Hongos carnívoros

Comer hongos se ha puesto cada vez más de moda, sobre todo ahora que tantas personas son vegetarianas. La parte del hongo que nos comemos es el carpóforo, la sección externa visible que tiene forma de sombrilla. La parte inferior de la sombrilla, con aspecto de agallas de pescado, es donde se producen las esporas, que se dispersan para la reproducción de los hongos.

Lo interesante es que la mayor parte del hongo es subterráneo, el micelio. Es una masa de estructuras tubulares amorfas. El ser viviente más extenso del planeta es el del hongo armilaria estoare que se extiende en una superficie de 10 millones de metros cuadrados en un bosque de Oregón, Estados Unidos. Ha estado creciendo durante miles de años y por lo tanto también es uno de los organismos más longevos de la Tierra.

Las setas ostra son algunas de las más populares en la cocina contemporánea. Entre más pequeñas sean son más flexibles y de sabor menos áspero.

El micelio de las setas ostra se extiende debajo de la corteza del árbol donde crecen. Tiene la particularidad de que ataca a unas pequeñas lombrices, llamadas nematodos, para emplearlas como alimento. El micelio genera hifas que emiten una sustancia química que ataca a los nematodos, se trata de una sustancia pegajosa que paraliza a la presa. Posteriormente, las hifas se introducen por la boca de los nematodos y emite unas proteínas que los digieren de adentro hacia fuera. Es muy importante este recurso, pues aporta uno de los nutrientes fundamentales para la vida que es el nitrógeno. Aunque este elemento es uno de los compuestos más abundantes del aire, ni los animales ni estas setas lo pueden absorber directamente. Nosotros consumimos sustancias ricas en nitrógeno como los derivados de animales y plantas. Los hongos lo obtienen de los nematodos. Así que en la cadena alimentaria, aunque uno sólo coma vegetales, siempre puede haber sorpresas, y lo que ingerimos puede a su vez venir de un animal.

El interés científico en estudiar el micelio de las setas ostra es analizar cómo ataca a los nematodos; genera proteínas que se unen en cadenas capaces de rodear y perforar a las células que devoran; posteriormente, otro tipo de proteínas ingresan en su interior y las destruyen. Este mecanismo nos podría brindar herramientas para combatir células cancerosas en humanos; por supuesto, falta mucho por hacer antes de que sea un procedimiento efectivo y seguro.

Estudiar cómo los hongos ostión atacan a su presa empleando una sustancia llamada Pleurotolysin, (para los curiosos) es parte de la ciencia básica que nos puede ayudar a combatir enfermedades humanas como el cáncer ya que es una forma de destruir células.