El gobierno de Donald Trump ha cambiado de estrategia y contrario a su postura inicial, ha llevado la guerra comercial entre México y Estados Unidos a la OMC, luego de que oficialmente presentó quejas ante este organismo por los aranceles impuestos a sus productos.
Ciudad de México.- Primero fue México el que presentó el pasado 7 de junio quejas ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) para denunciar los aranceles que Estados Unidos puso al acero y aluminio procedentes de nuestro país.
Bajo el argumento que son medidas injustificadas y que violan los acuerdos internacionales, el gobierno mexicano comenzó esta disputa para defender los intereses de la industria siderúrgica nacional.
Ahora, Estados Unidos ha seguido el mismo camino institucional para demandar a México, Canadá, China, Turquía y la Unión Europea, por los aranceles que estos países impusieron como respuesta a las medidas implementadas por la administración Trump.
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La razón está de su lado, dice Estados Unidos
Pero más allá de ofrecer nuevos argumentos, Robert Lighthizer, representante comercial de la Casa Blanca, aseguró en un comunicado de prensa que la decisión de demandar a estas naciones ante la OMC, es debido a que no quieren colaborar con ellos.
“En lugar de trabajar con nosotros para abordar un problema común, algunos de nuestros socios comerciales han elegido responder con aranceles de represalia diseñados para castigar a los trabajadores, agricultores y compañías estadounidenses”, aseguró el funcionario estadounidense.
También señaló que ellos son los que tienen la razón, ya que “las acciones tomadas por el presidente son totalmente legítimas y plenamente justificadas como un asunto de las leyes estadounidenses y las reglas de comercio internacional”.
También hizo referencia a la amenaza de “seguridad nacional” que representan las compras de acero y aluminio en el exterior, ya que “las cantidades y circunstancias actuales de las importaciones de acero están debilitando nuestra economía interna”, aseguró Lighthizer.
México responde a estas demandas
Una vez que se hicieron oficiales estas demandas por parte de Estados Unidos ante la OMC, el gobierno mexicano señaló a través de la Secretaría de Economía (SE), que “analizará” el caso y en 10 días dará una respuesta.
Sin embargo, confirmó el hecho de que mantendrá su postura ante lo que califica como una “medida injustificada”, ya que las importaciones mexicanas de acero y aluminio no son una “amenaza a la seguridad nacional” del país vecino del norte.
Así, la SE afirmó que “la sólida relación comercial entre México y EE. UU. ha generado un mercado regional integrado donde los productos de acero y aluminio contribuyen a la competitividad en diversos sectores estratégicos, como el automotriz, aeroespacial, eléctrico y electrónico”.
Por su parte, Juan Carlos Baker, subsecretario de Comercio Exterior, aseguró que “lo que hizo Estados Unidos en contra del aluminio y el acero es ilegal” y por tal motivo, México tiene el derecho “ya sea por la OMC o por el TLCAN”, de ser excluido de estos gravámenes.
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Presiones para el TLCAN
Pero más allá de los daños económicos que pueden generar estos aranceles, para algunos especialistas esto sigue siendo una presión para que tanto México como Canadá, acepten las condiciones impuestas por Estados Unidos para alcanzar algún acuerdo en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Alejandro Gómez, socio del despacho Foley Gardere Arena, dijo en declaraciones para El Financiero que el argumento del gobierno estadounidense es “muy débil” e incluso, “el propio presidente ha dicho que las medidas conforme a la Sección 232 se tomaron para presionar a en la negociación del TLCAN”.
De cualquier forma, la guerra comercial entre México y Estados Unidos sube de nivel y ya hay demandas de las dos partes ante la OMC.
