Deshonestidad: ¿está en nuestros genes?

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Así los niños aprendían que el ser humano se esforzaba por ser perfecto,

y que los errores eran el camino para llegar a tal condición.

Entendían perfectamente el valor de la corrección, del enderezarse, del pulimentarse.

Huehuetlatolli (Reunión de consejos que daban los viejos sabios aztecas).

Los aztecas o mexicas fueron una de las civilizaciones más fuertes en materia de organización. La educación oficial de los niños iniciaba a muy corta edad, pero eran sus padres los primeros en guiarlos de manera correcta por medio de códigos sociales que eran transmitidos de generación en generación. La crianza de niños sanos emocionalmente aseguraba ciudadanos responsables, carentes de dudas y miedos. De esta manera, el niño crecía cobijado con cariño, consejos y autoridad. Los valores transmitidos eran clasificados, ordenados y tenían que ser puestos en práctica constantemente, este conocimiento milenario era conocido como el Huehuetlatoli y abarcaba aspectos como control ante el hambre, la sed, calor, frío, dolor, etc. Si un niño podía dominarse a sí mismo tendría grandes posibilidades de convertirse en una persona con una personalidad ecuánime, digna de la sociedad azteca.

Aunque con la llegada de los españoles destruyeron esa civilización y que debido al mestizaje perdimos autonomía y nuestros genes se combinaron de manera diversa, la nueva sociedad cambió en cuanto la manera de criar a los primeros mestizos. De hecho, se cree que por esta combinación, nuestra crianza fue modelada de manera imprecisa, llena de defectos y entre ellos el que más destacaba era el  de la deshonestidad.

Reunión de sabios
Huehuetlatolli.

Por generaciones hemos sido instruidos y profesionalizados en “esconder la mano” después de tirar una piedra, en buscar la manera más fácil, en “tranzar” o no avanzar. Es lo que nuestros padres veían en su tiempo de niños; las mentiras piadosas, los cheques sin fondos, las “mordidas”, la corrupción. Todo lo vieron y lo dejaron pasar, porque si hacían algo al respecto, seguro vendrían represalias. Si uno lo hizo y le salió bien el “bisne” (…), ¿por qué yo no lo voy a hacer? Parecería el pensamiento de todos los padres de ésta y otras generaciones. Así nos educaron a nosotros y esa bola de nieve que no se detuvo, ahora venía con mayor fuerza y de maneras desproporcionadas; alcanzando a todos los niveles de la sociedad, en todos los ámbitos: culturales, económicos, políticos, familiares… todo tiene tintes de corrupción a estas alturas de la vida y por eso, YA NO CONFIAMOS EN NADIE.

Uno de los temas que más me llaman la atención en los negocios es precisamente el nivel de confianza que hay entre los colaboradores de una empresa y sus jefes. La falta de valores ha acrecentado la percepción de abuso y deshonestidad en todos los niveles; así, los colaboradores creen que su jefe es un “tranza” y, el jefe da por hecho que tiene que cuidarse de todos, pero MÁS de sus colaboradores. Otros casos igual de graves, pero no más lejanos son en aquellas empresas en donde el robo interno es un tema de todos los días. Estamos viviendo épocas en donde parecería que el ser deshonesto o incluso robar, está permitido o simplemente no es mal visto. Peor aún intentar levantar una demanda muchas veces nos lleva a pérdidas de tiempo y gastos en organismos en donde también hay burocracia y corrupción. Son círculos viciosos infinitos que inclusive la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), preocupado por el nivel de corrupción en el país, en el año 2015 elaboró el Análisis de la honestidad en México: Tomando una postura más firme ante la corrupción, en donde resalta que es uno de los principales problemas que sufre el país. De hecho, 50% de las empresas consultadas dijeron que es el principal obstáculo que tienen a la hora de hacer negocios. Esto representa más de 11% del promedio de los demás países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

De acuerdo al blog especializado en corrupción “Opina”, se muestran dos estrategias que, en lo particular, considero que sería lo más factible para combatirla:

  1. La estrategia voluntaria, en donde se mitiga por deseo propio la corrupción.
  2. La estrategia institucional, en la cual se creen leyes que incentiven la desaparición de la corrupción.

Si bien el problema es una serie de acciones arraigadas de varias generaciones, es momento de frenarlo en seco. ¿Cómo? Siendo honestos en nuestras acciones y exigiendo que todos los que estén en nuestros círculos cercanos lo sean. Sé que es, hasta cierto punto una utopía, pero si pensamos lo que estamos haciendo y lo que nuestros hijos vivirán, podría ser un aliciente para frenar nuestros pasos y analizar nuestro comportamiento. Éste tiene que ser un compromiso colectivo más allá de comprar o no comprar piratería, o descargar música ilegalmente. Es una ola que si no superamos, llegará el día en que nos ahogue. Si a raíz de los acontecimientos del 19 de septiembre cambiamos como sociedad, ¿qué esperas para ser mejor persona? Recuerda que como dijo el escritor hindú Jiddu Krishnamurti: “No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”.

Fuentes:

Andrés de Olmos (comp.), Huehuetlatolli.

“Blog Opina”, 2016.

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 2016, http://www.oecd.org/centrodemexico/inicio/

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Victor Ansareo

Es muy lamentable señor Ferenz Feher la busqueda del culpable de la corrupción en el origen genético de un pueblo, con esta más que discutible y decadente hipótesis inicia su artículo. Es otra de los embustes históricos que tienen postrado al pueblo mexicano, no señor, la mezcla genética fortalece a los individuos, de modo que no recurra al expediente simplista y muy usado en el siglo XX, sin ningún efecto evolutivo y partir de los buenos aztecas y los malos españoles, esto es una patología que tiene su origen en el autoengaño, en una historia entreverada de mentiras fabricadas para generar resentimiento, odio, rencor, etc y con ello mantener bajo control a un pueblo rico en creatividad y sentimientos nobles. que en los últimos 150 años no ha producido una mejor sociedad, sino embusteros y prevaricadores. Si la historia no sirve para comprender, triste historia. Los pueblos mejor desarrollados son aquellos que abrazan lo mejor de su pasado y la Verdad, venga de donde venga. Esto no pretende justificar solo partir de un enfoque más productivo, verás y confiable, por el bien de México.

MARCO TÉLLEZ

EL PROBLEMA DE LA CORRUPCIÓN NO ES GENÉTICO, Y EN EL CASO MEXICANO TIENE UN TOQUE “CULTURAL”, AUNQUE A ALGUNOS NO LES AGRADE ESO, PORQUE SE DICE: LA VERDAD NO PECA PERO INCOMODA.
ES CULTURAL PORQUE EN LA ÉPOCA PREHISPANICA SE FORMABA “CIUDADANÍA” DESDE LA “FAMILIA” Y SE REFORZABA EN LA ESCUELA, VEASE EL “CALMECÁC”. CUANDO LLEGÓ EL CONQUISTADOR PREPONDERANTEMENTE ESPAÑOL, ES UN EUROPEO AVENTURERO, DELINCUENTE Y CORRUPTO, RECUERDESE QUE ESTABAN MALACOSTUMBRADOS A COMPRAR Y VENDER “CARGOS PÚBLICOS” PARA BENEFICIARSE DE ELLO. ASÍ INICIÓ NUESTRO “MESTIZAJE LADINO”. LA MEJOR MANERA DE COMBATIRLO ES CON: EDUCACIÓN, EDUCACIÓN Y MÁS EDUCACIÓN” Y A CORTO PLAZO ACABAR CON LA “IMPUNIDAD” UNA TAREA NADA FACÍL, PERO SE PUEDE SI HAY COMPROMISO Y VOLUNTAD. ES URGENTE ACABAR CON ESTE CANCÉR SOCIAL.

alice harmony

Concuerdo con Victor, aunque la visión de Ferenz puede explicar UNA PARTE de la realidad, esta no justifica la promoción de la deshonestidad como un valor social.

CECILIA XIMENEZ

https://elsemanario.com/author/ffeher/
Creo que el Arquitecto Ferens Feher uso la genética como causa de la deshonestidad en los Mexicanos
de manera coloquial, ya que desde el punto de vista científico hasta ahora no se ha descubierto ningún marcador genético que determine la deshonestidad en un individuo y menos que la prevalencia de dicho marcador sea abrumadormente alta en la población mexicana.
Lo que si existe es que en nuestro país hay una facilidad y permisividad asombrosa para la deshonestidad, de hecho no es un estigma social ser deshonesto, se acepta más que ser fumador!!!!! el espectro de la corrupción es inmenso desde llevarte un lápiz de tu compañero de mesa en el kinder y que tu mamá no te reclama y no te hace devolver, hasta los Duarte y mas ALLA!!!!!
Sin embargo no existe justificación alguna a nivel individual de hacer todo lo que este en nuestras manos evitar seguir traspasando a nuestros jovenes y niños ese estigma vergonzoso.

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