Extravagancias discretas

Lectura: 3 minutos

 

El término ménage à trois tiene un sinfín de significados; el más conocido y usado es aquél que hace referencia a un trío sexual. Para la mayoría es una fantasía recurrente donde liberan la parte más “oscura” de su sexualidad. En algunos cuantos la idea provoca asco por desajustar sistemas morales y en otros la situación pasa automáticamente al olvido para evitar la incomodidad del tema. Para muchos es permisible sólo a puerta cerrada.

En México se ha castigado al cuerpo y la sexualidad de múltiples maneras. Mediante el uso, las normas, las costumbres y los castigos el mexicano se ha puesto una armadura para inmovilizarse. Pero el verdadero conflicto se esconde detrás de este sujetador.

Nuestra cultura reduce las opciones de estilos de vida y formas de pensar. Todo el reconocimiento y la legitimación se centran en unas cuantas maneras de vivir para marginar todo lo diferente. Existen patrones probados y recomendados que, aunque a todas luces son un fiasco, toman la delantera en el campo de nuestras decisiones.

Pensar en el ménage à trois no sólo como un divertimento sexual sino como una relación estable entre tres personas pone en riesgo la estructura inculcada desde pequeños. Se ponen en duda esos estilos monopólicos que dictan las tendencias y los límites de comportamiento.

En el espíritu de la cultura mexicana se podría dar margen a expresarse del asunto como fantasía con la condición de ser en privado y sólo en ciertos sectores; se llevaría a la acción únicamente para satisfacer sexualmente a mentes curiosas pero jamás se permitiríaentender un triángulo amoroso como una opción de vida cotidiana.

Es increíble cómo este país se da sus aires de modernidad y vanguardia al presumir ciertos avances y reformas (educativas, políticas, económicas) para mejorar nuestras relaciones; se llena la boca para hablar sobre el respeto a la pluralidad cuando en la realidad nuestras guías de acción son escasas y arcaicas.

Y, en este punto, sólo hablo de las grandes ciudades del país. En comunidades más pequeñas, en los lugares no mainstreamde México, la historia es otra. Se hace una cacería de brujas para castigar a los locos que se salen fuera de la norma. Se mantienen las costumbres por voluntades asustadas ante las represalias de seguir sus verdaderos deseos.

Por eso Carmina Narro es audaz al escribir una obra de teatro que lleva por título “Ménage à trois” donde una mujer y dos hombres viven un triángulo amoroso medianamente consensuado. Cada una de las partes se sabe deseada por las otras dos.

Carmina pone el dedo en la llaga cuando convierte a sus personajes masculinos en “intelectuales”, sofisticados de pensamiento. A la mujer como alguien dispuesta a moldearse a nuevas propuestas y acuerdos a pesar de su educación convencional.Estas tres fuerzas se enfrentan en un mar de deseos y necesidades que los llevan a cuestionarse su código ético y amoroso.

Aníbal, Luca y Damianasobreracionalizan cualquier experiencia en su vida; se paralizan por divagar en escenarios hipotéticos. Sus emociones se anestesian al teorizarlas y recomponerlas en sus cabezas según les convenga. Piensan demasiado, verbalizan al extremo y permiten muy poco la acción.

El texto es brillante porque retrata una situación amorosa no convencional con las mismas fallas de esquemas tradicionales: ejercicios de manipulación ocultos detrás de un discurso amoroso; la supremacía del hombre sobre la mujer en la toma de decisiones; un machismo velado; la imposible honestidad al hablar de las emociones y sentimientos.

Los personajes caen en los mismos defectos de las convenciones sociales que ellos criticaban. Se exhibe el sentido de propiedad al entablar una relación sentimental y cómo la cultura y el lenguaje fomentan este tipo de pensamiento.

La dirección de Carmina Narro enfatiza el trabajo actoral en todo momento. El juego escénico entre Alejandro Tomassi, Fernanda Castillo y Sergio Zurita es fascinante porque en cada diálogo se siente la amenaza de que en cualquier momento podría explotar una bomba; la tensión dramática es implacable a lo largo del montaje.

“Ménage à trois” deja tatuado al espectador con frases sutiles, con situaciones cotidianas y dolorosas, con silencios incómodos. La identificación con los personajes es innegable; se siente verosimilitud con las decisiones que toman y, debido a esto, la experiencia se siente a flor de piel.

Este montaje es necesario para una sociedad como la nuestra donde poco a poco se dejan ver la fisuras de las grandes instituciones sociales como la pareja y la familia. Coloca sobre la mesa nueva formas de relación que se mantienen en lo clandestino.

Critica los grandes acuerdos sociales y deja al descubierto nuestra doble moral. Pero, sobre todo, ahonda en cómo la peor condena es mantener estos modelos caducos en nuestras cabezas y privarnos de ver otras opciones de vida, amor y, por qué no, hasta de felicidad.

 

“Ménage à trois”

Dramaturgia y dirección: Carmina Narro

Sala Chopin (Álvaro Obregón 302, esquina Oaxaca, colonia Roma)

Viernes 20:30 hrs., sábados 18:00 y 20:30 hrs., domingos 18:00 hrs.

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Más viejo
Nuevo Más Votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x