Piratería, ganancias y paranoia geopolítica

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El escenario es el Golfo de Omán, cruce estratégico de Medio Oriente donde transitan cientos de buques cisterna con crudo y sus derivados hacia su destino en todo el planeta. La trama aborda ataques contra esos navíos y los actores son: Estados Unidos (con su V Flota anclada en Bahréin), Japón –que opera los barcos agredidos‒ y los Estados ribereños (Emiratos Árabes Unidos, Omán, Pakistán e Irán). Y mientras la Casa Blanca apuntaba al Estado persa, que repudiaba tal afirmación, el crudo Brent subía 3,22 por ciento para cotizar a 62,64 dólares el barril.

La pregunta estratégica es: ¿Por qué Teherán se haría el harakiri? Esa crisis sucede en un contexto difícil pues no prosperó la idea del presidente estadounidense, Donald John Trump, para que el primer ministro de Japón, Shinzō Abe, explorara con Irán posibilidades de alcanzar la distensión. En cambio, y sospechosamente, detonaba esta crisis a más de 7,605 kilómetros de distancia entre Tokio y Ormuz que atiza la paranoia colectiva.

El 13 de junio el buque-tanque Kokuka Courageous, con rumbo a Tailandia y Singapur cargado con 25 mil toneladas de metanol, recibía un impacto de “algún tipo de bomba” a babor. Cuando su tripulación intentaba apagar el fuego en la sala de máquinas, recibía otro impacto y el capitán ordenaba abandonar el buque de la firma Kokuka Sangyo.

Golfo iraní.

Hay dos versiones: los 21 tripulantes, todos filipinos, eran rescatados por el USS Bainbridge de la V Flota estadounidense, mientras el avión de vigilancia P8 Navy oteaba la escena. No obstante, la agencia iraní IRNA aseguraba que su buque de rescate Naji10 había salvado a 44 tripulantes de dos embarcaciones y los dejaba en la zona de Jask. El buque Front Altair, con bandera de Bahamas también era alcanzado por la explosión, cuyos 23 tripulantes escapaban ilesos.

Exacerbados los ánimos, medios occidentales difudían un video del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) que muestra a la que sería la tripulación de una patrullera iraní “retirando un objeto del casco de un buque que se parece al petrolero japonés Kokuka Courageous”. Esa narrativa repetida por MSN y EFE crea la percepción no del salvamento, sino de una acción sospechosa desde la embarcación iraní. Pero “eso no es tan sencillo de responder como parece” advierte el corresponsal de CNN, Nick Paton Walsh.

Los presuntos ataques piratas de estas semanas han reforzado la presencia militar estadounidense en Medio Oriente y aumentado las ventas de armas de ese país. En mayo de 2017, Trump adelantaba contratos con Arabia Saudita por hasta 110 mil millones de dólares (misiles anti-tanque, helicópteros y repuestos para tanques). Así pues, el crudo sube de precio y el complejo industrial militar obtienen ganancias con estas crisis.

El estrecho de Ormuz atrae la expectación porque es la vía más estratégica del planeta. Situada entre las costas de Irán y Omán, disfruta hasta ahora del libre tránsito y el 27 de julio de 2018 el presidente iraní, Hasan Rohani, advertía a su homólogo estadounidense: “Señor Trump, somos el pueblo digno que ha garantizado la seguridad del canal de salida de la región a lo largo de la historia”.

Incidente de Tonkin.

Y si de piratería hablamos, ¿qué decir de los ataques somalíes a navíos europeos en el Índico? “¡No son piratas, sino grupos de liberación nacional; en represalia por la invasión de sus bancos de pesca!”, clamaban algunos analistas. Y mientras Hollywood nos daba “Captain Phillips”, el informe del International Maritime Bureau 2014 sobre piratería y atracos, revelaba que de 79 incidentes cerca de África en 2013, sólo 15 eran atribuibles a somalíes. Entretanto, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, China y Rusia escoltaban a buques para evitar ataques “de piratas”.

La historia abunda en incidentes navales que detonaron guerras. El 31 de julio de 1964, en el Golfo de Tonkin, Vietnam, agencias de inteligencia estadounidenses organizaban una operación de falsa bandera para simular un falso ataque de fuerzas norvietnamitas contra navíos de la Armada de Estados Unidos. Con ese supuesto, el ex presidente Lyndon B. Johnson (LBJ) solicitaba al Congreso ampliar sus tropas: de 60 mil a 500 mil para iniciar la intervención en Vietnam.

Documentos desclasificados indican que Hanói nunca hizo tal ataque. En el documental “The Fog of War” el ex secretario de Defensa, Robert McNamara, admitía que fue un pretexto para iniciar la ofensiva en Vietnam. Y la analista de la CIA, Gene Poteat, quien investigó los informes de radar del incidente, diría a The Guardian en abril de 1999, que ni siquiera podía confirmar si hubo o no tal ataque. Entonces la Biblioteca LBJ divulgaba las transcripciones telefónicas entre Johnson y McNamara, que ocultaban esas operaciones secretas al Congreso.

Moraleja: antes de que cunda la paranoia, confirmemos quién gana en una crisis.

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Agustin Camelo

Interesante artículo y análisis, Su lectura , nos invita a reflexionar y preguntarnos quiénes son los actores que ganan en este conflicto y de ahí se desprenden probables hipótesis sobre el origen del conflicto.

Gracias a la especialista en temas geopolíticos que nos abre a la luz un panorama diferente en un tema visiblemente polarizado por medios e intereses obscuros.

AC

Ali

Mis conocimientos en geopolítica son escasos, pero me sorprende bastante el dato sobre los supuestos piratas somalíes, de no haber leído este artículo seguiría teniendo el falso concepto que me dejó Captain Phillips. Espero que esta nueva era de la información ayude a evitar acciones derivadas de ataques de falsas banderas.

Paola Dada

Es refrescante una mirada a la geopolítica a que nos obliga a pensar más allá de “occidente” y de “buenos y malos” .

Jose

Muy interesante artículo que nos abre nuevamente los ojos a uno de esos tantos episodios en la historia bélica de los últimos siglos que los gendarmes del mundo nos han tenido acostumbrados. Será ésta una nueva entrega de su conocida receta? Jugar con fuego, tarde o temprano, te traerá quemaduras.
Gracias a la especialista por traernos luz sobre esta historia que se encuentra en proceso… más cuando las relaciones geopolíticas en esta era son detonadas a tweetazos sin el menor asomo de investigación o reflexión.

Alberto Argüello Grunstein

Las películas de 007 y otras por el estilo de la era de la Guerra Fría, qué hablan de conflictos internacionales entre las grandes potencias, son cuentos para niños junto a las verdaderas intrigas tal y como lo explica con sapiencia Nydia Egremy. Además, sí de piratería se trata, la historia nos muestra que son precisamente las grandes potencias quienes la practican, financian y administran. ¿De qué países son los más legendarios piratas?: Ingleses, holandeses, franceses…

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