El Reino Unido a tiempo de anular el Brexit

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De fracasar las negociaciones con la Unión Europea, las empresas deberán prepararse para un “Hard Brexit”

 

En la actualidad, el Brexit, Cataluña y el fin del mercado alcista en Estados Unidos son los principales riesgos a los que se enfrentan ahora los mercados, ya que repercuten de manera notable en el comportamiento de los inversores. De estos tres eventos que afectan a la economía global de una u otra forma, el que mayor incertidumbre provoca es la situación del Reino Unido y su futura relación con la Unión Europea (UE).

Por este motivo, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), una de las grandes instituciones económicas internacionales, recalcó en un informe reciente que la salida del Reino Unido de la UE no hace sino alimentar la incertidumbre y reducir la inversión. Dos factores que amenazan seriamente el crecimiento económico del país para los próximos años.

Por este motivo la OCDE no dudó en señalar que si el Brexit fuera anulado, el impacto para la economía sería muy positivo. Poco tardó el Gobierno de Theresa May en responder de forma rotunda que no hay marcha atrás en la decisión de dejar la UE, prevista para finales de marzo de 2019.

Sin embargo, poco se ha concretado hasta la fecha en cómo se llevará a cabo este “divorcio” con la UE. La división dentro del seno del gobierno británico conecta con el arrepentimiento de los ciudadanos que comienzan a darse de bruces con las consecuencias reales y los pagos que se deben asumir por abandonar la Unión.

 

¿Deben los británicos prepararse para un “Hard Brexit”?

Ante este inmovilismo, las empresas deben prepararse para un “Hard Brexit” y sin periodo de transición, según ha asegurado el vicegobernador del Banco de Irlanda, Ed Silvey. En este escenario las consecuencias para la libra serán desastrosas.

De hecho, la divisa británica se ha visto sometida a una fuerte presión vendedora las últimas horas tras las informaciones de que las negociaciones sobre el Brexit pueden fracasar de cara a diciembre. Frente al dólar, la moneda británica ha seguido con su tendencia bajista hasta la franja de los 1,3150 dólares, después de que el Gobernador del BoE haya evitado confirmar una subida de tipos el próximo mes.

Esta incertidumbre se ha visto también reflejada en la calificación crediticia de la agencia Moody’s, que ha rebajado un escalón, de Aa1 a Aa2, el “rating” de Reino Unido a largo plazo. Según ha explicado, las finanzas públicas británicas han sufrido un debilitamiento significativo desde el último examen, con unos planes de consolidación fiscal cada vez más cuestionados y una deuda que, en principio, seguirá aumentando.

Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI), reconoce el efecto del Brexit en la economía británica en contraste con el buen designio para la zona euro, para la que pronostica un crecimiento del 1,6%, por encima de su promedio “histórico” (1,4%). Para el país británico anuncia una previsible desaceleración consecuencia de “una reducción del consumo privado y el impacto de la depreciación de la libra en el sector inmobiliario”. De forma que el Reino Unido crecerá un 1,7% este año y un 1,5% en 2018. En cuanto a la economía mundial, el FMI señala un crecimiento del 3,6% en 2018, confirmando así su velocidad de crucero.

Habrá que esperar a ver si el Reino Unido es capaz de acordar algún tipo de acuerdo comercial que compense el impacto económico negativo del Brexit que, sin embargo, no será equivalente al actual nivel de relaciones con el mercado común.  El impacto del abandono de la Unión Europea sigue incierto a la espera del resultado de las negociaciones que entran en una fase decisiva con la cumbre de líderes Europeos en Bruselas.

 

 

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