Esta semana llega a nuestro país el presidente Barack Obama. México y Estados Unidos tienen una gran oportunidad para fortalecer y relanzar su agenda bilateral. Sin embargo, durante los últimos días diversos grupos intentaron desestabilizar al país y crear un ambiente de tensión mayor previo a la visita de Obama pero el gobierno de Enrique Peña Nieto no cayó en esa provocación e incluso corrigió el rumbo para darle mayores cauces de diálogo al Pacto por México.
Por un lado, maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) cometieron actos vandálicos en Guerrero y Michoacán y seudo estudiantes tomaron la torre de rectoría de la UNAM. En ambos casos, se filtró información documentada que detrás de ese movimiento se encuentran grupos guerrilleros (EPR, ERPI y otros), sicarios del crimen organizado, militantes del Partido del Trabajo (PT), simpatizantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que preside Martí Batres y dirige Andrés Manuel López Obrador.
Sin duda, una mezcla explosiva capaz de desestabilizar al país. Sus acciones violentas provocaron a los gobiernos locales de “izquierda” de Guerrero y del DF y al gobierno federal. Nadie quiso entrar a ese juego peligroso a pesar de las voces que demandaban aplicar la ley y poner orden para evitar caer en la anarquía. La intención de esos grupos era evidente: provocar un enfrentamiento violento que dejara como saldo varias personas muertas y manchara de sangre la visita de Obama a México (2 y 3 de mayo) y crear un ambiente propicio para el aniversario de Atenco el próximo 4 de mayo.
Por otra parte, legisladores del PAN vinculados al ex-presidente Felipe Calderón acrecentaron sus acciones para tratar de dinamitar el Pacto por México y retrasar la aprobación de varias reformas en el Congreso de la Unión. Aprovecharon el error de funcionarios del gobierno de Veracruz y delegados de la Sedesol en esa entidad. Ante las evidentes grabaciones, los dirigentes del PAN y del PRD condicionaron su participación en el Pacto por México. El presidente Peña Nieto corrigió su excesivo apoyo a Rosario Robles y advirtió que no tolerará el uso electoral de los programas sociales. Hoy lunes el PAN y la presión calderonista decidirán el futuro del Pacto por México.
En ambas pistas, se intentó crear un ambiente de desestabilización para que la agenda bilateral de la reunión entre Obama y Peña Nieto se mantuviera en el terreno de la violencia y la inseguridad y no en la economía, el intercambio comercial, la educación y la reforma migratoria.
Barack Obama visitará nuestro país este jueves en un viaje relámpago de 36 horas. Si bien ha mostrado su disposición por reducir el tráfico y comercio de armas ya sufrió un revés en el Congreso en este tema. Sin embargo, le queda viva su bandera por impulsar una reforma migratoria que legalice la situación de 11 millones de inmigrantes ilegales, la mayoría mexicanos.
En este espacio hemos comentado ya que una reforma migratoria tendrá un impacto favorable en las economías de México y de Estados Unidos, pues millones de indocumentados que viven en las sombras podrían acceder a mejores salarios, consumir más y pagar más impuestos con un permiso de trabajo y residencia. Además enviarían más dinero a nuestro país como remesas, en un momento donde se ha contraído ese flujo de divisas por la crisis económica en la Unión Americana. Estos efectos fortalecerían el crecimiento económico y la generación de empleos y se derramarían sobre la economía mexicana.
Es un hecho que los mensajes políticos de la reunión Obama-Peña Nieto se centrarán en los temas económicos, incluyendo el comercio bilateral y el Acuerdo de Asociación Transpacífico, así como en la educación. Es claro que la cooperación en materia de seguridad se mantendrá como un tema importante pero ya no tan visible como en el pasado. Se buscará ahora bajar la violencia poniendo mayor énfasis en acciones coordinadas y concentradas en información e inteligencia para atacar la base logística y financiera de los grupos del crimen organizado.
Internamente, la política del combate a las drogas del gobierno de Peña Nieto se dirige a las raíces del problema, como la pobreza y el desempleo. Incluso, las políticas públicas se orientan a los factores que han atrasado al país por generaciones y cuya economía de miseria empoderó a los cárteles de la droga en México.
Una vez superados los intentos desestabilizadores y las presiones para dinamitar el Pacto por México, el proceso de reformas estructurales sigue su marcha y genera un ambiente positivo para una reunión entre Obama y Peña Nieto que permita relanzar la agenda bilateral en un marco de mayor respeto y cooperación entre ambas naciones.