Jalisco, un caso de éxito en innovación empresarial

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Sigue pasando el tiempo y el discurso se ajusta pero no cambia. Empresas y gobierno reconocen y declaran que es necesario incrementar presupuestos, apoyos, actividades y visión para el desarrollo de ciencia y tecnología, pero los resultados no llegan. El potencial de México como territorio de innovadores sigue siendo sólo una posibilidad, una fortaleza sin uso, un recurso desperdiciado. Las oportunidades nos pasan de largo y otros países las aprovechan a cabalidad, a pesar de poseer menores capacidades e infraestructura que nosotros. ¿Dónde estamos fallando? ¿Qué nos falta? ¿Qué debemos hacer para revertirlo?

No sólo nos estamos rezagando frente a países industrializados de vocación innovadora, sino también frente a otras economías que tenían simetrías con la nuestra y que han despegado desde hace 10 o 15 años, dando un salto notable en sus números y en beneficios tangibles para sus empresas. Los empresarios nacionales aún no descubren los beneficios de invertir en desarrollo tecnológico, que suelen tener tasas de retorno en plazos más largos que las de tipo comercial. El verdadero reto consiste en usar el conocimiento en productos de alto valor agregado. En ese contexto, las startups mexicanas tienen una gran oportunidad a partir de la facilidad que hoy plantea la conectividad en el mundo y el ambiente digital.

A partir de los años 90, se vislumbraba en el país un gran despertar de la innovación institucional y empresarial, que una serie de fallas y despropósitos han bloqueado y desviado. Al cabo de estos 25 años, lo que tenemos son sectores ganadores y perdedores; pero hasta en los ganadores hay puntos que deben ser analizados. En la industria automotriz, por ejemplo, que contribuye de manera enfática al PIB nacional, el grado de integración de proveedores mexicanos en un auto producido en México no llega al 10% y los componentes que aportamos son de bajo valor agregado. Se suponía que, al cabo de este periodo, abriendo nuestro comercio podríamos equipar a nuestra industria y modernizarla para enfrentar la competencia mundial. Pero no ha pasado.

Con relación al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), una de las piezas angulares de la infraestructura de producción de nuevo conocimiento científico en el país, debemos reconocer que nos hemos estancado y parte de la problemática obedece al hecho de privilegiar y recompensar las publicaciones de los investigadores antes que las patentes exitosas. No sólo se falla en la parte del enfoque que genera conocimiento y muchas veces no tiene aplicación industrial, sino también se compromete la novedad de las patentes que son presentadas cuando la publicación previa de esa información ya provocó que se conviertan en dominio público.

En la parte de gasto público, la mayor parte de los recursos se destinan a Conacyt –alrededor de 34,000 mdp‒, mientras que el resto de los 60,000 mdp del total se distribuyen entre las secretarías del ejecutivo relacionadas a ciencia y tecnología. Falta coordinación para mejorar la utilización de la infraestructura que ya poseemos en el país, pero sin duda, también nos faltan algunas piezas en la maquinaria de producción de innovación.

Como siempre, la palabra “vinculación” aparece como constante en el camino hacia el desarrollo. No podemos aspirar a niveles importantes en generación de tecnología si no logramos alinear las políticas públicas con la industria y los centros de investigación. Si las cosas se hacen bien, no es necesario pasar por un largo proceso de industrialización; podemos dar el brinco y ubicarnos como líderes regionales en innovación si nos enfocamos. Hagamos como Finlandia, que pasó de ser un país de leñadores a ser una potencia mundial en comunicaciones.

Resulta indispensable que los casos de vinculación que han sido exitosos se conozcan. Hay muy poca difusión y de esa manera se pierde el efecto de que otros empresarios quieran emular las rutas que promueven la innovación y el desarrollo tecnológico. Una recomendación constante para las empresas mexicanas está orientada a que se aprendan a utilizar los bancos de patentes como una forma de mejorar la inteligencia competitiva de las organizaciones y tomar mejores decisiones en materia de innovación. Es información que tiene bajos costos y permite visualizar los rumbos que cada competidor puede seguir para hacer mejoras a la medida.

empresas y emprendurismo
Imagen de la edición 2018 del festival más grande de innovación en México, Zapopan, Jalisco (Foto: Epicentro Festival/Página Oficial).

El extraordinario caso de Jalisco

De acuerdo con números publicados por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI en CIFRAS), Jalisco es el estado que más ha crecido durante el sexenio en patentes e invenciones, alrededor del 25%. En 2017, en patentes 27% más respecto a 2016, mientras que el crecimiento nacional en el mismo periodo fue de 1.8%. En 2012 el estado se encontraba en quinto. lugar en patentes, sin embargo, en 2016 alcanza el segundo lugar consolidando dicho sitio en 2017 nuevamente. En materia de invenciones, Jalisco ha sido segundo lugar por tres años consecutivos. Las áreas de mayor innovación son las de dispositivos médicos, pero también existe una tendencia en la industria de la transformación y del diseño, tecnología de alimentos y software.

La estrategia que Jalisco siguió inició con la creación de una Dirección de Propiedad Intelectual dentro de la Administración Estatal, en particular dentro de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, y a la dependencia se le encargó el diseño, puesta en marcha y ejecución de solicitudes de patentes e invenciones, así como el uso de la propiedad intelectual en general para que fuera una herramienta de uso para la innovación en las empresas de base tecnológica.

Los ejes centrales de la estrategia se orientaron, por una parte, en la formación de recursos humanos especializados por sector y asesoría personalizada para detectar la invención adecuada a proteger y realizar diagnósticos de viabilidad, así como la formación habilidades ligadas a la materia, por ejemplo, toma de decisiones de los grupos de ingenieros que lideraban desarrollo de nuevos productos en las empresas. El segundo eje lo conformó el diseño de política pública para la asesoría y acompañamiento a los organismos públicos y privados para mejorar los procesos internos o de reglamentación de obtención de invenciones y su transferencia, por ejemplo, a las universidades y/o empresas, con el fin de facilitar la protección y asegurar beneficios al inventor, estímulos y/o regalías por explotación, así como también incidiendo en la toma de decisiones insertando criterios de Propiedad Intelectual dentro de los programas y convocatorias en otras áreas de innovación de la misma secretaría y el sector público estatal destinadas a los apoyos de usuarios.

Como parte de la estrategia se lanzan tres programas, uno de fomento a la propiedad intelectual, otro para el fortalecimiento de capital intelectual a empresas jaliscienses con orientación o base tecnológica y, el último, un programa para el fortalecimiento de invenciones para instituciones de educación superior o centros de investigación, que además de incluir apoyo para protección de invenciones otorga la posibilidad de dar estímulos directos al inventor.

Con estas iniciativas, las solicitudes de residentes jaliscienses crecieron así:

El caso Jalisco nos recuerda que todas las empresas tienen potencial para innovar, sin importar tamaño o giro, y de que, formando parte de un eco-sistema de innovación funcional, que les ayude a perder el miedo de entrar en contacto con asesores privados en materia de tecnología, que les ayuden a identificar proyectos viables y a darles seguimiento se pueden lograr resultados sorprendentes. Algo que Jalisco ha hecho muy bien es entender las reglas básicas de propiedad intelectual, a fin de saber qué proteger, cuándo y cómo, para no arriesgar proyectos importantes por salir al mercado prematuramente.

propiedad intelectual

El caso de Jalisco acredita que todo lo que nos hace falta es alinearnos para que las piezas trabajen como debe ser, y tenemos la obligación de difundir las historias empresariales de éxito basadas en innovación. Es la mejor forma de demostrar que los mexicanos podemos generar riqueza a través de este camino.

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