#MadrugadaDeUnSexenio
Este mes de mayo se cumple medio año de que el presidente López Obrador llegó a la presidencia de México. Seis meses en un sexenio, para mí, es comparable a la madrugada de un día. Esas primeras horas, donde todo está difuso, la oscuridad está en pleno y la mayoría de la gente está dormida.
Percibo que lo que va del sexenio se parece a un día, a eso de la una o dos de la mañana, plena madrugada. Usted, amable lector, sacará sus propias conclusiones.
A esa hora muy pocas personas están activas, más bien, la generalidad de las personas sigue dormida.
Las calles están como en tensa calma, una persona en su cabal juicio no sale, por lo menos en esta ciudad, a caminar al parque a la una de la mañana. Si sale es porque tiene que hacerlo, más que por el placer de salir. Probablemente lo haga en un coche o taxi porque, además, hay poco transporte público que pueda ayudar en la encomienda de salir a esa hora. Si salen, son muy cautelosos y hasta desconfiados.
Está oscuro. No se ve la posibilidad, ni remota, de que haya luz. Se sabe que conforme avance el día, saldrá el sol, o lloverá o estará nublado, pero hay la esperanza de que habrá por lo menos más claridad en el día. Pero en esas horas de la madrugada, todo es oscuro.
A esas horas, hay algunas personas que vociferan y hacen algunos desmanes por las copas que se tomaron la noche anterior; pero también a esa hora, a muy pocos les importa porque están profundamente dormidos. De plano tiene que haber un escándalo para que la gente despierte a esas horas.
No hay muchas autoridades trabajando. Sólo lo básico, alguna patrulla por aquí y por allá, y otros que realmente es difícil de identificar.
A esa hora no se tiene claro qué va a pasar con el día, hay una incertidumbre total. Aunque pudiera ser un día muy malo, nefasto, el peor de nuestros días, podría también ser un día bueno, muy bueno o extraordinario, el mejor de los días. Pero es muy temprano para saberlo.
Lo que sí está claro es que, por definición, la madrugada no resulta ser el momento más bonito del día, aunque sin duda hay algunas personas que sí la gozan. Aquí un ejemplo de quiénes pueden ser:
- Las personas en estado de ebriedad que están en una juerga y por ese efecto etílico gritan y saltan de emoción al ver su realidad, a todas luces distorsionada, y se encuentran en la euforia de la fiesta. Dicen que son los reyes del universo porque claramente, en ese momento, así se sienten. Son muy felices;
- Las personas que están acurrucadas en sus mullidas camas, calientitos, confortables, cerrando sus ojitos para que no les despierten y, sobre todo, que no los molesten; y,
- Las personas que hacen lo que quieren a su antojo porque nadie los observa. Se sienten muy cómodas con la hora porque nadie los ve, ni les cuestiona y les queda bien trabajar en la oscuridad.
Creo que el resto de las personas no estamos cómodos en ese horario. Puede haber desastres naturales que nos tomen por sorpresa (cualquiera, a esas horas, reacciona más lento ante un temblor u otra emergencia). Con mayor facilidad, puede haber robos en las calles o incluso accidentes viales con los locos que van a toda velocidad sin saber hacia dónde se dirigen, porque recién salieron de la fiesta, borrachos y sin ninguna consideración.
En fin, creo que la madrugada es más dura para la mayoría y por eso normalmente no salimos y mejor dormimos, esperando que el día se aclare y podamos iniciar nuestras actividades de una forma más productiva y certera. El problema es que, si dormimos mal y nos estamos despertando en la madrugada para luego tratar de volvernos a dormir, en vez de ver por qué nos estamos despertando y solucionarlo de raíz, el día puede ser muy, pero muy pesado.
Les deseo que todos tengamos un agradable amanecer y, sobre todo, un muy buen día.