Las personas por naturaleza queremos cambiar. Es una constante dentro de nuestro ADN. Normalmente, nos enfocamos en la posibilidad de crear un entorno mejor, de cambiar algo que quizás nos ayude a ser los mejores en cualquier ámbito; mejores esposos, mejores padres, profesores, arquitectos o simplemente, mejores seres humanos. Por ello, irremediablemente, esperamos que inicie el año para cambiar. Pero, ¿en verdad lo logramos?
De acuerdo con los estudios de la Universidad de Psicología de Scranton, Pensilvania, sólo el 8% de las personas que intentan cambiar algo en sí mismas lo logran. El 92% restante, deja en algún momento del año la meta inicial por múltiples razones, entre las cuales destaca la falta de motivación y de resultados a corto plazo. ¿Cómo podemos cambiar esa realidad?; ¿Qué hace falta para alcanzar esos propósitos?
Personalmente y dedicando mi vida a la transformación empresarial, considero necesario que cambiemos primero el modo de ver nuestros propósitos y que no sea la meta lo que veamos, sino el proceso para lograrlos. Es decir, considero que es más importante el crear hábitos y sistemas de acción que ayuden a alcanzar esas metas. Claro que es maravilloso el sentimiento de lograr un objetivo, pero para la gente que aún no sabe por dónde se empieza, considero más valioso dejar a un lado el fin y concentrarse más en las actividades necesarias para alcanzarlo.
Con esta propuesta, estamos dando un pequeño giro a nuestro pensamiento; idealmente, para romper con el paradigma: “No puedo cumplir mis propósitos” por el de “Crear un hábito/sistema que me ayude a lograr X objetivo”. Los pasos a seguir dependen del hábito a romper o el sistema a crear para llegar a la meta.
Recordemos que, según la Real Academia Española, un hábito es el “Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas” y un sistema es un “Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí”. Parecería lo mismo, pero no lo es, la diferencia está en que el hábito es una acción que se sigue racional o irracionalmente, mientras que el sistema, en sí, es una serie de actividades que se hacen con todo el conocimiento de causa. Ambos son repetibles, pero dependerá del sistema que utilices para lograr ese hábito.
Por ejemplo, un corredor que quiere participar en un maratón necesita entrenar y para ello, es necesario crear el hábito de correr el tiempo y la distancia de acuerdo a un sistema que alguien más ha probado y le ha funcionado. Si yo quisiera seguir al pie de la letra dicho sistema, podría o no funcionarme; de ahí la importancia de adecuar ese sistema conforme a mis preferencias. De la misma manera, un escritor de libros podrá terminar una novela después de cierto tiempo si se dedica a ello. El hábito será la escritura y el sistema dependerá de cada escritor, si define como sistema el crear una, cinco, diez o veinte páginas diarias, por semana, etc.
Por ello, es necesario modificar tus hábitos y crear sistemas que te ayuden a alcanzar la meta definida, con estos sencillos pasos:
- Define el sistema que te hace feliz. Está comprobado que cuando no se ven los resultados positivos, la gente se desmotiva y pierde el rumbo.
- Crear sistemas a largo plazo. Si bajaste dos kilos el primer mes, ¿dejarás a un lado el propósito?, ¿no sería mejor seguir ese sistema para ver cuánto más puedes bajar?
- Busca retroalimentación para mejorar tu sistema. No creas que es perfecto todo lo que haces, mejor piensa en un sistema perfectible y sigue adelante.
Finalmente, los sistemas y los hábitos son personales, al igual que los propósitos; por ello, es mejor trabajar en lo que te funcione y no creer que son métodos infalibles. Muchas personas hablan de que después de 40 días, la mente se modifica en cuanto a hábitos y sistemas, pero recordemos que todos los seres humanos somos distintos y capaces de cambiar en menor o en mayor tiempo. Mahatma Gandhi decía al respecto: Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos porque se convertirán en tus hábitos y cuida tus hábitos porque se convertirán en tu destino.
Gracias por compartir Ferenz, me parece muy importante esta información. Saludos.