La serie que se transmite por Netflix en Latinoamérica y a través de Telemundo en Estados Unidos no solo ha tenido la aceptación del público, también ha logrado impulsar de nuevo la carrera del cantante que se encontraba al borde del ocaso.
Hasta hace pocos meses, Luis Miguel aparecía en los tabloides de espectáculos gracias a las quejas de su ex pareja Aracely Arámbula por no hacerse cargo de sus dos hijos, además de la demanda que Alejandro Fernández interpuso contra él para recuperar los 5 millones de dólares que perdió por la cancelación de su gira conjunta de conciertos.
Hoy, “El Sol” vuelve a estar bajo los reflectores pero no gracias a chismes ni problemas legales, sino por el gran éxito que ha tenido la serie de Netflix sobre su vida. Para iniciar, se reporta que Luis Miguel Gallego Basteri, nombre completo del cantante, recibió como adelanto de parte de la productora alrededor de 12 millones de dólares, lo cual no solo era para dar luz verde a la realización de la primera temporada, sino también por la utilización de su imagen en los promocionales.
Pero las ganancias no solo se cuantifican en dólares, también se han visto reflejadas en beneficios colaterales. A partir del estreno del primer capítulo de Luis Miguel la serie, el público empezó a conocer a un Luis Miguel diferente, uno que no solo estaba rodeado de lujos y mujeres, sino que también sufría del constante abuso de su padre, quien lo obligó a trabajar desde muy pequeño y quien se entrometió tanto en su carrera como en su vida personal.
Estos sucesos importantes, además del sufrimiento por sus rupturas amorosas y la desaparición de su madre, han logrado que “El Sol“ haya recuperado el gusto del público a través de la empatía y la nostalgia, lo cual le permitió recordar a los fans los éxitos que lo hicieron el favorito de una generación. Gran parte del éxito de la serie radica en la figura de su padre Luis Rey como el villano de su historia, y en el carisma de Diego Boneta, quien le dio a Luis Miguel un aire de accesibilidad del que careció en toda su carrera.
Esta renovación de imagen a los ojos de los fans ha logrado que el artista aumentara su popularidad a niveles que hace unos meses no se hubiera imaginado. Aunque le ayuda en términos de popularidad pero no le beneficia económicamente, la venta de sus discos aumentaron en su versión ilegal, fenómeno que también se desató con la bioserie de Juan Gabriel Hasta que te conocí.
Tras el capítulo en donde se conoce el origen del sencillo Culpable o no, dicha canción se colocó como la más vendida en iTunes México, el álbum que la contiene se ubicó en el tercer puesto de ventas de la misma plataforma, mientras que alcanzó las 8 millones 482 mil 481 reproducciones en Spotify, lo que significó un aumento del 4 mil por ciento en reproducciones.
Y es precisamente en esta plataforma en la que Luis Miguel rompió récord. Los nuevos fans descubrieron sus éxitos, mientras que sus seguidores de antaño cedieron ante la nostalgia de la música que acompaña cada capítulo de la serie, por lo que Spotify registró un incremento en casi 200 por ciento del catálogo completo del cantante en comparación a las reproducciones previas al estreno del show.
Esta situación nos demuestra que el público está más que compaginado con la historia, y que no solo es el morbo de conocer el lado íntimo de su vida, sino también tiene como aderezo una banda sonora por demás conocida y plagada de éxitos.
Además de un abultado cheque por cuestión de derechos legales, Luis Miguel está recolectando lo más difícil, lo impensable: una fresca popularidad que no solo está impulsando la venta de su música, también le está dando una nueva oportunidad de llevar su carrera a la evolución que muchos esperan; un salto al gusto de las nuevas generaciones.
Aunque Netflix aún no lo ha hecho oficial, es casi un hecho que la serie tendrá una segunda temporada, la cual estará ambientada en la vida del cantante a mediados de la década de los noventas, por lo que Luis Miguel deberá seguirle muy de cerca el paso al show para poder aprovechar lo que probablemente es su última oportunidad de estar en los reflectores de manera contundente.
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