Funcionarios mexicanos en la Luna

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“Ellos se ríen de mí porque soy diferente.
Yo me río de ellos porque todos son igualitos”.
Anónimo.

Como señalé en una ocasión anterior, considerando el reducido éxito que México había obtenido como resultado de la firma de los numerosos acuerdos, memorandas, tratados, cartas de intención etc., que nuestro país había firmado, el único en el que yo veía con grandes posibilidades de obtener resultados positivos para México era el Acuerdo de Cooperación con la Agencia Espacial Europea, pues parecía que nuestros altísimos funcionarios estaban en la Luna.

Como también lo señalé, la firma del TPP-11 era una muestra clara de la incoherencia que me hacía pensar en lo cercano que se encontraban nuestros altísimos funcionarios al cuerpo celeste, pues los resultados negativos que hemos tenido en los primeros cinco meses de vigencia de dicho acuerdo con tres países asiáticos (Malasia, Singapur y Vietnam), confirman que la firma del TPP-11 fue una idea totalmente ilógica.

Analizando las cifras de la balanza comercial de México con Nueva Zelanda, vemos que en todos y en cada uno de los años a partir de 1993, siempre se ha registrado un saldo negativo para nuestro país acumulando un déficit de -6,145 millones US como consecuencia de una exportación total de 1,256 millones US y una importación de -7,401 millones.

Hoy, las cifras del intercambio con Nueva Zelanda en los primeros cinco meses de vigencia del TPP-11 confirman mi idea, la tendencia negativa para México continúa ya que nuestra exportación hacia ese país fue de sólo 47 millones US, mostrando una disminución de -33 millones con respecto al mismo periodo de 2018, en tanto que la importación que realizamos procedente, ascendió a 171 millones, con un incremento de 52 millones con respecto al 2018, motivo por el cual el déficit ascendió a -124 millones, lo que representó un incremento del saldo negativo de -85 millones US.

Sin duda, un déficit que naturalmente continuará incrementándose, porque pareciera que nuestros altísimos funcionarios nunca vieron estas cifras y ni siquiera hicieron un análisis somero de la tendencia;  vamos, como si estuvieran en la Luna, ya que tampoco se dieron cuenta de la enorme disparidad que existía con esos países en materia competitividad y de oferta exportable, pues de los 126 elementos que miden la competitividad de México con los 6 países del TPP-11, en 108 nos rebasan avasalladoramente y sólo tenemos ventaja en 18 de ellos.

De acuerdo con información del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), un elemento fundamental en este negativo proceso es la pésima calidad de las instituciones públicas mexicanas y la de sus funcionarios, lo que quiere decir que las instituciones y por lo tanto, sus funcionarios, son incapaces de diseñar estrategias y generar políticas públicas que incidan positivamente en el desarrollo económico del país.

En relación con Nueva Zelanda, sólo tenemos ventaja en uno de los elementos, mismo que corresponde a la dimensión del mercado, ya que México es un país con 124.7 millones de habitantes, en tanto que Nueva Zelanda tiene sólo 4.9 millones. Sin embargo, el poder adquisitivo de ellos es muy superior pues en el año 2018 cada uno de sus habitantes tuvo un ingreso promedio de 41,616 US anuales, en tanto que el nuestro fue de sólo 9,614 US, con una terrible caída en el ingreso de 1,367 US en el periodo 2014-2018.

Pareciera que ninguna de estas disparidades, deficiencias y desventajas fueron percibidas por los altísimos funcionarios mexicanos que, nuevamente señalo, parece que estaban en la Luna.

Comentarios

El 23 de junio de 2015 atendí una invitación del Subsecretario de Comercio Exterior, el Dr. Francisco de Rosenzweig, cuyo objetivo era conocer el motivo de mi férrea oposición a la negociación y firma del TPP por parte de México, sobre todo, porque cuando tomó posesión de su cargo (sin que nunca antes hubiera tenido contacto con el comercio exterior según se puede ver en el CV anexo), le extrañó ver que, “siendo el TPP el proyecto de comercio internacional más grande del mundo, no fuera parte de la “estrategia” de México en su proceso de internacionalización” por lo que me comentó que él, inmediatamente, promovió la participación mexicana en dicho acuerdo.

Mi respuesta fue simplemente, que el nivel de competitividad de México era pésimo y la estructura de nuestra exportación muy débil, motivos por los que no podríamos tener resultados positivos, a lo que respondió que eso, prácticamente, estaba subsanado, pues ya se habían aprobado las reformas estructurales mismas que nos harían un país muy competitivo.

Le señalé que para mí eso era una quimera, tanto por su implementación y por la carencia de políticas públicas realistas, no mejoraría nuestro nivel de competitividad y puse como ejemplo el caso de la Reforma Laboral, preguntándole que si sabía cuántos empleos se habían creado después de casi dos años y medio de su aprobación, a lo que respondió con “muy pocos”. Le dije que sólo se habían creado dos: el de la persona encargada del Proyecto y el de su secretaria.

Francisco de Rosenzweig.
Francisco de Rosenzweig, exsubsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía (Fotografía: White & Case LLP).

El Dr. Rosenzweig continuó la conversación con la Reforma Educativa señalando que, evidentemente, este proyecto era de largo plazo, ya que implicaba por lo menos a una generación, a lo que respondí que difícilmente podía clasificarse como tal y que más bien era una Reforma de la Administración de Educación a la que había que mejorar grandemente, pero que era un buen principio mismo que debería continuarse con la modificación de los sistemas de enseñanza, los programas y sus contenidos para que verdaderamente fuera una reforma educativa.

A continuación, señaló que la Reforma Fiscal que se había aprobado tendría mejores resultados a lo que le respondí, que esa tampoco era una Reforma, y menos fiscal, que realmente era una Miscelánea Impositiva o Recaudatoria con efectos muy nocivos para la economía mexicana pues lo que había provocado era un decremento de la actividad económica al retirar liquidez del mercado, especialmente de las personas que podían gastar y reactivar la economía mediante la demanda de bienes y servicios, independientemente de que la pesada tramitología que había que seguir para cumplir con el SAT así como con el IMSS, el INFONAVIT y la STPS, incidía muy negativamente en nuestra competitividad y, al respecto, le pregunté que si sabía cuántas declaraciones había que realizar para cumplir con los requisitos que esas instituciones establecían.

Su respuesta fue “¿cuarenta declaraciones?”.

Le señalé que no, que en la realidad esto implicaba realizar un total de 145 declaraciones en un año, sin contar al DIOT mismo que adicionalmente implicaba una declaración mensual por cada una de las operaciones que realizaban los causantes con sus proveedores de tal manera que si alguien tenía 20 proveedores, tendría que realizar 240 declaraciones adicionales, totalizando 375 declaraciones en un año, es decir, más de una por día. Esta información había sido compilada por la CAINTRA de Nuevo León, al hacer un estudio sobre la competitividad fiscal.

Finalmente, señaló que la Reforma Energética si tendría resultados mucho más positivos, a lo que respondí, que eso podría ser realidad, pero que dependía de la adopción e implementación de políticas públicas realistas para que dieran resultados positivos, situación que hasta esa fecha no se había dado pues todavía no existía una estrategia ni políticas públicas que incidieran positivamente en el desarrollo de la economía.

Hoy, desgraciadamente, ya sabemos cuáles son los resultados de la supuesta Reforma Energética.

Reforma Fiscal.
Fotografía: CDN.

Como conclusión de la revisión de estos elementos, señalé que el gran problema de México era que los altísimos funcionarios mexicanos –en su mayor parte teóricos sin conocimientos prácticos y sin experiencia en el trabajo de campo–, eran improvisados burócratas habilitados como expertos en comercio internacional y, como consecuencia, se dedicaban a diseñar programas y firmar tratados sin tener un conocimiento de la realidad mexicana, de su estructura productiva y de su oferta exportable. De manera que sus negociaciones atendían a una “estrategia” basada en el deseo de firmas compulsivas de TLC’s y a las formas, más que a un objetivo claro de desarrollo económico y a su contenido, lo cual negó rotundamente señalando que en su Subsecretaría había gente con mucha experiencia, muchos de ellos hasta con más de 20 años de trabajo en la misma, a lo que respondí que muy probablemente ese era el gran problema y origen de los malos resultados pues eran burócratas que llevaban muchos años haciendo lo mismo con los mismos resultados negativos y, a guisa de desafío, le pregunté si como Subsecretario de Comercio Exterior de México sabía, por ejemplo, el monto de la importación de un elemento muy común y fundamental en la producción nacional de numerosos sectores: los tornillos.

Su respuesta fue negativa y lo invité a que adivinara una cifra, cualquiera, la que se le ocurriera, a lo que respondió: 30 millones US.

Mi comentario sobre la realidad le sorprendió, pues le señalé que en el año 2014, la importación total de productos de la partida 7318 del Sistema Armonizado correspondiente a tornillos, tuercas, pernos etc., fue de 2,499.7 millones US.

Su asombro fue total y preguntó ¿para qué tantos?

Tornillos.
Imagen: Freepik.

Mi respuesta lógica hubiera sido para muchos de nuestros funcionarios a los que les faltan algunos tornillos, pero en la realidad le señalé que era para numerosos sectores dado que su producción en México era muy poco competitiva debido al alto costo de la energía y que uno de los sectores que más ocupa estos insumos era el de la industria automotriz, sector en el que se supone somos muy hábiles y en el que mayor porcentaje de integración mexicana se presenta, aunque en el periodo 1993-2018 haya descendido de 35% a 29%.

Para mayor precisión sobre la evolución del mercado de los tornillos me permito señalar que en el año 2018, la importación total de la partida de 7,318, ya no fue de 2,499.7 millones US, sino de 2,992.3 millones US y para los primeros seis meses de 2019 fue de 1,522.7 millones US.

Así mismo, me permito hacer especial referencia al que fuera Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, quien también muy molesto me cuestionó acerca de mi posición sobre la reducida competitividad del marco sistémico mexicano y manifestó que de cualquier manera “debíamos participar en dicho proyecto (TPP) porque siendo Estados Unidos nuestro principal socio, era necesario que estuviéramos presentes para defender nuestros intereses y orientar las negociaciones a nuestro favor”.

Lo más sorprendente fue que, cuando Donald Trump canceló la ilógica participación de la nación estadounidense en el TPP, nuestro exsecretario se sacó de la manga una “extraordinaria razón” de gran fondo y sustancia para continuar con ese proyecto, ya que “mucho se había trabajado y gastado en las negociaciones y había que aprovechar lo que se había avanzado”.

No trade.
Imagen: CNN.

Por cierto, en el año 2012, durante la discusión de la Ley de Comercio Exterior, el Lic. Guajardo también cuestionó mi aseveración sobre el número de declaraciones que una empresa debía de realizar en un año para cumplir con los requisitos establecidos por las dependencias gubernamentales arriba señaladas inquiriéndome si lo podía probar a lo que respondí afirmativamente y le entregué copia del documento que incluyo como Anexo 1.

También es importante señalar que uno de los argumentos del Dr. Rosenzweig para firmar el TPP es que a través del mismo, México lograría que se ampliarán los cupos para la exportación de aguacate a Japón, lo que me pareció totalmente ilógico y más aberrante, porque México y Japón tienen un TLC bilateral (desde el año 2005) a través del cual se podría haber negociado directamente y obtener dicha ampliación, en lugar de llevarlo a un foro multilateral en el que las eventuales ampliaciones de cupos se tendrían que compartir con competidores directos nuestros como son Chile y Perú, así como con Nueva Zelanda, que ya ha iniciado la producción de aguacate y, aunque su volumen aún es reducido y dedicado al mercado interno, hay que tomar en cuenta que ese es el único país eminentemente agrícola que se ubica dentro de los países desarrollados y que su tecnología agrícola es de las más avanzadas del mundo, por lo que su producción de aguacate en el futuro será una competencia directa nuestra en los mercados asiáticos.

Apuntes finales

Los enormes retrocesos de las principales variables económicas de México a partir del año 2001, periodo en que han estado en vigor los TLC’s firmados con 48 países y los 33 APPRIS, indican que algo no está funcionando en materia de comercio exterior en nuestro país, situación que ha sido confirmada con los primeros cinco meses de vigencia del TPP-11 en que el total de países se elevó a 54, con 40 de los cuales registramos un déficit acumulado por un total de -844,535 millones US en el periodo 1993-2018, fundamentalmente, debido a la carencia de una estrategia, con programas, proyectos y políticas públicas realistas por lo que se ha caído en un sistema simplista y negativo de importar crecientemente para reexportar con reducido y decreciente valor agregado en territorio mexicano.

Exportaciones.
Imagen: Economía Hoy.

El principal problema que se presenta en este proceso es la frivolidad, es la falta de preparación y la enorme improvisación que ha caracterizado a los altísimos funcionarios encargados de diseñar la política y la promoción del comercio exterior, como hemos visto claramente en este análisis.

Al respecto, debo señalar que no tengo duda de que el Dr. Rosenzweig sea un magnifico abogado, pero su primer contacto con el comercio exterior fue cuando lo designaron Subsecretario de Comercio Exterior, motivo por el cual sus carencias para desempeñar adecuadamente sus funciones eran evidentes, ejerciendo sus funciones bajo un esquema de improvisación y simulación deficiente, pues desconocía la operación real del comercio internacional y del comercio exterior de México.

Desgraciadamente su caso no es el único –además de que los hay peores– especialmente en BANCOMEXT, que se convirtió en un refugio de cuates, recomendados e improvisados funcionarios, situación que se muestra con la evolución de su plantilla en el periodo 1989-2000, durante la “gestión administrativa” de Humberto Soto, Ángel Gurría y, especialmente, del actuario Enrique Vilatela, pues fue en su periodo cuando se registró el mayor incremento de “funcionarios” según se puede ver en el cuadro que se presenta a continuación.

Entre 1989 y 2000, el número de funcionarios pasó de 132 a 737, mayormente integrado por numerosos cuates de los altísimos funcionarios al frente de una institución que durante más de 50 años había mostrado una fortaleza enorme y gran eficiencia por la riqueza de su capital humano, hasta que a partir del año 1989 prostituyeron su función.

Desde el de 2001 se llevaron a cabo numerosos intentos para “corregir y mejorar” esta situación, sin embargo, los resultados no han sido muy exitosos, pues los abusos y desaciertos en su gestión han continuado y en algunas ocasiones han sido extraordinarios.

Así, en 2003, un supuesto reformador de la institución, el Lic. José Luis Romero Hicks fue despedido por sus excesos y abusos administrativos cometidos para favorecer sus ingresos; en 2007 se continuó con la cadena de errores, ya que se separó la función de promoción de BANCOMEXT creando ProMéxico, un ente débil y anodino al frente, del cual Felipe Calderón puso a su cuate, el Dr. Bruno Ferrari, quien posteriormente fue designado Secretario de Economía, mismo que también nombró como Subsecretario de Comercio Exterior a su cuate, el Dr. Francisco de Rosenzweig, y así hemos llegado al año 2019 en que los resultados en materia de comercio exterior sólo se pueden considerar muy pobres pero acordes con la serie de desaciertos que han privado en el sector.

La situación que vive México en este momento es sumamente delicada y sólo será posible redimirla definiendo una estrategia integral que incluya la competitividad y el fomento industrial así como la reestructuración de la promoción de las exportaciones y la inversión extranjera directa, con programas, proyectos y políticas públicas realistas para lograr una verdadera transformación como se desea.

Los miembros de la 4ª Transformación deberán aplicar toda su experiencia y su inteligencia para revertir los terribles retrocesos que ha sufrido el comercio exterior mexicano al haber sido manejado de una manera totalmente superficial y frívola.

Anexos:

Anexo 1: Declaraciones.

CV- Francisco de Rosenzweig.

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