México es el futuro. Cada vez que voy recuerdo lo grande que es. No es un país, es un mundo propio, un mundo completo, la diversidad, su riqueza, no sólo la riqueza de sus paisajes, también la de su gente. La variedad de sus tradiciones, su cocina, su cultura… es un mundo en sí.
Taleb D. Rifai, Secretario Mundial de Turismo.
Imagina que hay un concurso y te piden definir con una sola palabra la Globalización. Ya que la tienes, se te pedirá hacer una demostración en donde tienes que explicar con frases sencillas las ventajas de vivir bajo el precepto global… ¿Lo tienes? ¡Compártelo!
Para mí, la globalización es velocidad. El ritmo en los avances tecnológicos ha cambiado durante los últimos años, y mientras la radio tardó casi cuarenta años en tener a sus primeros 50 millones de usuarios, la televisión 13 y el Ipod tan sólo 4, las redes sociales lograron que Facebook en un año lo lograra y que Twitter tardara siete meses y medio después de su creación para alcanzarlos.
La velocidad es el secreto. Nunca antes habíamos tenido tantas innovaciones en nuestras vidas. La medicina, la tecnología y los avances en las formas de hacer negocios nos demuestran que cada vez podemos hacer todo más rápido. Las noticias que están posteadas al otro lado del mundo, se viralizan con un solo clic. Jamás habíamos vivido tantos cambios en tan poco tiempo, tantos estudios sobre temas para los cuales antes teníamos que consultar a los expertos en sus libros publicados y/o por medio de entrevistas realizadas. Las opciones tampoco eran fáciles a la hora de comunicarnos entre nosotros; hace poco veía con mucha nostalgia un video en donde les dan una tarea sumamente sencilla a un grupo de niños de diferentes latitudes del planeta: tomar unas monedas y llamar a un número anotado en un papel. Ninguno supo hacerlo.
Quizás algunos de ustedes tampoco realizaron este tipo de llamadas, o quizás sí, pero con tarjetas electrónicas de prepago ¿Se acuerdan cómo estaba de moda tener tarjetas con diferentes diseños? El estrés que vivíamos por no tener a la mano una de ellas, o bien, por ver que estaba a punto de terminar nuestro crédito… Ese tipo de experiencias que ya casi nadie vive gracias a la globalización de la tecnología; la cual no sería la misma sin la adaptación en las localidades. A esta tendencia se le llama glocal, definida por el sociólogo Roland Robertson como la “interpretación de muchos aspectos de la realidad, en los que opera como una fuerte influencia, la interacción entre las dinámicas globales y locales”.
Dicho concepto nace del término japonés dochakuka, palabra que sale del dochaku, o mejor dicho, del que “vive en su propia tierra”. Esta expresión es retomada por primera vez en la década de los ochenta por sociólogos y economistas que analizan el impacto de una persona, grupo, comunidad, empresa u organización que piense globalmente, pero que actúe localmente; esto es, la adaptación de peculiaridades de cada entorno, haciendo producciones diferentes de acuerdo a las localidades.
¿Cómo aplica la glocalización en una empresa?
Digamos que un empresario de Sudamérica tiene una cadena de restaurantes exitosa en su país, pero un día, su competencia graba directamente un suceso desagradable en una unidad. En menos de una semana ese video se viraliza y pierde más de la mitad de sus ganancias en la semana. ¿Cómo contrarrestar esa respuesta negativa? ¡Sencillo! Con respuestas desde Medio Oriente en donde una empresa experta en materia de posicionamiento orgánico elimine poco a poco el rastro de dichas publicaciones. ¿Se puede? Claro, sólo es cuestión de adecuarse y ser glocal ante las soluciones propuestas.
Otro de los ejemplos claros en esta materia es el que hace un par de años se realizó en un municipio de Pachuca, en donde gracias a la geografía del lugar y a las iniciativas ecológicas gubernamentales, se adaptó un modelo de bicicletas eléctricas a los policías de algunas regiones específicas, de esta manera, se disminuyó el gasto público y de paso, la contaminación.
Así, hemos llegado a la tropicalización de conceptos, en donde un McDonalds en Francia puede vender sus tradicionales hamburguesas en baguettes, o en donde Starbucks en China adecuar sus productos para vender productos locales. La importancia de la tropicalización y de la velocidad con que uno responda es la clave para hacer de esta tendencia, un éxito en cualquier parte del mundo.
Esta tendencia es un ejemplo más de lo que tenemos que pensar a la hora de salir a hacer negocios con otros países, no debemos vernos “pequeños” en materia de sueños, tenemos todo para ser una potencia y es momento de demostrarlo como personas y empresarios; nuestra capacidad para reaccionar, la velocidad con la que encontramos respuestas, la riqueza cultural, los sitios turísticos… tenemos todo para pensar global y actuar local.