Pues, nada, que este 5 de mayo se conmemoran 156 años de la victoria del Ejército mexicano sobre las fuerzas de intervención francesas y los aliados de Napoleón III. Ese emperador light que abrigaba el sueño de extender su dominio en una América Latina y contrarrestar la influencia de los nacientes Estados Unidos.
Un año después de la Batalla de Puebla, y con unos 36 mil elementos europeos, se consumaba la ocupación que ya consigna la historia. Lo que poco se conoce es que los mexicanos no se resignaron a esa intervención.
Para actuar donde el mermado Ejército republicano ya no podía, se optó por un sistema de guerrillas, formado por cuerpos de procedencia civil y militar, que mantuvo la lucha contra la invasión francesa y el Segundo Imperio, refiere José Arturo Saavedra Casco.
La guerrilla hostigaba, cansaba, distraía y fastidiaba al ocupante. Interrumpía líneas de comunicación, rutas de abasto de dinero, armas, alimentos y vituallas de los ocupantes. Operaban en todo el país, con énfasis en la llamada Tierra Caliente, la Huasteca, y entre Xalapa y Puebla.
En mayo de 1864, Maximiliano de Habsburgo llegaba a México como emperador. Era la etapa álgida de la contraguerrilla francesa (mercenarios de todo el mundo) y sus excesos. El más despiadado sería Aquiles Charles Dupin (1863-1865), que incluso gobernó Tamaulipas, y al que Maximiliano repudió.
Otros crueles contraguerrilleros fueron el prusiano Natzmer —denunciado por el francés Pedro La Clau—, el suizo Stoeklin y Schekel, entre otros. Ellos y sus colegas, partirían de México abandonados por Napoleón III, y derrotados, bajo la feliz mirada del pueblo y los guerrilleros mexicanos. Vale la pena releer esa historia, ahora en mayo.
Hace 50 años, y también en mayo, los franceses nos regalaban la utopía. Era 1968, el cirujano sudafricano Christian Barnard hacía el primer trasplante de corazón; Norcorea capturaba al barco-espía, USS Pueblo, de Estados Unidos; Praga escenificaba una gran protesta antisoviética, y Martin Luther King era asesinado.
Francia vivía una pax de facto: obreros y policías chocaban en la fábrica Garnier (Redon), florecían las huelgas en Honfleur (Calvados) y en los liceos se protestaba por la falta de medios para estudiar. En ocho años, los estudiantes han pasado a ser de 200 mil a 600 mil; exigen más democracia (becas precarias y poca participación) y un futuro. El 22 de marzo, 142 estudiantes ocupaban la Sala de Consejo de la Facultad de Nanterre, son desalojados con violencia. Los apoyan colegas en Italia, España; todos protestan contra el autoritarismo. ¡El mayo francés comenzaba en marzo!
El movimiento estudiantil se multipolariza y se proclama antirracista, anticolonialista, feminista, ecologista, plural, crítico, contra los errores del socialismo real y anti-hegemónico, entre otros. Es el momento de ¡La imaginación al poder! del ¡Tomemos el cielo por asalto! del ¡Seamos realistas, pidamos lo imposible! o del ¡Prohibido prohibir!
Los protagonistas del mayo francés son los sectores más politizados de su tiempo. Los observa todo el mundo, y también México. Es el momento en que tenderos de Grenoble, Cluses y Toulouse aceptan bonos de lucha estudiantiles; del paro de taxistas en apoyo a los jóvenes; cuando electricistas parisinos reinstalan la energía en barrios pobres; la Bolsa de Valores cerraba con gesto solidario; fábricas automotrices y de aviación van a la huelga general, y la Asamblea Nacional aprobaba la cuarta semana vacacional pagada.
El gobierno de Charles de Gaulle y los partidos políticos eran rebasados por la inédita fórmula: estudiantes-obreros-campesinos-burócratas-sociedad civil. Por primera vez, en 14 años, volvía a las calles francesas el desfile del 1° de Mayo y, mientras Estados Unidos y Vietnam iniciaban el diálogo de paz en París, florecían los debates políticos en la Sorbonne, y con ello, los pretextos para su clausura. Se atomizaban los comités estudiantiles en toda Francia, paraban trabajadores de bancos, de las Galerías Lafayette y de las tiendas Printemps.
La contraofensiva llegaría en junio: a la división sindical y esquiroles rompehuelgas sigue la represión. Banderas rojas aterciopelan el retorno a las máquinas en la fortaleza industrial de Seguin, en Billancourt, y bajo protesta regresan obreros de Renault, Peugeot, Citroën, Usindor, entre muchos otros. El movimiento, escindido, pierde energía, pero no su encanto. Medio siglo después, la cíclica efervescencia resurge en las calles parisinas, casi por las mismas razones y con distintos protagonistas. ¡Gracias, mayo del 68!
Sous les pavés, la plage! Prohibido prohibir!!!
Merci, merci beaucoup Jose. ¡Que viva el Prohibido prohibir!!!
Gracias por refrescarnos la memoria. La guerra de guerrillas minó la estabilidad del segundo Imperio. Mostró el permanente repudio ante el poder sobreimpresión. Por otro lado, ya en el siglo XX, la unión entre estudiantes, campesinos, obreros, burócratas y sociedad civil, también es ejemplo del hartazgo y la desesperación en la que los regímenes insensibles a los cambios (el de De Gaulle lo era, para entonces, pero finalmente tuvo dignidad y renunció), sumen a los pueblos. Nos hace falta esa fuerza popular, pero también esa dignidad de los políticos.
Quise aludir as l poder sobreimpuesto del imperio francés.
Muy interesante. Cuantos datos y hechos que la mayoría de los mexicanos no conocemos u festejamos sin saber porqué