la casi total oscuridad del salón. Gracias al poder revelador infinitesimal de la amplificación, se entabla un breve dúo entre los suaves chasquidos de un pequeñísimo objeto manipulado por Vicente y un loop proyectado desde su computadora, que finalmente, a manera de coda, se difumina taciturnamente poco a poco en la nada.

Con pasajes por el Groupe de Recherches Musicales y el Conservatorio Superior de París, el Center for Computer Music del Brookling College y el Center for Computer Research in Music and Acoustics de la Universidad de Stanford, los cuales le confirieron una formación académica en el campo de la composición, Vicente Rojo Cama tiene asegurado su lugar como uno de los pioneros de la creación musical electrónica, el arte sonoro, el performance y la música experimental en México. Ha compuesto música para concierto, danza, video, performance, instalaciones y exposiciones pictóricas. Su trabajo se ha presentado en múltiples foros nacionales e internacionales. No obstante, su caminar por el arte sonoro describe una trayectoria distinta a la del compositor electroacústico que casi siempre tiende hacia la manutención de discursos musicales ortodoxos y formatos de presentación convencionales. El recorrido de Rojo Cama revela un transitar por ámbitos sónicos herededados de las vanguardias de la posguerra, del arte conceptual, de la acción y de la interdiciplina. Sus procesos creativos conllevan una búsqueda que va más allá de las salas de concierto para ingresar especialmente a los espacios propios de las artes plásticas y alternativos. Perteneciente a una generación de creadores nacionales que se consolidan en la escena artística de los años 80, Vicente replantea la experiencia auditiva mediada por el uso de la tecnología aplicada al génesis de universos electroacústicos experimentales.

Con una capacidad de convocatoria que marcadamente supera a la de muchas presentaciones de música contemporánea, el arte sonoro comprende actualmente distintas expresiones como la instalación sonora, la escultura sonora, el video, el performance, la poesía sonora, el radioarte, el paisaje sonoro y diferentes manifestaciones derivadas de la música experimental. A pesar de la dificultad que representa llegar a una definición consensuada entre teóricos y sus practicantes, bajo el concepto de arte sonoro convergen una serie de disciplinas artísticas, técnicas y estéticas, que en México se aglutinan mayoritariamente en torno al denominador común de la apropiación de tecnologías tanto digitales como analógicas en sus procesos creativos.

Esta noche, en el Bucardón, he podido degustar una pequeña muestra de la sensibilidad poética y paleta sonora casi sinestésica de Rojo Cama. Sus sonidos plasmados en el soporte tecnológico se combinan con sonoridades moldeadas en vivo, generando ambigüedades desafiantes para la escucha. Espectros que remiten a sentimientos de resignación y profundidad han encontrado su eco en la penumbra del lugar y en mis oídos. La atmósfera de alegría del recinto no deja de contrastar con el melancólico y a la vez contundente ámbito sonoro en el que el artista nos acaba de sumergir. Termina la velada. Aún bajo los efectos de lo que acabo de escuchar, me pierdo por las calles casi vacías del Centro Histórico.


Notas:
[1] Simposio de Arte Sonoro en México: Memoria y presente. Sábado 22 de Julio 2017 de 10 am a 5 pm. Casa Galván. Zacatecas 94, Colonia Roma Norte. Departamento de Artes y Humanidades. Universidad Autónoma Metropolitana.
[2] El artista sonoro Manuel Rocha Iturbide (México, 1963) participa en la acción manipulando un segundo globo.

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Jaime

Excelente aporte

Bertha Jiménez Cacho

Discierno en unas cosas pero, tendría que analizar, fuera de ellos es un excelente aporte, siempre su colaboracion es mi favorita

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