“A principios de octubre, de este año, el periódico El Universal alcanzó los 103 años de existencia, durante los cuales, el diario se constituye como un referente para abordar los asuntos públicos del país y del mundo.
Uno de sus semanarios puntales, en los primeros años del siglo XX, lo fue El Universal Taurino, de cuyas exquisitas plumas recordaré a Carlos Quiroz Monosabio y a Rafael Solana, pues se requiere de mucho espacio en tan vasta historia –sin mencionar la restricción que existe actualmente–, para continuar el hilo de la crónica taurina extendida y en la que vertían su conocimiento e imaginación los cronistas como Pepe Alameda o Carlos León en el siglo pasado, y que han pasado de moda, como tantas otras prácticas en tiempo de la explosión de las redes sociales, en las que prevalece el mensaje corto.
Tratemos de imaginarlos regresando de la actual plaza del Toreo de la Condesa, El Palacio de Hierro, o de La México, con la cabeza reflexionando qué escribir, para describir lo visto en la tarde; durante el anochecer urgente del periódico, abrir la máquina –tal vez con la compañía de un café–, en la redacción del diario, y entonces darle plasticidad a lo que les entusiasmaba, o bien, poner puntos sobres las íes para externar, cada uno a su estilo, su crítica.
Cada una de ellas es una pieza literaria que expresa el arte efímero del toreo.
Hoy no hay tal espacio para hacerlo, y cuando amablemente me invitaron a escribir de toros en El Universal, sabía que en la versión impresa, el espacio me es “preciado” (como mi apellido materno) y trataré de aprovecharlo dejando un recuerdo de lo que acontezca en el transcurrir de la Temporada 2019-2020, que como todas, abre con la oferta de la empresa buscando complacer a los aficionados y hacerlos vibrar con sus acontecimientos.
Pues bien el escrito de la corrida que abrió la Temporada Grande en El Universal que se titula “Temporada Grande: Hermosillo arrancó con pie derecho”, es el siguiente:
El 3 de noviembre arrancó la Temporada Grande 2018-2019 en La México con una entrada que roza la media plaza en sus localidades. Se lidiaron siete toros de Julián Hamdan para los de a pie, que en su mayoría fueron sosos y poco propicios, excepto el primero. Para el de a caballo, Diego Ventura, fueron uno de Fernando de la Mora, “Marrón”, y uno de regalo de San Isidro.
Los que se llevaron el gato al agua fueron José María Hermosillo (quien se ungió como matador de toros, siendo el número 33 de su historia, después de que en la pasada década tres mujeres lo hicieran, siendo el primero el matador potosino Pepe Luis Vázquez en 1947) y Diego Ventura, que obtuvo un trofeo del noveno de regalo de San Isidro. Ferrera y Valadez voluntad y detalles.
Hermosillo brindó su segundo astado a los hermanos Vaca, socios de la ganadería de La Punta, quienes observaron la corrida al lado del secretario de Comunicaciones y Transportes, el ingeniero Javier Jiménez Espriú, un gran taurófilo.
Así las cosas, esperamos mejor suerte para el domingo siguiente con toros de Bernaldo de Quirós, para Morante, Joselito Adame y “El Calita”. Por ahí nos vemos. (03/11/19).
Como remate, dejo a reflexión el brindis que Diego Ventura ofreció el viernes 1° de noviembre, en Juriquilla, a Guillermo Hermoso de Mendoza, y si esto significará el que por fin veremos, en el cenit del toreo a caballo, la confrontación en el ruedo con su padre y que con el tiempo, se vean juntos en las plazas de América y en Europa.
Nada sería más apasionante que el duelo a caballo de quienes han gestado, junto con otros, crecidamente en la época más brillante desde que el toreo –antes que a pie– surgió a caballo y nos frotamos las manos por verlos anunciados en un mismo cartel.
Que así sea.”