Leer antes del 1 de diciembre
Conozco dos tipos de personas: los que dicen que creen en la suerte y los que no. Los primeros, afirman que tener suerte tiene o tendría que ver con el desarrollo de ciertas acciones o actividades que de una u otra manera “atraen” la buena fortuna, creando rituales que permiten obtener extraordinarios resultados. Así, he escuchado de empresarios que sólo firman con cierta pluma, o los que se visten con un color específico para cerrar un nuevo negocio. Todo esto tiene su razón de ser, porque a ellos les da suerte y creen que funciona. Hay otros que aceptan que la suerte se presenta para quienes trabajan por la belleza de sus sueños, los que juntan ingenio con trabajo y astucia; los que mientras más trabajan, más tienen suerte y los que buscan hacer cosas distintas para obtener resultados diferentes; ¿a cuál grupo le irías tú?
Aunque no está comprobado aún, no existe en el genoma humano nada que desarrolle buena suerte, no hay un brebaje, ni un artilugio que nos ayude, pero entonces ¿por qué seguimos creyendo en ella? Simple: porque en algún momento de nuestra vida va a funcionar y, de hecho, no estamos del todo equivocados. Según Richard Wiseman, un psicólogo inglés sumamente reconocido afirma que la suerte no existe, “pero la podemos invitar a quedarse con nosotros por un tiempo determinado.” ¿Quieres saber cómo?
Wiseman, en su libro “El factor de la suerte”[1], ha demostrado que en realidad no nacemos con suerte o sin ella. En dicho título afirma que la suerte no es una especie de magia, más bien tiene que ver con un factor desarrollado por nosotros mismos: la actitud. “Las personas afortunadas tienden a ser más abiertas de mente, sonrientes y tranquilas, mientras que los desvalidos o las personas tímidas viven en lo profundo de su ansiedad, se muestran tensos y se sienten infelices. Todo afecta las decisiones que toman los dos grupos, las oportunidades que aprovechan y la suerte que obtienen”. De esta manera, lo primero que tenemos que cambiar es NUESTRA ACTITUD y mantenernos atentos a las señales del universo, el azar y las causalidades. Según el libro, hay cinco actividades básicas para “atraer” la suerte, las cuales son:
- Escuchar nuestras “corazonadas”. Estos pre-sentimientos son una especie de bolsa que tenemos en nuestro subconsciente, donde guardamos experiencias, recuerdos, reacciones y en sí, todo el conocimiento que nos puede ayudar a tomar decisiones. Entendiendo dichas señales, podemos escucharnos y conocer de antemano el resultado. ¿No te “late” ese prospecto a socio? ¿No crees que sea buena opción ese negocio? ¿No hay química con ese colaborador? Haz caso a tu interior. Seguro tomarás mejores decisiones si te escuchas.
- Pensar positivo. Está comprobado que la energía de los seres humanos disminuye al pensar negativamente, y si la mente sólo vibra de forma positiva, se incrementa dicha energía; dando como resultado que una persona con mayor vibración positiva tenga “suerte” y gane la lotería, obtenga un nuevo trabajo o mejore su sueldo.
- Dejar de ser negativ@. En épocas de cambio abunda el pesimismo, pero en realidad lo que ocurre es que hay expectativas que no se cumplieron. ¿Votaste por el candidato que perdió? Asume la realidad. De nada sirve quejarse por todos los rincones y ver con malos ojos cualquier iniciativa.
- Maximizar las posibilidades. Nuestro contexto está formado por vivencias particulares, las cuales también son las encargadas de limitarnos causando el miedo y la ansiedad de vivir algo nuevo. Por ese re-aprendizaje se han perdido ideas, soluciones y posibilidades. La pregunta aquí sería ¿qué tanto puedes perder? ¡Hay que animarnos a ampliar el panorama!
- Esperar la buena suerte. Los expertos en probabilidad calculan que cada persona en el universo tiene posibilidades buenas y malas para encontrarse frente a frente con la suerte. Si unimos la actitud positiva, con nuestra capacidad de reponernos ante lo malo y encima trabajamos todos los días para alcanzar el éxito. ¿Quién lo impediría?
Debemos dejar a un lado la visión negativa del país y enfocarnos en lo que debemos hacer por NUESTRO entorno, nuestra propia realidad. Si vamos a definir nuestra historia, hagámoslo bien. No hay que temer a lo desconocido, ¡al contrario! Hay que aventarnos y trabajar arduo para que la suerte nos encuentre enfocad@s en CREER que tenemos suerte. Seguro la tenemos. Seguro todo cambiará a partir del 1 de diciembre, pero para bien.
Recuerda que hemos crecido como nación a base de retos, discriminación, pesimismo y aún con lo malo, salimos adelante. Guillermo del Toro lo hizo cuando le dijeron que a nadie le importaba una historia como la de un monstruo enamorado de una sordomuda… ¿Crees que tuvo suerte? ¡No! Trabajó muy duro en crear la mejor película del año y el reconocimiento por fin llegó. Así, todos los días debemos ser extraordinarios para lograr todos nuestros sueños y la suerte estará de nuestro lado. Ray Kroc, el padre de las franquicias modernas, decía al respecto que La suerte es un dividendo del sudor. Cuanto más sudas, más suerte tienes, y seguro no estaba equivocado.
[1] “The luck factor”, Wiseman Richard. Talks Books, 2003.