El panorama para 2020 apunta a que entre México y Japón las relaciones comerciales irán en crecimiento, siendo los mercados emergentes atractivos para Asia.
Ante la caída de los rendimientos de los bonos en destinos más tradicionales como Europa, los inversionistas japoneses empiezan a voltear a los mercados emergentes como el de México para colocar sus capitales.
Ante este panorama de incertidumbre a nivel global, 2020 se convierte en el año para economías como la mexicana y sudamericana que son vistas por los inversionistas con grandes atractivos al tener curvas de rendimiento más pronunciadas. Así lo destacó Akira Takei, administrador de fondos de renta fija global de Asset Management One en Tokio.
Japón cuenta con un gran superávit en cuenta corriente y los inversores nipones lo han ido reciclando con compras de bonos en mercados de grado de inversión en Europa, y más recientemente en China, para diversificarse de las tasas de interés extremadamente bajas en el país.
Sin embargo, pronósticos de políticas monetarias más expansivas en los principales bancos centrales del mundo debido a la desaceleración del crecimiento y la guerra comercial chino-estadounidense han llevado a los bonos a nuevos mínimos. Eso ha obligado a inversores japoneses, como aseguradoras y fondos de pensiones, a mirar más allá.
Italia y Sudáfrica están atrayendo a los administradores de dinero, ya que se encuentran entre los pocos países que todavía cuentan con una curva de rendimiento pronunciada. En ambos países, los rendimientos a largo plazo están muy por encima de los más cortos.
Con datos referidos por Expansión, el Banco de Japón (BoJ, por su sigla en inglés) ha enviado señales claras de que permitirá que la curva de rendimiento se pronuncie para ayudar a los bancos e inversores nacionales a ganar dinero, pero, después de años de alivio cuantitativo, gerentes de cartera como Takei no están impresionados.
El diferencial entre los bonos del gobierno sudafricano a dos y 10 años es de alrededor de 150 puntos básicos, frente a un simple diferencial de 10 puntos básicos en Japón para los mismos plazos.
En contraste, las curvas de rendimiento en Estados Unidos y otros mercados desarrollados son extremadamente planas debido a las presiones inflacionarias moderadas y la incertidumbre sobre el crecimiento.
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