Hace casi diez años en Bilbao se lidió un encierro propiedad de Francisco de Borja Domecq, y al término del festejo hablé con quien esta semana se nos adelantó en el imparable paseíllo de la existencia.
Lo recuerdo como si fuera hoy, la alegría de un hombre de carácter fuerte, a la par bonachón, quien después de su éxito, departía con amigos y familiares celebrando su encierro por la largueza en la embestida, la nobleza al acudir a los engaños, con la presentación que exige el público bilbaíno en cuanto a la morfología; caras serias, encornaduras bien desarrolladas, rabos largos y en conjunto cuerpos fuertes y musculosos.
El resultado de aquella tarde fue triunfal, para Iván Fandiño con dos trofeos; uno obtuvo David Mora y “El Cid” (Manuel Jesús Cid Salas) se fue en blanco.
Los antepasados de Borja llegaron a España en el siglo XVIII y uno de ellos, Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, bodeguero de origen francés afincado en Jerez, compró en 1930 la legendaria ganadería del duque de Veragua, con el propósito de prestigiarse social y comercialmente y, además, satisfacer una gran afición por el ganado de lidia.
Los hijos de Juan Pedro, Álvaro, Pedro y Salvador de apellido materno Díez, heredaron su vocación y también, aprovechando consejos y métodos de su gran amigo y vecino de finca, José Ramón Mora Figueroa.
Juan Pedro Domecq y Díez, junto con sus hermanos, fueron arquitectos del toro de lidia contemporáneo. El encaste estuvo adaptado a su personal, interpretación de la tauromaquia de Juan Pedro y lo denominó “bravura integral” –capacidad del toro para luchar en los tres tercios–.
Fallecido Juan Pedro en 1975, la ganadería pasó a ser dirigida por su hijo Fernando Domecq Solís, hasta que tres años más tarde, el hierro originario de Veragua, fue transferido a su hermano Juan Pedro Domecq Solís, quedando adscritas el grueso de las reses al otro hierro familiar de igual nombre que la finca matriz: “Jandilla”, que desde 1987 fue la marca ganadera de Borja.
Le pregunté a Borja en alguna charla: “¿Cómo surgió el nombre de Jandilla?”.
Al morir mi padre nos dimos cuenta de que la marca, si llevaba el nombre de la persona, tenía sus días limitados, como es limitada la vida del ser humano, así que hicimos el esfuerzo de crear una segunda marca que sonara bien y tuviera un “algo que ver”. La Laguna de la Janda –una de las más importantes en la geografía española por aquel entonces– terminaba en la finca donde pastaban las vacas. De esta forma, Jandilla es un diminutivo que hace referencia a la cola de la Laguna de la Janda.
Es importante mencionar que tanto Borja como en conjunto los Domecq, mantienen una gran amistad con la familia Barroso, y en 1997 la ganadería de Jaral de Peñas importó 19 vacas y dosis de esperma de los mejores sementales del ganado de sus ganaderías, principalmente Jandilla.
Hoy más de una docena de ganaderías mexicanas a través de Jaral de Peñas, tienen esa estirpe.
En 2002 Borja Domecq Solís formó también el hierro de Vegahermosa con productos de esa misma procedencia genética con la que hizo un brillante trabajo que le llevó a situar la ganadería entre las más destacadas de las últimas décadas.
Así las cosas y, con el transcurrir del tiempo, se encontraron dos casas ganaderas en España y México, que tienen en común en su árbol de ascendencia, al Conde de la Corte. Jaral de Peñas se fundó por Don Luis Barroso Barona en 1972, con ganado de San Miguel de Mimiahuapan –desde aquel año propiedad de Don Alberto Baillères–, y esa prestigiada ganadería desde su fundación en 1948, tuvo como semental de la ganadería a “Emperador”, origen de Conde de la Corte. Emperador padreó más de 16 años en Mimiahuapan, dejando una larguísima descendencia.
Hermanos de Francisco de Borja Domecq, fueron los también prestigiosos ganaderos Juan Pedro, propietario de la divisa que llevaba su nombre, y Fernando, con la de Jandilla –hasta 1987– y posteriormente con la de Zalduendo.
Fernando se nos adelantó en el paseíllo el pasado año, tras haber vendido el hierro a Alberto Bailares hace algunos años, mientras que Juan Pedro se fue a la Gloria en abril de 2011; hoy su hijo, del mismo nombre, es quien conduce el carro.
Por otra parte, Borja (Francisco de Borja Domecq) nació en Pamplona y deja a su vez a su hijo, llamándose igual, las riendas de ganaderías de prosapia.
La última vez que hablé con él, estaba muy orgulloso de que Borja, su sucesor, llevará las riendas, y comentamos sobre “Horroroso”, número 74, negro, 540 kilos, lidiado en la Plaza de Toros de Valencia el 18 de marzo de 2019 por Sebastián Castella, para cuyo comportamiento en el ruedo se pidió el indulto, y que finalmente la autoridad no lo concedió, dándole a cambio el homenaje de la vuelta al ruedo a los restos y de quedar como anécdota. La noticia como se entiende nos causó dolor.
Se ha ido un buen hombre, le vamos a extrañar, un abrazo a sus seres queridos.
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