De diciembre de 2012 a agosto de 2018, el aumento del precio de la gasolina en este sexenio alcanzó casi 80 por ciento, algo que afectó la economía de las familias de manera profunda e impulsó el alza de la inflación.
Ciudad de México.- Al cierre de este gobierno hay dos situaciones graves en materia económica y que afectan de manera profunda a la sociedad: la debacle del peso y el alza de los precios de las gasolinas y combustibles.
Con respecto al precio de las gasolinas, el aumento ha sido desproporcionado desde el gasolinazo de 2017, cuando se aumentó entre un 15 y 20 por ciento a los precios de venta al público de las distintas gasolinas, pero las alzas continúan a pesar de la liberalización del mercado y de la entrada en vigor de nuevas regulaciones.
Según cifras de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y que reporta El Economista, “entre el primer mes del actual gobierno y agosto del 2018, el precio de la gasolina regular (Magna) se ha incrementado 76.8 por ciento, lo que equivale a un encarecimiento de 8.22 pesos”.
En el caso de la Premium el incremento fue de 80.7 por ciento, lo que equivale a 9.12 pesos más, y el diésel subió 81.4 por ciento, 8.96 pesos más por litro.
Esto te puede interesar: El peso cayó en picada en el sexenio de Peña Nieto; perdió 50% de su valor
Mala gestión del gobierno
Si bien con la reforma energética se implementó la liberalización del mercado de las gasolinas, que en teoría va a beneficiar a los consumidores, hasta el momento los resultados positivos han sido mínimos para los consumidores.
De acuerdo a Héctor Acosta Félix, comisionado Presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), el hecho de que ahora la gasolina en México cueste mucho más que hace unos años e incluso más que en otros países desarrollados, es por una mala aplicación de medidas gubernamentales.
“Una mala decisión fue que cuando empezaron a caer los precios internacionales del petróleo vino la modificación constitucional y se buscó liberar el precio, de manera que pagáramos un valor internacional de la gasolina”, explicó.
Pero como los ingresos del Estado estaban cayendo, “se les ocurrió hacer lo que todos los gobiernos en el mundo: que lo paguen los ciudadanos”, a través de un impuesto al precio del combustible, “lo que propició que paguemos entre 35 y 40 por ciento más”.
Según el presidente de la CNH, esta decisión fiscal fue “indebida e incorrecta”, porque con ello se manda el mensaje a la población de que la reforma no funciona “porque estamos pagando más”.
Además, esto fue uno de los factores principales para que la inflación en 2017 cerrara por arriba del 6 por ciento, ocasionando un alza en los precios de los productos básicos y en los servicios.
La precaria realidad económica del adulto mayor en México; Tres de cada diez no tienen ingresos
Un alto costo político
Incluso esta situación, más allá de los efectos económicos tanto a nivel macroeconómico como en los bolsillos de las familias, también pudo haber tenido un costo político que se vio reflejado en las elecciones presidenciales pasadas.
Ya que según Alejandro Álvarez Béjar, catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional (UNAM), “la gasolina tiene un impacto inflacionario” y esto se trasladó a la inconformidad de la sociedad.
“El gasolinazo fue uno de los factores más importantes en la debacle del PRI en las elecciones pasadas” y sobre todo para quienes instrumentaron “la nueva fórmula para fijar el precio de la gasolina, que ha derivado en un alza sistemática”, aseguró el académico.
De esta manera, el sexenio que está por terminar dejará como herencia una gasolina casi 80 por ciento más cara y una sensación de impotencia en la sociedad, derivado de las alzas constantes que se presentan día a día.