Esta semana cerramos con varios eventos por demás significativos. Uno de ellos, quizá el más emblemático para el Partido Revolucionario Institucional (PRI), lo constituye la liberación de los candados para abrir la posibilidad de nominación de candidatos que no sean miembros del partido.
Con esto, se abre la posibilidad de participación de otros elementos, afines a la ideología del PRI, pero que no están afiliados al mismo y con ello, ver la manera de atraer a mexicanos connotados, que sean una mayor posibilidad de atracción de votos de la ciudadanía, en relación a los candidatos internos u orgánicos, producidos en el mismo partido.
Fuera del pragmatismo que la decisión representa dentro de un partido político, lo que llama la atención es que, dentro de los más felicitados en la asamblea del mismo PRI, se encontró el Secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña.
El Señor secretario, ha ocupado dos veces el puesto de Secretario de Hacienda, ha sido Secretario de Energía, y también Ministro de Relaciones Exteriores, amén de su última cartera como Secretario de Desarrollo Social (SEDESOL). Antes de esto, tiene una amplia carrera como funcionario público, aunque no ha obtenido una posición por la vía del voto popular. Sin embargo, debido a su sólida carrera, es bien visto por empresarios y políticos de distintas filiaciones, ya que ha estado bajo la férula de presidentes de otros partidos (como Felipe Calderón Hinojosa), por lo que representaría un candidato que puede hacer alianzas y coaliciones con otras fuerzas distintas al PRI.
Por lo mismo, llama la atención que siendo su trayectoria tan basta en materia sobre todo Hacendaria, hasta el día de hoy ha ejecutado los acuerdos que se han necesitado dependiendo de los distintos momentos, pero sería muy relevante conocer su postura específica entre otros, en los siguientes temas:
- Disciplina Fiscal de los Estados y Municipios: ¿sometería a los Estados a un mayor escrutinio y vigilancia? ¿Realmente habría un seguimiento estricto de las finanzas de una manera rigurosa, y en los casos en que no se cumpliera, habría mecanismos de control? O ¿los seguiríamos sujetando a temas de negociación política como hasta ahora?
- Consejo Fiscal: ¿estaría dispuesto a someter el ejercicio de aprobación y revisión del presupuesto, ante terceros ciudadanos? ¿Vería con buenos ojos esta iniciativa que, aunque aparentemente burocrática, le daría mayor transparencia a la forma en cómo se destinan los recursos?
- El Déficit en las Finanzas visto en los últimos años, ¿se revertiría sin depender de otras partidas como los residuales de Banco de México? ¿Se haría un presupuesto “base cero” para revisar desde el inicio a qué partidos apoyar por su prioridad en el desarrollo nacional? ¿Se lograría una reducción de la burocracia ineficiente?
- Con un presidente de formación tan sólida en materia financiera, ¿tendríamos mayor certeza que las calificaciones que tenemos se mantendrían?
- En materia de una eventual Reforma Fiscal, ¿se aventuraría a lograr una que incluya a TODOS los mexicanos? ¿Sería el “Narendra Mody mexicano” (en relación a lo que el primer ministro Mody ha hecho en la India en esta materia a través de la inclusión financiera) o mantendría la misma receta de “salir de cacería al zoológico” para que sigan pagando los contribuyentes cautivos y dejar a la informalidad en la oscuridad? ¿Podría meter al IVA de forma generalizada? ¿Tomaría medidas valientes y disruptivas? O ¿continuaríamos con el terrorismo fiscal a través del SAT y donde en este sexenio la percepción es que se han elevado los niveles de corrupción en la negociación de las controversias?
- Sin duda nos enfrentamos a un largo etcétera sobre temas que se podrían mejorar en áreas donde la especulación sobre el potencial candidato Meade, tiene fortalezas claras, pero donde la voluntad política es posible que no le permita lucirlas y sólo se quiera aprovechar su reputación, capacidad y reconocimiento en foros nacionales e institucionales para fines partidistas.