Hablar bien de México es algo en lo que podemos y debemos de contribuir todos los mexicanos; lo increíble es que haya sido el propio General Salvador Cienfuegos, Secretario de la Defensa Nacional, quien tuviera que solicitar esto a los miembros del cuerpo diplomático y me parece que es el colmo que estos no lo hayan venido haciendo desde siempre. En sexenios anteriores los ministros de defensa se limitaban a sus responsabilidades y opinaban en privado y siempre y cuando se sintieran en plena confianza. Quien iba a decir que el titular de la SEDENA, no hablara de capos ni delincuentes, sino de lo que a México le hace falta en discurso para salir adelante. Yo siempre he sabido que nuestros militares de alto rango son hombres cultos y con alto sentido patriótico, por ello es que cuando se meten de soslayo a la política y tocan temas sensibles, son dignos de ser escuchados, aunque generalmente no lo hacen. Este caso tiene una relevancia extraordinaria en la nueva-vieja forma de hacer política en nuestro país.
México es un país lleno de maravillas naturales, con selvas, desiertos, playas, bosques, ríos, ciudades modernas y coloniales, además de pirámides espectaculares y zonas prehispánicas que dejan con la boca abierta a propios y extraños; las riquezas culinarias de nuestro país son desde tradicionales hasta vanguardistas; tenemos una magnífica calidad de teatro, danza, ópera, música vernácula que es cantada en el mundo entero y que nos distingue no solo por el mariachi, sino por tríos, trovas y sinfónicas. La cacería y pesca deportivas encuentran en México un destino extraordinario, así como quienes practican el Golf o los deportes acuáticos, cimas por escalar, arrecifes y cenotes para bucear, y mucha historia por descubrir. México es un país atractivo a la inversión extranjera, a la industria y por ello contamos con una de las mejores manufacturas, nuestro país es rico en tradiciones y muchos sabemos del honor, honradez y calidez de su gente.
Todos podemos entender que en el pasado sexenio plagado de muertes y muy difundidas mediáticamente, el turismo decidió alejarse, sin embargo quienes visitaron México se llevaron una muy buena impresión y muchos de ellos fueron quienes recomendaron a México en el extranjero, mientras nuestros embajadores y cónsules, se dedicaban a justificar lo que pasaba en nuestro país sin lograrlo. Y vaya que era difícil, decenas de muertos todos los días, a diario se hablaba de la captura o muerte de cabecillas de las mafias, muchas de esas veces eran inventos o confusiones, pero los muertos ahí estaban, la mayoría víctimas del narcotráfico y de la ausencia de políticas sociales que lograran insertar a la sociedad en una vida de oportunidades. Si el gobierno en buena medida propició que muchos se fueran por el camino equivocado al no brindar oportunidades de empleo o la opción de una vida pobre pero decente, el ejemplo de la vida de los políticos tampoco era el mejor.
El Presidente Peña de manera extraoficial, solicitó mayores recursos a las embajadas para promover a México, sin embargo me parece que aunque tiene razón, estos recursos debieran centralizarse en la Secretaría de Turismo, siempre con la recomendación de los embajadores y de agencias locales en cada lugar. El verdadero problema de una Secretaría como la de Turismo, es que no actúa de manera transversal. El turismo tiene que ver con seguridad pública, pero también con salud, con incentivos fiscales, pero también con infraestructura carretera y aérea, con educación al tener recursos humanos preparados para su atención esmerada y eficaz, con transporte y abasto, con facilidades migratorias, con soluciones reales para la inversión extranjera sin tanta burocracia y tramitología; en fin de la capacidad de gestión transversal de SECTUR, dependerá en buena medida que el extranjero nos vea con buenos ojos, aunque también los recursos económicos que se inviertan en ello, serán fundamentales.
