CHAMBATEL de regreso, para los desocupados de la 4T

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En recuerdo de mi viejo amigo, Jesús Silva Herzog Flores, creador de la RENATA.

El 1º de marzo de 2001 me quedé sin trabajo, tras de la llegada de Fox al poder y la esperanzadora alternancia democrática. Como articulista de El Financiero se me ocurrió publicar el siguiente martes 6, un pequeño ensayo divertimento titulado CHAMBATEL, la RENATA y las Rejas de Catedral.

Disfruté destacando toda clase de servicios que un ex burócrata de mente abierta, con 30 años como funcionario público, podía ofrecer cuando ingresaba a la Reserva Nacional de Talentos (RENATA) vía un servicio telefónico muy elemental: CHAMBATEL. Tuve muchas llamadas de amigos conmiserantes; pero pocas nueces.

Después de casi un año como consultor e inventor de proyectos, Cancillería perdonó mi pasado anti-foxista; se acordó que yo había sido funcionario público de largo trote, embajador, director de un organismo de la ONU, y me invitó a representar a México en Sudáfrica, autorizándome a seguir escribiendo en este periódico. Ha sido una de mis más gratas, ininterrumpidas y fructíferas experiencias.

Hoy, después de haber sido embajador, director de institutos de pensamiento estratégico y académico de la IBERO y El Colegio de México, me encuentro de nuevo en la RENATA, en buen estado de salud física y mental, abierto al futuro y, como muchos mexicanos, esperando a ver qué nos trae la 4T. La diferencia es que, a mi tierna edad de 76 años, tengo un horizonte de tiempo más limitado por delante y muchas asignaturas pendientes que debo acomodar. Cuesta trabajo desprenderse del pasado, rechazar invitaciones a conferencias y seminarios, y reconvertirse a la vida personal, creativa y familiar.

Papeles.
Ilustración: Eduardo Estrada.

Eso de despertarse un lunes y tener bastante abierta la agenda diaria y semanal no es una labor sencilla. Disciplinarse para escribir la novela y el libro autobiográfico que siempre postergué son palabras mayores. Más aun cuando me llega un What´s App, el más reciente tweet de Trump, la Mañanera o Change que urge difundir; o toca el timbre de mi casa el recolector de la basura o el repartidor de frutas y verduras en el momento que uno pretende dar un teclazo en la computadora; o tu esposa te pide que pases por el banco a sacar billete del cajero automático “ahora que tienes tiempo, cuando vayas a cortarte el pelo –que ya te urge–” (a pesar de que uno tenga media cabeza de bola de billar y derecho moral a mitad de precio, que mi peluquero rechaza).

En consecuencia, he estado realizando un estudio de mercado para establecer un servicio de Chambatel II, para adultos mayores, académicos sin SNI y jóvenes desplazados por la austeridad presupuestal de la 4T, aspirantes a construir un futuro prometedor utilizando las redes sociales, Twitter, Facebook, Linkedin, y todos los medios digitales que se dejen. Se aceptan sugerencias y candidatos, sin compromiso, por supuesto.

Las primeras dos semanas del programa piloto he recibido numerosas y variopintas demandas de chamba, por lo que decidí establecer un sistema como el de los bancos que, como sabemos, es de acceso muy, muy rápido y eficiente.

Hay que llamar al 47 4747 4747. Contesta una grabación que precisa 7 categorías a seleccionar: si usted es migrante o ex-migrante marque 1; si es académico ex-afiliado al SNI marque 2; ex-empleado de empresa farmacéutica marginada de los concursos marque 3; tomatero o azucarero afectado por Trump marque 4; ejecutivo bancario o juez en desgracia marque 5; sicario en proceso de reconversión a plomero o carpintero marque 6; “mil usos” marque 7. Si no tiene idea de lo que puede o quiere hacer, pero busca chamba, espere en la línea y un mago, chamán o psicoanalista lo atenderá en algún momento.

Una voz femenina melodiosa grabada recomienda de inmediato esperar pacientemente porque “no hay ejecutivos disponibles de momento”, pero le pone música de fondo: algunas canciones mexicanas como Adiós mi Chaparrita; sigo siendo El Rey; mira Bartola ahí te dejo esos dos pesos, pagas la renta, el teléfono y la luz y, por supuesto, –a cambio de un módico pago inicial de tarjeta de crédito de 100 pesos, (reembolsable si no se consigue chamba)– música globalizada esperanzadora, en español, inglés, latín, chino o cualquier otro idioma.

Le damos opciones para escoger su música favorita: el Ave Maria de Schubert, o en versión exclusiva en arameo (la lengua que habló Jesús), para pedir mientras espera por todos los cristianos perseguidos o marginados (también tenemos video con bellas imágenes del Convento de Santa Tecla en Maalula, Siria). Otras opciones son el Sueño imposible del Hombre de la Mancha de Broadway (en la nostálgica versión en español de Claudio Brooks); I Wanna be Evil con la jazzista Eartha Kitt ; baladas de los 70 de Cat Stevens: Wild world, Moonshadow o Morning has broken; Esta tarde vi llover de Manzanero; los Beatles: Yesterday, Lucy in the Sky with Diamonds y, por supuesto,  All you need is love ; o para los jóvenes fin de siglo XX y milennials recién despedidos de una secretaría de estado o de “Construyendo el futuro”, música de Bad Bunny: El Chapo y Falsas mentiras (ya me cansé de buscarte y no poder encontrarte…).

Desempleo.
Imagen: Shutterstock.

Por supuesto tenemos también nostalgia que llegó para quedarse con Juan Gabriel, No tengo dinero y nada que dar y Hasta que te conocí, y José José: El triste; Ya lo pasado, pasado; Si me dejas ahora; y Promesas.

Finalmente, para los amantes de la ópera dramática –y por sólo 300 varos–, acceso a ópera china por 10 horas –sin aranceles gringos– o la versión completa de 36 horas del Anillo del Nibelungo de Wagner con un bonus: la Cabalgata de las Walkirias, recién grabada en Tapachula a ritmo de rap.

De vez en cuando, para que no cuelgue el teléfono el interesado mientras espera, se realizan en vivo remates de muebles de oficinas recién cerradas de PROMEXICO, el Consejo de Promoción Turística o guarderías, libres de impuestos.

Recientemente agregué un número 8, con el fin de que los miembros de la RENATA anoten sus servicios –breves, por favor–. He aquí algunas ofertas recibidas para documentar el optimismo post-Culiacán: “Se tejen capuchas del Santo, Bartres, Monreal y Yeidckol, en acrílico de taiwanajuato”; “Entrego a domicilio ametralladoras y balas calibre 50 Made-in-USA, preferentemente en la madrugada”; “Se construyen refinerías en una semana con  plásticos reciclados”; “Cuento  cuentos a niños y niñas que no tienen abuela”;  “Se venden carritos de tamales oaxaqueños, camotes y plátanos machos, con alarma garantizada para sindicalistas, abogados o jueces en desgracia”; “Se hacen encuestas rapiditas para candidatos a diputados o asambleístas”.

Habiendo escuchado múltiples grabaciones con mensajes soeces y recordadas de mi mamacita (que en paz descanse), me estoy convenciendo de que la demanda de trabajo es excesiva, la oferta efectiva de empleos muy limitada y la viabilidad del servicio de CHAMBATEL, financieramente dudosa e incluso peligrosa. Por ello estoy concluyendo que sería más saludable dedicarme a alguna otra forma de auto-empleo, cercana a mis experiencias profesionales y mis aspiraciones literarias insatisfechas. ¡Quién quita y me ofrezcan un contrato como cronista de la 4T!

Por lo pronto, como podrán observar, estoy desempleado, pero no desocupado. Cualquier oferta, demanda novedosa de chamba o sugerencia, envíenmela a mi correo electrónico camposmm43@gmail.com


* Este artículo fue publicado en El Financiero el 22 de octubre de 2019.

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