Voy a referirme en esta ocasión a la situación, muy comentada en la prensa, por la que han atravesado dos médicos en su calidad de funcionarios del Sistema de Salud.
La Dra. María de Jesús Nambo Lucio fue suspendida en sus funciones como directora de la UMAE (Unidad Médica de Alta Especialidad), Hospital de Oncología del Centro Médico Siglo XXI del IMSS. La Dra. Nambo es una distinguida hematóloga que ha realizado una larga carrera dentro del IMSS, al cabo de la cual se ha convertido en una experta en varias áreas, destacando su participación en el estudio de los linfomas y de los tratamientos con medicamentos biológicos, en los que se ha vuelto una experta de referencia; revisando la plataforma Pub Med, encontramos que de 1993 a la fecha ha publicado 56 trabajos en revistas registradas en la plataforma más prestigiada al respecto. Tiene una larga carrera institucional que finalmente le llevó a ocupar la dirección de uno de los más importantes hospitales del IMSS, y que antes, entre otros cargos, había sido miembro del sistema de Cuadro Básico debido, seguramente, a su expertise en el área de los medicamentos biológicos.
La controversia se inició porque suspendió los trabajos de un servicio que se dedicaba a la atención de los pacientes con linfedema. El linfedema es una condición que generalmente surge como complicación del tratamiento quirúrgico, especialmente del cáncer de mama, aunque puede aparecer como consecuencia de la terapéutica quirúrgica de otro tipo de tumores y, de manera mucho menos frecuente, deberse a otras situaciones como sucede en algunos linfedemas primarios, que suceden especialmente en la infancia; lo más frecuente es que suceda en mujeres operadas por neoplasias de la mama y a las que se les ha explorado y resecado la cadena linfática de la axila, en búsqueda de posibles metástasis; esto reduce el drenaje linfático del brazo, lo que ocasiona inflamación por retención de la linfa que no puede fluir adecuadamente; es un problema que tiende a volverse crónico, cuyo tratamiento es difícil y a las pacientes les ocasiona múltiples molestias, las que por suceder en una enferma que está convaleciente de un grave problema se hacen mucho más ostensibles. Los tratamientos consisten fundamentalmente en vendajes compresivos, intermitentes o no, ejercicios y un masaje especial que intenta drenar el líquido retenido en el brazo. Las enfermeras han ido ocupando la gestión de este tipo de servicio y, como suele suceder con su trabajo, establecen con los enfermos una relación cercana con gran empatía y compasión.
El grupo de pacientes con linfedema que venían siendo atendidas en el Hospital de Oncología del IMSS al ver amenazado el servicio donde acudían, iniciaron un reclamo que trascendió enormemente al ser respaldado por la prensa y las redes sociales. Al parecer, el cierre o cambio de localización del “servicio de linfedema” fue motivado por un ajuste en los recursos. La Dra. Nambo evidentemente se equivoca, primero, por no comprender que (quizás, debido al éxito de su tratamiento en las fases agudas, como suceden otros padecimientos, ejemplo clarísimo es la enfermedad por VIH), en muchos casos, el cáncer se ha vuelto un problema crónico; también, por no lograr hacer comprender a las pacientes que podían ser atendidas en otro sitio y a otro nivel. Finalmente, su cese al parecer estuvo condicionado por haberse interceptado una llamada telefónica, probablemente de manera no legal, en la que indicaba que un paciente mejor se fuera a morir a su casa.
No conozco el contexto en la que la decisión de la Dra. Nambo estaba enmarcada, pero no puede negarse que en muchos casos el mejor sitio para morir es la casa, siempre y cuando se acompañe de las adecuadas medidas de la Medicina Paliativa que se requieran para cada caso. Por cierto, esta especialidad ha sido profundamente relegada en nuestro país, aunque en muy poco tiempo la Facultad de Medicina, a través de la División de Estudios de Posgrado, dará inicio a un curso de especialización que iniciará a la formación formal de especialistas en Medicina Paliativa. Yo espero que el cese de la Dra. Nambo no esté también basado en una de sus declaraciones cuando aseveró que los cambios en la Clínica de Linfedema estaban condicionados por ajustes presupuestales. En todo caso, creo que la doctora no resultará gravemente perjudicada, podrá regresar a sus campos de estudio y continuar desarrollándose, aunque, desde luego, el disgusto por un cese como el que sufrió no se lo va a quitar nadie. Me extraña un poco que las autoridades del área médica del IMSS no la hayan respaldado adecuadamente.
Como contraparte a lo anterior, está el caso del Dr. José Manuel Mireles, Subdelegado Médico del ISSSTE en Michoacán. Al contrario del caso anterior, Mireles no ha tenido un desarrollo en la Institución, su desarrollo como médico ha sido limitado, no tiene antecedentes ni en la docencia ni en la investigación y tampoco en la administración. Nadie discute su valor como líder social en algunos aspectos, independientemente de que sus acciones puedan avalarse o no, pero en todo caso, su nombramiento resulta sorprendente. Por supuesto, debe conocer ampliamente la geografía física y política de su Estado, pero no estoy seguro si esto sea suficiente para obtener un nombramiento que conlleva altas responsabilidades. Si el nombramiento no fuera suficiente para establecer una polémica, él solito se metió en graves problemas; en el curso de una semana realizó declaraciones públicas en las que denostaba de manera soez a las mujeres, lo más absurdo es que se refería a problemas que no son incumbencia de su responsabilidad como Subdelegado Médico
El segundo incidente sucedió después de que su primera participación había desatado un grave escándalo resonado por la prensa y también por las redes sociales. La petición de su cese surgió de todos lados, incluidas diputadas y diputados, Senadoras y Senadores, y también hombres del Poder Legislativo Federal. Desconozco si, de igual manera, por parte del local michoacano, sin embargo, primero surgió una defensa del mismísimo Presidente de la República, y hace sólo dos días el Director General del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez Pineda, dio por zanjado el problema al anunciar que Mireles ya había asistido a un curso rápido antimisógino y que estaba seguro que no reincidiría, pues seguramente lo aprobó con altas calificaciones.
Cosas veredes en la Cuarta Transformación.
Transformación de cuarta, donde importa mas la forma que el fondp
Creo que nos vamos a ir acostumbrando a desastares como estos . Que una mujer de la calidad científica y humana de la dra Nambo.figura más que conocida y respetada en el centro médico por varios años, sea denostrada y tratada como un ser de segunda, y sin embargo a un barbajan como Mireles se le conserve en un puesto para el que no está preparado, es muy sintomático de que los directivos del IMSS no estén dispuestos a defender la posición justa en contra de acciones populistas e ilógicas, fuera de contexto .” Mala tos le siento al perro”
Doctor Ramiro esta analogía que trata usted resulta totalmente opuesta ya que la distinguida doctora Nambo al parecer fue cesada injustamente y con el agravante de no haberla respaldada las autoridades del IMSS, caso contrario el del doctor Mireles, que como médico no ha sobresalido, aunque se debe reconocer su activa participación en la defensa social de su comunidad.
Así sea una eminencia la Doctora lo demeritar su poca empatía y calidad humana, e insensibilidad, esa profesión es para salvar vidas y es una actitud cobarde el que se enañen con la gente que está sufriendo y está vulnerable y supuestamente cuya la finalidad de un médico es aliviar su dolor y padecimientos, están sufriendo y así se merece que lo traten a uno, no piensan que en algún momento de la vida llegaran a estar enfermos y no desearían para sí ese trato. Se creen superiores a sus pacientes cuando gracias a ellos viven porque todavía tienen la desfachatez de cobrar consultas particulares cuando ahí precisamente empieza la desigualdad del país, todos deberíamos de tener acceso a la salud igualitaria para todos los estratos sociales.