Cada amanecer, mujeres de Tehuipango, Veracruz ‒segundo municipio más pobre de México‒, acercan sus jícaras a la pared rocosa de la sierra y atesoran, gota a gota, el agua que el rocío ha depositado. Para abastecer del líquido, hace años se pactó comprarla de Puebla; pero hoy esa entidad ya no quiere surtir a sus vecinos.
Villa Nicolás Romero es un municipio del Estado de México que hace un lustro no tiene suministro de agua. Cada mes más de 35 colonias de esa zona, compran agua a “pipas” o la captan por lluvia; mientras, a 10 kilómetros las zonas residenciales de Arboledas, Sayavedra, Satélite y Echegaray derrochan el líquido.
Atesorar ese bien estratégico será la lección del “mega-corte” de agua por obras en el Sistema Cutzamala. En México la presión por agua ‒“stress water”‒ si bien aumenta, aún no detona crisis sociopolíticas graves. En cinco años, la pugna por acceso y control de este bien estratégico podría detonar graves conflictos en nuestro país.
Hoy el imperativo estratégico actual es acceder y controlar el agua. Algo tan simple como ello “puede impactar las realidades geopolíticas de un país de múltiples formas”, señala el analista de Stratfor, George Friedman.
Es innegable que existe un diseño geopolítico y estratégico de los actores internacionales para adquirir y controlar tierras y acuíferos en el planeta. Occidente (Estados Unidos y Europa) necesita un planeta con estabilidad hídrica y energética; alterar ese equilibrio trastocará sus objetivos geopolíticos.
Aunque Europa no es un continente árido, el suministro de agua preocupa a casi la mitad de su población. Desde 1976 ha habido episodios de sequía, el peor fue en 2003 cuando afectó a 100 millones de personas; ahora se agrava por la demanda en el sur ante el auge turístico.
Bélgica, Bulgaria, Chipre, España, Italia y Malta consumen al año 20 por ciento o más de sus suministros de agua a largo plazo, advierte la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Saciar esa sed global pasa por el dominio de las colosales reservas de agua que aún existen en el planeta. El mayor manantial de agua dulce del mundo es el Acuífero Guaraní, con un total de 1,200.000 km2.
Es un manantial subterráneo transfronterizo entre Brasil (840,000 km3), Paraguay (72,500 km3), Uruguay (58,500 km3) y Argentina (225,000 km3). Según el analista Walter Goobar, el Pentágono pretende emplazar una base militar en la llamada Triple Frontera, para controlarlo.
Otra formidable reserva de agua dulce yace en el subsuelo de Libia. Hoy, todas las fuerzas políticas internas y del exterior del ya ingobernable país, aspiran controlar sus dos riquísimos acuíferos: el de Sirte con más de 35 mil km3 de agua dulce, y el de Piedra Arenisca con 75,000 km3 de riqueza acuática, que comparte con Egipto, Chad y Sudán.
Hay crisis internacionales en curso por ese líquido. Cerca del 85 por ciento del agua que acarrea el río Nilo a Egipto nace en los ríos: Nilo Azul, Atbara y Sobat de Etiopía. Debido al abrumador clima desértico, los egipcios dependen del Nilo para beber y practicar la agricultura.
Por tanto, controlar esa fuente de agua y evitar riesgos en su calidad, determina la relación entre El Cairo y Adis Abeba. La tensión aumentó cuando Etiopía comenzó a construir la gran Presa Renacimiento, que garantizaría el suministro de agua y electricidad. Sólo la diplomacia regional evita una escalada.
Siria, campo de batalla entre actores internos y externos con múltiples objetivos geoestratégicos, experimentó sequía por más de siete años entre 2000 y 2010. En la víspera del devastador conflicto armado que detonó en 2011, ya estaba diezmada su agricultura y ganadería por falta de agua.
Además, la Estrategia Internacional de Naciones Unidas para Reducción de Desastres advertía que el dominio territorial del Estado Islámico aumentaba el estrés hídrico en ese país. Fue la tormenta perfecta: ausencia de agua e inestabilidad política = detonante de la violencia.
Naciones Unidas pronostica que en 2025 (¡en sólo cinco años!) un tercio de la población mundial, 1,800 millones de personas, vivirá en países con escasez absoluta de agua dulce. Ahí figuran Namibia, Mongolia, Irak, Turkmenistán, Botsuana, Macedonia, Pakistán, Chile, Somalia, Jordania, Túnez y Kuwait.
Los otros dos tercios padecerán grave estrés hídrico. Como México, que dispone del 0.1 por ciento del total de agua dulce mundial, lo que determina que gran parte de su territorio sea semidesértico, según el Fondo para la Educación Ambiental A.C.
Para muchos, la primera guerra del agua empezó en enero de 2000 en Cochabamba, Bolivia. Se privatizó el suministro del líquido cuando la multinacional Bechtel firmó un contrato con el gobierno de Hugo Bánzer, quien se adjudicó a la firma Aguas del Tunari (Bechtel, la estadunidense Edison y el español Abengoa, S.A.).
Aumentó el 50 por ciento en las tarifas y se prohibió captar el agua de lluvia. En reacción, los bolivianos emprendieron una exitosa campaña de protestas y recuperaron el libre acceso a ese recurso. Aún es válida esa lección: cuidar el recurso básico y garantizar su libre suministro.
Es urgente cambiar los hábitos en el uso del agua, como instalando plantas de tratamiento, de inmediato y darle uso adecuado para su uso y almacenamiento, a medio plazo reforestación de áreas naturales, prohibición de verter aguas negras y BASURA a lechos de escurrimiento de agua de temporal, prevención de fugas en la red etcétera
Excelente artículo. Muy preocupante. El mega corte de agua también nos ha demostrado la irónica situación que vive la ciudad de México. Llueve torrencialmente, hay alcaldías que padecen inundaciones, por la salida a Pachuca el tránsito es imposible por los encharcamientos… y toda esa agua que se pudiera recuperar, finalmente se desperdicia, se tira al drenaje. Urge un sistema de recuperación de aguas pluviales.
Importantísimo cuidar el agua. Interesantes reflexiones con esté mega corte. Si pudiéramos implementar reciclaje y reviso en casa. Y dobre6 todo evitar la gran contaminación de las industrias
Nydia Egremi siempre poniendo la luz sobre asuntos incómodos que exigen nuestra atención ¿qué vas a hacer tú? ¿Qué voy a hacer yo? El asunto nos concierne atodos
Agradezco la reflexión, Lucía Beltrán. En efecto, el del agua es un asunto que nos concierne a todos. Cada día es más urgente. Saludo cordial