¿Qué es el AQ?, la inteligencia para sobrevivir en el futuro

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Al Coeficiente Intelectual (IQ) y a la Inteligencia Emocional (EQ) se une el Coeficiente de Adaptabilidad (AQ).

Por muchos años se pensó que el Coeficiente Intelectual (IQ) determinaba el nivel de inteligencia de los seres humanos, ya que mide la memora, el pensamiento analítico y la capacidad matemática de los individuos; elementos que podrían determinar el éxito en su vida profesional y laboral.

Después, llegó el término de inteligencia emocional (EQ), esas habilidades interpersonales de los individuos para autorregularse y comunicarse; factores que permitieron evaluar la inteligencia de una persona en relación con otras de mayor, igual o menor IQ.

Tanto el IQ como el EQ se consideran importantes para nuestro éxito profesional. Pero hoy en día, a medida que la tecnología redefine cómo trabajamos, las habilidades que necesitamos para prosperar en el mercado laboral también están evolucionando.

A estos dos tipos de inteligencia, los científicos han añadido el coeficiente de adaptabilidad (AQ), un conjunto subjetivo de cualidades definidas libremente como la capacidad de cambiar y florecer en un entorno de cambio rápido y frecuente.

El AQ no es solo la capacidad de absorber nueva información, sino la capacidad de resolver lo que es relevante, desaprender el conocimiento obsoleto, superar los desafíos y hacer un esfuerzo consciente para cambiar. El coeficiente de adaptabilidad también implica flexibilidad, curiosidad, coraje, resistencia y habilidades para resolver problemas.

Clave para conseguir empleo

La tecnología ha cambiado enormemente cómo se realizan muchos trabajos, y esta alteración continuará: en los próximos tres años, 120 millones de personas en las 12 economías más grandes del mundo podrán necesitar nuevas habilidades debido a la automatización, según un estudio de IBM de 2019. Esto se debe a que un algoritmo puede realizar estas tareas más rápido y con mayor precisión que un humano.

Dave Coplin, director ejecutivo de The Envisioners, una consultora de tecnología con sede en Reino Unido, señala que para evitar la obsolescencia, los trabajadores que realizan estos trabajos necesitan desarrollar nuevas habilidades como la creatividad para resolver nuevos problemas, empatía para comunicarse mejor y responsabilidad, usando la intuición humana para complementar el conocimiento de las máquinas.

“Si un algoritmo puede hacer el 30% de las tareas que solía hacer, ¿qué puedo hacer con esa capacidad libre? Los exitosos son aquellos que eligen hacer cosas que los algoritmos no pueden hacer”.

Lo bueno del AQ es que, aunque no puede medirse, los expertos dicen que puedes trabajar para desarrollarlo.

Penny Locaso, fundadora de la compañía educativa BKindred, dice que algunas personas tienen personalidades más curiosas o valientes, lo que puede explicar por qué son naturalmente mejores para adaptarse que otras.

“Sin embargo, si uno no continúa navegando por el borde de su incomodidad, la adaptabilidad con la que nace podría disminuir con el tiempo”.

Sugiere tres formas para aumentar la adaptabilidad: primero, limitar las distracciones y aprender a concentrarse para que se pueda determinar qué adaptaciones hacer.

Segundo, hacer preguntas incómodas, como pedir un aumento de sueldo, para desarrollar el coraje y normalizar el miedo.

En tercer lugar, tener curiosidad por las cosas que te fascinan a través de conversaciones más que buscando la respuesta en Google, algo “que hace que nuestros cerebros sean perezosos” y disminuye nuestra capacidad para resolver desafíos difíciles.

Edmondson dice que cada profesión requerirá adaptabilidad y flexibilidad, desde la banca hasta las artes.

Pongamos que eres un contador. Tu coeficiente intelectual te ayudará a pasar los exámenes para calificar, luego tu EQ te ayudará a conectarte con el entrevistador, conseguir un trabajo y desarrollar relaciones con clientes y colegas. Después, cuando los sistemas cambien o los aspectos del trabajo se automaticen, necesitarás tu AQ para acomodar esta innovación y adaptarte a nuevas formas de desempeñar tu labor.

Los tres coeficientes son complementarios, ya que todos te ayudan a resolver problemas y, por lo tanto, a adaptarte, explica Edmondson. Un candidato ideal posee los tres, pero no todos los tienen.

“Hay genios rígidos”, dice. Con un buen IQ, pero nada de AQ te costará adoptar nuevas formas de trabajar usando tus habilidades existentes, y un bajo AQ hace que sea más difícil adquirir otras nuevas”.

Con información de BBC Mundo

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