Érase una vez, en la Ciudad de México, cuando Paquito, un chico de clase media, pero precozmente interesado en temas de política y economía, le trataba de explicar a su abuelita Carmelita, cómo iban las cosas en el país.
Doña Carmelita estaba muy contenta, pues el gobierno de la Cuarta Transformación había ofrecido un incremento importante en su pensión, que era su único ingreso y con el que solventaba todos sus gastos. Especialmente, los varios medicamentos que le recetaba su médico del sistema público de salud, pero que, sin embargo, tenía que comprar en farmacias privadas, porque no estaban disponibles en las propias instituciones públicas.
Paquito se esforzaba por explicarle a su abuelita Carmelita, que las cosas no estaban tan bien. Que al menos para el primer año de la administración del presidente López Obrador, la economía sufriría al menos un poco, creciendo más lento que como lo venía haciendo en gobiernos anteriores. Esto es, claramente por debajo del 2% de crecimiento del Producto Interno Bruto, probablemente entre el 1.5 y el 1.7 por ciento.
“Y ¿qué es eso del Producto Interno Bruto?”, preguntaba la abuelita Carmelita a Paquito. “Abuelita, es básicamente la suma de la producción de todos los bienes y servicios que hacemos los mexicanos”. “¿O sea que vamos a producir menos?”, preguntaba la Abuelita Carmelita. “Así parece”, contestaba Paquito. “Especialmente, si el presidente López Obrador no logra sacudirse el chantaje de todos los grupos radicales, que fueron sus aliados en el pasado, y la oligarquía empresarial con la que tuvo que pactar para asegurar su llegada a la presidencia”.
Eso sí queda claro, que la inflación, es decir, el precio de los productos y servicios que normalmente consumimos subirá más que en otros gobiernos. Y eso va para todos Abuelita, los precios suben para ricos y pobres. Y los salarios no lo harán en la misma proporción. Peor aún, recientes estudios demuestran que, cada vez más, el que pone el dinero (el empresario) se lleva una proporción mayor de los beneficios, que el que pone el trabajo (los empleados).
Sin embargo, no te preocupes abuelita, mientras los gringos sigan creciendo y consumiendo nuestros productos, aunque su presidente se dedique insultarnos, a México le seguirá yendo razonablemente bien. Y más aún, si los Estados Unidos siguen metidos en guerritas por todo el mundo. Lástima que parece que el conflicto por venir será con Venezuela.
Lo que queda claro abuelita, es que problemas de autoestima no tienen nuestro actual presidente. Y pese a los errores de diseño e implementación de sus decisiones, estas parecen gustarle a la mayoría de la población.
La que sigue siendo nuestra mayor debilidad, y aquí no hay sorpresas para nadie, es la seguridad pública y la impartición de justicia. La Guardia Nacional militarizada; el Fiscal General, con cuestionable autonomía; y la posibilidad de ampliar la Prisión Preventiva, cuando tenemos los penales sobrepoblados, son la fórmula de un fracaso anunciado. Porque ¿para qué queremos al gobierno, abuelita, si no es para que nos de justicia y seguridad? Porque no entiende algo tan simple nuestro presidente y nuestros legisladores. Cambiaríamos playas urbanas, pistas de hielo y becas si tan sólo nos garantizaran un país en que las leyes se cumplen y la justicia es pronta como lo prometiera José María Morelos y Pavón.
EN PERSPECTIVA, querida abuelita, la economía no irá tan mal, pero no esperes mejoras al menos en 2019. Y en seguridad y justicia, para qué te miento, estamos metidos en un problema de grandes dimensiones, y lo peor es que el gobierno no parece tener la menor idea de cómo abordarlo para resolverlo con éxito. Ojalá nuestro presidente López Obrador cambiara de héroe de referencia, y dejara de lado a Benito Juárez que nos ofrecía “Para los amigos justicia y gracia; Y para los enemigos la ley a secas”. Ése no es el fundamento de una sociedad democrática que brinde justicia para todos. Más bien parece el basamento de un gobierno autoritario que creíamos los mexicanos haber superado.
Con peras y manzan, muy realista e ilustrativa la perspectiva, tenemos que trabajar duro para evitar un retroceso en la economía y muchas otras cosas.
Excelente explicación de la realidad que estamos viviendo. Mi felicitación por tan buen artículo, breve y conciso.
A que la abuelita! ¿y se creera los cuentos del nieto? La abuelita recordara seguramente, por haber vivido muchos años, que el primer año de los gobiernos la economia se desacelera, porque el gasto publico no se ejerce igual, ya que los programas aun se estan implementando.