La decisión está tomada, el presidente electo anunció que la ciudadanía prefirió el proyecto de Santa Lucía y ahora el ambiente es muy tenso, ya que la cancelación del NAIM puede traer incertidumbre y falta de inversiones, dicen expertos.
Ciudad de México.- Más allá de las pérdidas que genera esta decisión, las indemnizaciones que algunas empresas afectadas exigirán y los pagos por la cancelación anticipada de los contratos, el hecho de que el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) no se vaya a realizar, ha provocado mucha tensión en el ámbito empresarial.
Por un lado, es probables que las empresas afectadas busquen por la vía legal que el gobierno las indemnice, pero también en el mercado financiero habrá reacciones negativas y esto puede complicar el proyecto de Santa Lucía, ya que los créditos serán más caros y los inversionistas se protegerán con medidas que harán que los financiamientos sean mucho más costosos.
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La parte legal
Así, algunos expertos ya visualizan una disputa legal por parte de las empresas afectadas, tal como lo asegura Eduardo Ramírez, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
“Cada constructor tomará la decisión de demandar o tomar apoyo legal, porque van a estar afectados de sus intereses”, aseguró el líder empresarial y agregó que “ellos tienen contratos para ejercer una cantidad de obra, en un precio y en un lugar específico, y es ilegal cambiar el contrato a otro lugar”.
Esto a pesar de que el gobierno entrante ha dicho públicamente que respetará los contratos, las inversiones y el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha asegurado en diversas ocasiones que las empresas realizarán la misma cantidad de obra pero en otros proyectos.
Sin embargo esto no da las garantías suficientes a los inversionistas, ya que como lo asegura Mónica Flores, presidenta de la Cámara Americana de Comercio en México, en declaraciones para Expansión, está en juego la legalidad y el estado de derecho.
“Para la inversión americana, extranjera en general y nacional, buscamos que se haga válido el estado de derecho, que se dé seguridad a largo plazo”, ya que de otra manera, no habrá oportunidades de desarrollo para el país.
“Hay que recordar que la única forma de que nuestro país tenga desarrollo económico y social, es a través de la generación de empleos y la generación de empleos, se da solo a través de la inversión”, dijo Flores.
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Condiciones financieras desfavorables
Pero los efectos también se verán en el mercado financiero, toda vez que Moody’s degradó la calificación de los bonos del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) y la puso en revisión para otra posible rebaja.
“Si bien los siguientes pasos después de esa decisión no nos quedan claros en este momento, los riesgos de incumplimiento”, dijo la calificadora que colocó la calificación de Baa1 a Baa3 del fideicomiso Nafin F/80460 por 6,000 millones de dólares.
Esta reducción en las calificaciones, junto con la Pemex, puede llevar a que se reduzca incluso las perspectivas de crédito para el país, lo que complicaría obtener financiamientos en condiciones favorables para los nuevos proyectos que busca desarrollar el gobierno entrante.
Carlos Ramos, socio del despacho Hogan Lovells, señaló también para Expansión que cuando empezamos a ver este tipo de señales, “los inversionistas empiezan a tomar dos opciones, no invierten sin una protección en sus contratos o para invertir cobran un porcentaje mayor. Es una cuestión de riesgo retorno. No proteger implica un costo adicional”.
Así, los contratos para el proyecto de Santa Lucía y las modernizaciones para los aeropuertos de la Ciudad de México y Toluca, podrían ser más caros y con esto, aumentar los montos establecidos.
Por lo que aun respetando los contratos actuales del NAIM, las empresas enfrentarían tasas más altas para el financiamiento de proyectos y entonces “todo se encarece” aseguró Ramos, y esto puede ser tan trascendental ya que incluso los “incrementos de algunos puntos porcentuales puede significar que el proyecto sea viable o no”.
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