Demasiadas cosas siguen sin funcionar en las estrategias de las autoridades por resolver la crisis global. Primero, no se están logrando instrumentar las políticas económicas adecuadas para devolver la confianza a los mercados. Buena muestra de ello es que, pese a los esfuerzos por controlar la crisis de la eurozona, ni los gobiernos europeos, ni el G-20 ni los grandes organismos internacionales han tomado aún las riendas de la crisis. Y segundo, las políticas microprudenciales, las que iban a poner a las entidades financieras en cintura, las que iban a supervisar y regular mejor a la banca, tampoco están dando resultados. Así, de tiempo en tiempo, los mercados se sobresaltan por la quiebra de alguna institución financiera de peso.
Hace unas semanas fue el caso del banco franco-belga Dexia, que pese a superar las pruebas de resistencia del verano con una de las mejores notas, quebró sólo dos meses después. A principios de la semana saltó el derrumbe de MF Global, un broker del mercado de futuros que además actuaba como formador de mercado de la Fed en el mercado de deuda pública. Pues bien, las razones por las que MF Global entró en bancarrota revelan que los supervisores no están haciendo bien su trabajo.
Si no, no se entiende cómo MF Global se aventuró a apostar por activos tan arriesgados como los bonos de deuda de la periferia europea con un nivel de apalancamiento tan alto. Ni tampoco que haya podido utilizar el dinero de sus clientes para cubrir las llamadas de margen de sus inversiones en la deuda soberana, propiciando que hayan desaparecido 600 millones de dólares (mdd) de las cuentas de los clientes.
“Las razones por las que MF Global entró en bancarrota revelan que los supervisores no están haciendo bien su trabajo. Si no, no se entiende cómo se aventuró a apostar por activos tan arriesgados como los bonos de deuda de la periferia europea con un nivel de apalancamiento tan alto”.
Por un lado, ¿cómo es que no advirtieron el elevado apalancamiento de la compañía con activos de riesgo como son los bonos italianos, españoles, irlandeses o portugueses? ¿Cómo no se percataron a tiempo de las arriesgadas apuestas de Jon Corzine, un ex-jefe de Golman Sachs que fue gobernador de Nueva Jersey? Según algunas fuentes, y conforme al reporte de la propia empresa a finales de junio, MF Global poseía 44,400 mdd en pasivos y sólo 1,400 mdd en capital. ¿No que las entidades supervisoras iban a vigilar los niveles de apalancamiento de las instituciones financieras? Precisamente esos niveles de apalancamiento para ese tipo de activos fue lo que asustó a las agencias calificadoras, lo que propicio que sus prestamistas le hicieran “llamadas de margen” exigiendo un mayor colateral, y lo que finalmente hizo quebrar a la empresa, que no tenía la liquidez para cubrirlas.
Se puede alegar que MF Global estaba en su derecho de hacer esas apuestas. Al fin y al cabo, la empresa ha sucumbido, y pese a ser la octava quiebra más grande de EU, no ha detonado grandes turbulencias en los mercados financieros. No era una de esas empresas “demasiado grande para caer” y no precisaba de una regulación tan estricta, por lo que no debía ajustarse de forma tan estricta a las reformas financieras de Dodd-Frank. Ahora bien, ¿no genera esto dudas de que instituciones más grandes estén incurriendo en prácticas también muy arriesgadas y caiga en los mismos problemas de liquidez de MG Global (o Dexia)?
Ahora bien, lo que no se puede perdonar es que desapareciera dinero de la empresa. ¿Cómo se perdieron los 600 mdd de las cuentas segregadas? ¿A dónde fueron? ¿Quién sabe dónde están? ¿No que es ilegal utilizar las cuentas segregadas de los clientes para que una institución haga inversiones propias? ¿Dónde estaban los supervisores que, según teníamos entendido, habían fortalecido sus roles para detectar esas irregularidades? Eso sí es grave, y es preciso aclarar si se violó la ley al desviar dinero de las cuentas de los clientes y por qué las autoridades no se percataron. Mientras tanto, tras Dexia y MF Global, se engrandecen los temores de que más instituciones financieras puedan caer por la crisis de deuda soberana en Europa.