Las grandes naciones emplean varias estrategias para mostrar su poderío. En el caso de China, una forma ha sido mediante la ruta de la seda. De manera muy simplificada, esta gran potencia se encuentra empleando sus excedentes para construir carreteras, ferrocarriles y buques a fin de unirla con varios países de Asia, Europa y África. Así también, ha abierto bancos con la intensión de fomentar el desarrollo. Incluso está invirtiendo en América; por dar un ejemplo, es evidente su impacto en Ecuador. Australia ya forma parte de la nueva infraestructura asiática.
Además, China está realizando exploraciones espaciales, desde la trasmisión vía satélite de señales, empleando partículas enlazadas que ayudarán a encriptar mensajes de manera más segura, hasta la exploración lunar.
La misión Chang’e honra a la diosa china de la Luna. Era esposa del arquero Yi que destruyó nueve de los diez soles que existían antiguamente porque su alta temperatura era responsable de numerosas sequías. En recompensa le regalaron el elixir de la eternidad, que él pensaba compartir con su amada. Un día, Fengmeng trató de robar el elixir mientras Yi salió de cacería. Para evitarlo, Chang’e se lo bebió, y decidió irse a vivir a la Luna para la eternidad.
El proyecto lunar chino consiste en cinco misiones que incluyen exploración directa de la Luna y recolección de muestras para su análisis en laboratorios terrestres. Chang’e 5 visitará nuestro satélite en el 2019 y el proyecto a largo plazo consiste en misiones humanas entre 2015 y 2030.
La cuarta de las misiones Chang’e 4 se posó en el lado oculto de la Luna durante el mes de diciembre. Se eligió un sitio donde está expuesta la corteza lunar. La idea es tomar muestras para conocer el origen de nuestro satélite. Hasta ahora ignoramos si se formó al mismo tiempo que la Tierra como un sistema doble, o si impactó sobre la superficie de nuestro mundo un astro del tamaño de Marte que envió material al espacio, y que éste terminó integrándose para formar nuestro satélite.
Una ventaja de explorar el lado oculto de la Luna es para analizar la viabilidad de instalar allá varios telescopios robotizados. Asimismo, algo favorable es que nuestro satélite no tiene atmósfera, de modo que las imágenes serían tan nítidas como las de los telescopios espaciales. La otra es que la Tierra no se ve desde ese hemisferio lunar, por lo que su luz no opacaría las imágenes.
Chang’e 4 incluso transporta un experimento que diseñaron estudiantes, incluye capullos de gusanos de seda y varias plantas. La idea es ver cómo responden a la baja gravedad lunar, seis veces menor que la terrestre, y a los rayos cósmicos. Éstas son partículas que llegan al espacio a grandes velocidades; en el caso de la Tierra la interacción con la atmósfera impide su llegada, que de otra manera producirían lesiones en nuestras células. La idea de enviar este pequeño laboratorio es mostrar a la humanidad cómo China le apuesta a la juventud.
A largo plazo se podrían tomar minerales de la Luna para abastecer misiones colocadas allá. Adicionalmente, se planea extraer helio 3 para emplearlo como combustible en proyectos espaciales de largo alcance. Cada cohete que transporta sondas desde la Tierra requiere de una cantidad inmensa de combustible, pues para salir al espacio exterior debe vencer la atracción gravitacional terrestre. Si se construyen cohetes en la Luna, con robots y materiales locales, incluido el combustible, será más fácil enviar sondas al espacio ya que los objetos pesan seis veces menos en nuestro satélite que en la Tierra.
Para propagar el éxito de Chang’e 4 se construyeron millones de modelos de vehículos lunares que pronto inundarán los mercados mundiales. Con esto y más vemos cómo China desea mostrar su poderío.