Yo estaba que me hervía la sangre, sentía cómo todo mi cuerpo estaba reaccionando, me puse roja, los puños se me cerraron, me latía el corazón a mil por hora y empecé a hiperventilar. ¿Cómo se atrevía a hablarme así? ¿Quién creía que era? ¡Qué falta de respeto!
¿Te suena familiar?… Ésta es la reacción natural de nuestro cuerpo cuando nos enojamos y como ya les he comentado en otros escritos, nuestro cuerpo es nuestro termómetro, nos está queriendo decir algo.
El enojo tiene dos funciones:
- Nos prepara para la acción, respondemos, golpeamos, nos defendemos y dejamos muy claro que estamos molestos y que algo no es de nuestro agrado.
- Ayuda a comunicarnos ya que cuando nos enojamos nuestro interlocutor se da cuenta de que es así y nuestro enojo lo bloquea o lo intimida; gracias a esto en muchos casos puedo frenar que me sigan lastimando.
¿Por qué nos enojamos?
Ya sabemos que las emociones son el resultado de lo que pensamos, entonces nos enojamos porque pensamos que lo que está sucediendo para mí es:
- Indeseable, no lo quiero: no me gusta cómo me están hablando, no quiero escuchar ese tono de voz de superioridad, no me siento inferior y no estoy de acuerdo. No estoy sacando lo que esperaba sacar. No me están tratando con respeto. Me están quitando un bien o un objeto que considero valioso y mío.
- Intencional, me enojo porque estoy segura que esto que me está sucediendo, fue planeado, la persona me quiere hacer sentir mal, está buscando lastimarme, me quiere humillar, me quiere molestar, eso es lo que yo pienso.
- Controlable o evitable: también me enojo cuando estoy segura de que mi enojo controlará la situación, si grito tú te mantendrás a raya y en silencio, el enojo es utilizado como un medio de control. Medimos la situación y decidimos si nos hacemos a un lado, o con nuestro enojo podemos frenar el momento.
- Contrario a mi sistema de valores: me enojo cuando pienso que tú “Pisaste” alguno de mis valores, o realizas alguna acción contraria a mi sistema de valores, fuiste injusto, infiel, abusivo, robaste etcétera… El sistema de valores se desarrolla desde la infancia y varía según la cultura y la familia.
Como podemos observar, el enojo es complejo y muy utilizado, ya que resulta muy eficiente para querer controlar, pero por lo general lo expresamos de forma equivocada y cometemos dos terribles errores:
- No lo regulamos y dejamos que se nos salga de las manos. Muchas personas brincan del enojo a la ira, que ya es otro grado mayor y cometen actos inimaginables e irreversibles como matar a alguien, lastimar, golpear, romper objetos valiosos y llegamos a un punto donde ya no hay retorno.
- Lo interiorizamos hasta que explotamos, esto se suele aprender de casa, no hay un adecuado manejo de las emociones y mejor se niegan, se les pide a las personas desde niños no expresarlas, guardarlas, no hay permiso de enojarse, pero el enojo como cualquier emoción es energía y tarde o temprano saldrá y no precisamente de la mejor manera.
¿Qué puedo hacer para regular mi enojo?
- Disminuye las causas de irritación, no entres a discusiones inacabables, sal del lugar, respira, cambia de tema, todo lo que te ayude a tomar tiempo y pensar mejor. Una regla de ORO es nunca en medio del enojo, acusar o insultar al otro.
- Recuerda la importancia de verte, oírte y sentirte, para que puedas escuchar tus pensamientos, saber cuál te está haciendo enojar, cuestionarlo e indagar si tienes razón y, sobre todo, si vale la pena el enojo, ¿habrá otra salida?
- Cuando nos enojamos dejamos de escuchar todo lo que nos rodea y podemos estar equivocados, es fundamental tomar en cuenta el punto de vista del otro, podemos estar frente a un desacuerdo y no importa cuántas veces trate de explicarme y cuántas ganas tenga de que cambie de opinión, no lo voy a lograr, tampoco mi enojo va a ayudar para eso. Tengo que ser respetuoso de los diferentes puntos de vista y permitirme escucharlos.
- En el caso del enojo, el tiempo es nuestro aliado, deja pasar unas horas, la noche, o inclusive unos días; cuando el enojo baja, siempre es más fácil ver lo que en realidad está pasando.
- Si de plano sientes que no puedes controlarte, interrumpe el momento y sal de la escena, es justo después de reaccionar así cuando hacemos y decimos cosas que lamentamos. Esto ayuda a que la reconciliación sea más factible. Es muy importante saber hacer “borrón y cuenta nueva” cuando sabemos que, como decía Carl Rogers, “nada de lo humano me es ajeno”, podemos tener compasión y entendimiento porque el enojo no es ajeno a nadie.
El enojo es un dragón difícil, se requiere de mucho trabajo para saber controlarnos cuando experimentamos esta emoción, inclusive en muchos casos se necesita de ayuda profesional para lograrlo.
En la próxima entrega hablaré del 4º Dragón, la Vergüenza.
Gracias por leerme y espero tus comentarios… Esto es para ti que siempre estás del otro lado leyéndome.
Excelente artículos Cristina. Muy concisos y reveladores y de mucha ayuda además. Es un gusto leerlos. Felicidades.
Agradezco sinceramente el contenido de estos temas de los que casi no se habla y que son tan importantes y trascendentes en nuestra vida y la de los que nos rodean. Muy útil ya que está muy bien explicado y nos sirve para observarnos y evitar dañar , irónicamente, a los seres que amamos.
Soy tu fan!! Amo la claridad en que describes los dragones, que a nadie nos son ajenos!! Gracias